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Comentario al Evangelio del viernes 06 de diciembre de 2024.

LA PALABRA DE DIOS ILUMINA NUESTRA VIDA Y NUESTRO DÍA. VAMOS A REFLEJAR LA PALABRA DE DIOS – Mt 9,27-31.

Eres una persona de fe, así que cambia la palabra «dificultades» por «desafíos» y verás la diferencia… con esto perderás el miedo a arriesgar… Si sale bien, ganas. Si sale mal, aprendes. Sabemos que Dios está empeñado en alegrar nuestra vida, ofreciéndonos su salvación. Apoyado en nuestra fe, cura nuestra ceguera y nos ofrece su luz ante nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

Queridas hermanas y hermanos, en el Evangelio de hoy, somos testigos de un hermoso milagro de Jesús, uno que revela no solo su poder divino, sino también su inmensa compasión y misericordia. Dos ciegos siguen a Jesús, clamando: “¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!” Este grito desde el corazón muestra la profunda fe y la desesperada esperanza de estos hombres, que confían en que Jesús puede devolverles la vista. Al llegar a la casa, Jesús les pregunta: “¿Creen que puedo hacerlo?” Ellos responden: “Sí, Señor.” Con esta simple afirmación de fe, Jesús toca sus ojos y dice: “Que se haga en ustedes según su fe.” Y sus ojos se abren. Este milagro no solo restaura su visión física, sino que también simboliza una revelación espiritual, una apertura de los ojos del alma para ver y creer en la luz de Cristo. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe y confianza en Jesús. ¿Tenemos la misma certeza y esperanza que estos dos ciegos? En nuestra vida cotidiana, podemos encontrarnos con situaciones de oscuridad y confusión, momentos en los que nos sentimos perdidos o sin esperanza. En estos momentos, el ejemplo de los ciegos nos anima a clamar a Jesús con fe sincera, confiando en su poder y en su amor incondicional. El Adviento es un tiempo especial para renovar nuestra fe y nuestra esperanza. Es un tiempo de preparación para la venida de Cristo, no solo en la celebración de la Navidad, sino también en nuestras vidas diarias. Al igual que los ciegos del Evangelio, estamos llamados a seguir a Jesús, a confiar en su misericordia y a abrir nuestros corazones a su presencia transformadora. Este Evangelio también nos recuerda la importancia de la misericordia y la compasión. Jesús respondió al clamor de los ciegos con un acto de amor y sanación. Estamos llamados a imitar su ejemplo, siendo instrumentos de misericordia en el mundo, ayudando a aquellos que están en necesidad, tanto física como espiritual. Queridas hermanas y hermanos, en este viernes de la primera semana de Adviento, pidamos al Señor que fortalezca nuestra fe y nos ayude a ver con los ojos del corazón. Que podamos abrirnos a su gracia y a su amor, y ser testigos de su luz en el mundo. – Hermano Mauricio Silva dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.