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Homilía para la Eucaristía del domingo 04 de febrero de 2024.

QUINTO DOMINGO ORDINARIO.

Job 7,1-4.6-7: El texto expresa la situación del hombre sufriente en este mundo. La vida es un servicio mal pagado. Se siente agonizar.

1Corintios 9, 16-19.22-23: Para Pablo el anuncio del evangelio es como la prestación de un servicio, como el de un esclavo. Se siente obligado a evangelizar.

Marcos 1,29-39: Jesús sana a muchos de sus males. Y, otro aspecto, Jesús dedica largo tiempo a la oración para estar a solas con su Padre.

1.- Si partimos con una mirada negativa, hemos de admitir que el mundo, la humanidad, el ser humano están enfermos. Y esta enfermedad es una sola, pero que se manifiesta de muchas formas y síntomas: enfermedades físicas, psíquicas, morales, etc. El Pecado.

En este sentido el  libro de Job es muy decidor; escrito alrededor del destierro en Babilonia, no sólo es expresión del dolor individual, sino del dolor de un pueblo totalmente traumatizado, destruido, postrado. Por eso, ¿qué es la vida? Un servicio, una esclavitud, una servidumbre mal pagada.  Y Job e Israel se siente agonizar. Job, y el que sufre, se siente “presa de inquietud hasta la aurora”.

2.- La realidad es que todos estamos sometidos, contagiados con esta peste que se llama Pecado-Mal, y nos provoca tanto sufrimiento.

Pero he aquí que donde abunda el mal abunda el remedio. El mismo Marcos, al inicio de su evangelio nos presenta a Jesús predicando la Buena Nueva del Reino (cfr. Marcos 1,13-14); en otras palabras, viene a traer el remedio para la enfermedad que aflige al mundo, trae el Reino de Dios, es decir, la salvación de Dios que se hace presente. Y san Pablo se siente obligado, como un esclavo, a ser un proclamador de la Buena Noticia del Reino. Y por este mensaje es capaz de “hacerse todo para todos para ganar por lo menos a algunos”.

3.- Toda la humanidad sufre, lo sabemos por experiencia. Aparte de las enfermedades y tantos males, vemos a diario en las noticias cuánta gente sufre por las guerras: civiles, mujeres, niños, que son víctimas de la barbarie de la guerra tanto en medio Oriente como en Ucrania  en América latina. Ciudadanos inocentes que sufren la maldad de los delincuentes, y también la indiferencia de los políticos, que están preocupados de otras cosas. ¿Estoy exagerando? Desgraciadamente no.

Frente a esta realidad unos optan por vivir por vivir, sin preocuparse de nada. Otros caen en un pesimismo tremendo, como Job, que se siente abandonado no solamente de los hombres, sino también de Dios. “¡Dos míos, Dios míos, ¿por qué me has abandonado?”. El grito de Cristo que es el grito de toda la humanidad.

4.- Pero he aquí que Jesús, el que es capaz de pasar largas noches con su Padre, no se evade, sino nos trae una Buena Noticia en acción, porque Él sabe que “para eso ha salido del Padre” y se ha metido entre nosotros.

Con tres verbos en evangelio indica el mejor modo que tiene Jesús para relacionarse con el oprimido: se acercó, entra en contacto (la tomó de la mano), y la levantó, que en griego significa también “Resucitó”. Y esto hace Jesús con el que cree en Él: se acerca a nosotros, toma contacto con el creyente y lo levanta, lo pone de pie; en otras palabras, le devuelve la dignidad. ¡Hay tanta gente postrada! Físicamente postrada, espiritualmente postrada, humillada. El que sufre un asalto se siente menoscabado, invadido, humillado. Y todo eso es pecado, maldad. Y Dios nos quiere de pie, con la dignidad de Hijos suyos, porque no quiere que suframos.

Hoy se realiza todo esto. Él se acerca a nosotros, toma contacto con nosotros y nos levanta. Que se note en la vida que esto es así. Vivamos la fe con alegría, no estamos solos y celebremos al Señor que nos salva gratuitamente, porque Él nos quiere.

Hermano Pastor Salvo Beas.