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EDD. sábado 04 de mayo de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,1-10):

EN aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había alli un discipulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.
Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,1-2.3-5

R/. Aclama al Señor, tierra entera

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,18-21):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

El texto de los Hechos nos habla de una Iglesia que ya ha recorrido un cierto camino, y comienza a formarse una segunda generación de cristianos: hijos de creyentes que también aceptan la fe y se consagran a la misión, como en el caso de Timoteo. Un buen ejemplo de llamada y vocación en el tiempo de la Iglesia. No deja de sorprender el detalle de su circuncisión por decisión de Pablo, tan decididamente opuesto a ceder a las prácticas judías. Supongo que los exégetas discutirán la historicidad de este dato. Podemos, sin embargo, interpretarlo con benevolencia, como aplicación de la máxima del mismo Pablo, “me he hecho judío con los judíos, para ganar a los judíos (…); me he hecho todo a todos, para ganar a algunos” (1 Cor 9, 20.22). Los principios, al final, deben ceder o, mejor, someterse, al gran principio del amor. Ese es el principio inspirador del Espíritu, que, como indica el texto de los Hechos, es el que guía realmente la misión apostólica.

De hecho, en el relato de hoy se está a punto de dar un paso decisivo en la expansión del Evangelio: el paso a Europa. Europa, por boca de un macedonio, pide ayuda. Así hay que entender la evangelización: no es una conquista, un sometimiento, la victoria de determinada ideología, sino la ayuda que Dios nos ofrece, tendiéndonos la mano por Jesucristo. Y así tiene que entender la Iglesia su misión también hoy, abandonando todo complejo, creer que su misión es hacer llegar la ayuda de Dios a todos en el asunto más decisivo de nuestra vida: el de la salvación.

Evitar la tentación de la conquista y la victoria no es cosa fácil, pues la vieja mentalidad nos acompaña, pese a todo. Pero precisamente la promesa de Jesús de que nuestra misión irá con frecuencia acompañada de odio y persecución, nos ayuda a superar esas tentaciones. El fondo de nuestro ser grita como el macedonio: “¡ayúdanos!”. Y es esa honda necesidad la que coopera para la aceptación del Evangelio y el éxito de la misión. Pero en el ser humano habita también el pecado, que por los más variados motivos rechaza el mensaje evangélico, trata de acallarlo y rechaza y persigue a los que lo proclaman.

La Europa que pedía ayuda por medio del macedonio, parece que hoy está más inclinada a rechazar a Cristo, renegando de sus raíces cristianas. Pero tenemos que saber discernir en medio del griterío que impugna el Evangelio, el otro grito más hondo que sigue implorando ayuda. En realidad, las dos tendencias existen en cada uno de nosotros. Debemos discernirlas en nosotros mismos, para que triunfe esa voz más profunda y auténtica, de manera que, como Pablo y sus compañeros, podamos embarcarnos en la misión “seguros de que Dios nos llama a predicar el Evangelio”.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-sabado-de-la-v-semana-de-pascua/?occurrence=2024-05-04