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Homilia para la Eucaristía del domingo 14 de julio de 2025

DOMINGO XV DEL AÑO B.

Amós 7,12-15: El Profeta es rechazado por anunciar un castigo de parte del Señor.

Efesios 1,3-14: Pablo eleva un Himno al Plan divino de salvación destacando algunas bendiciones que Dios ha hecho a los hombres.

Marcos 6,7-13: El Señor elige y envía con poder a los doce discípulos a quienes constituye en Apóstoles.

1.- La Palabra de Dios nos hablaba el domingo pasado de cómo el Señor envía al Profeta, a un hombre. Hoy nuevamente la Palabra vuelve a tocas el tema, pero desde otra perspectiva.

Tanto el  evangelio como la carta de san Pablo nos hablan de una elección.

Si partimos por la carta a los Efesios, en el texto Pablo bendice a Dios, alaba a Dios. Y la razón por la que lo alaba es porque Él nos ha colmado de bendiciones. Y la principal bendición es que en Cristo hemos sido elegidos, seleccionados por Él. Y ¿para qué nos ha elegido? Y el Apóstol da una serie de razones: para ser santos, irreprochables, para ser sus hijos muy queridos; por eso nos ha perdonado. O sea, de una manera muy concreta se nos da a conocer en qué consiste el Plan de salvación. Por eso podemos decir que Dios nos ha bendecido, es decir, nos ha salvado.

2.- Dice el evangelio que el Señor llamó a los doce, los eligió para hacerlos “Apóstoles” suyos. Es decir, los eligió como sus representantes, no sólo mensajeros, profetas, testigos o heraldos. No, representantes  suyos. Porque el Apóstol es un enviado con  pleno poder, con el poder de quien lo envía, es decir, con el poder de Cristo.

Esto trae una consecuencia: el representante debe mostrarse en su comportamiento. San Juan en su Primera carta dice: “El que dice que permanece en Él debe andar como Cristo anduvo”.  Es decir, el estilo de vida de un Apóstol debe ser como el de Cristo y de este modo lo representa adecuadamente.

3.- Amós fue rechazado por llevar un mensaje incómodo a los de su tiempo.

Hoy la sociedad rechaza a la Iglesia. Y puede que haya dos razones al menos para hacerlo. Una razón es porque la Iglesia no es creíble por su modo de actuar. Otra razón es porque a veces debe mostrar no sólo de palabra, sino también con hechos, cuál es el camino que Dios quiere para todos los hombres. ¡Cuántas veces hemos leído el algunas murallas grafitis que dicen: “FUERA LA IGLESIA”. Como a Amós, que se le dijo: “Vete de aquí, vidente”.

Ya veíamos en el evangelio del domingo pasado cómo Jesús fue rechazado por sus coterráneos. Y siempre habrá una razón para rechazar.

4.- Pero el Señor sigue llamando, sigue eligiendo, sigue enviando. Envía a sus mensajeros, envía a sus representantes. Nos ha elegido a todos nosotros, nos ha colmado de bendiciones y nos predestinado a ser los hijos muy queridos. Y nos elige y nos envía a proclamar el mensaje de salvación a toda la gente.  Y debemos nosotros  proclamar el mensaje de dos maneras.

Una, por medio de un estilo de vida coherente, evangélica. Y si fuere necesario, proclamar de palabra el mensaje del Señor. A veces no es posible predicar (y llegará el día que se nos prohíba predicar),  pero sí siempre podremos mostrar con nuestra vida el mensaje de Cristo.

Pienso que bien podemos hacer de la oración atribuida a san Francisco un Programa de vida, un Plan de trabajo. Ya que:

  • Donde haya odio  pongamos amor
  • Donde haya ofensa pongamos perdón
  • Donde haya discordia pongamos unión    etc., etc.

¿Te atreverá a hacerlo?

Hno. Pastor.