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Homilía para la Eucaristía del domingo 22 de diciembre de 2024.

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO. C.

Miqueas 5,1-4: -anuncio enigmático en el que se vaticina el nacimiento del futuro Rey-Pastor del Pueblo de Dios, entroncado con la dinastía de David. Él traerá un Reino de Paz.

Hebreos 10,5-10: El autor presenta el auténtico y verdadero sacrificio: el de Cristo, el Hombre-Dios, que viene a cumplir con la Voluntad de Dios. Se muestra el misterio de la Encarnación como la ofrenda que agradó a Dios.

Lucas 1,39-45: María visita a Isabel, Dios a la humanidad, por medio de la Encarnación. La familia del Bautista es la primera en ser beneficiada, es objeto de bendición.

1.- Ya no queda nada para que llegue la visita esperada; Ya llega el Salvador. Dios entra al mundo, a la humanidad, por medio de la Encarnación del Verbo. Dios llega al hombre haciéndose hombre.
Ya el profeta anuncia que esta visita no trae la paz, sino Él mismo es la Paz que viene a instalarse en medio de la humanidad
Dentro de las muchas cosas que se pueden decir de la Encarnación hoy podemos decir que con la entrada de Dios en el mundo se instaura una nueva y definitiva Alianza, mejor que las anteriores, ya que es Dios mismo el que se hace presente, se instala en la humanidad al encarnarse. El Verbo eterno del Padre se une a la humanidad en Alianza eterna, nos trae algo nuevo.

2.- Por eso, el autor de la carta a los Hebreos, haciendo una exégesis del salmo 39 dice: Me has dado un cuerpo…entonces dije: aquí estoy para hacer tu Voluntad”. Es un sacrificio porque es la oblación-entrega de lo mejor que tiene: su voluntad. “He aquí que vengo para hacer tu Voluntad”; es la mejor manera de expresar la Alianza con Dios.
Si nos preguntamos ¿Por qué Dios se hace hombre? Podríamos decir, porque, al encarnarse el Verbo, es lo mejor que pudo hacer: realizar en plenitud la Voluntad de Dios. Y este es el mejor sacrificio, el único que agradó a Dios.
Nos podemos dar cuenta, hermanos, que poco a poco la liturgia nos va metiendo en el núcleo del Misterio de la Encarnación, el Misterio de la Navidad.

3.- El Señor hizo en su Encarnación lo que el hombre no ha sido capaz de hacer. El ser humano no fue capaz de hacer la Voluntad de Dios, sino que siempre ha pretendido suplantar a Dios, se cree Dios. Y ese es su mayor pecado, que se ha manifestado con el correr del tiempo de diversas maneras. No hemos sabido ser fieles a Dios; por eso no sabemos tener ni vivir en paz, en reconciliación.

4.- Es interesante constatar que en la Sagrada Escritura las intervenciones de Dios son calificadas como “Visitas” del Señor, ya sea a su Pueblo, o algún personaje determinado.
Lucas en esta escena nos presenta al Señor, que está en gestación, que visita a Juan, que también está en gestación en el seno de su madre. Si por la Encarnación Dios “Visita”, interviene en la humanidad, la primera beneficiada, después de María, es la familia de Isabel.
María, como otrora en Israel, es el Arca de la Alianza, ya que Ella trae a Cristo, la Paz de Dios.
No sólo Ella es la Bendita entre todas las mujeres, sino todo aquel que acepta y se deja visitar por el Señor.
El Señor siempre está visitando a la humanidad. Pero como dice san Juan 1,11: “El Verbo vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Lo mismo sucede hoy.
Dejémonos visitar, invadir por el Señor que viene. Entonces sí que también nosotros seremos objeto de bendición de parte de Dios.
Ya llega el Señor; preparémonos para recibirlo.

Hno. Pastor.