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Homilía para la Eucaristía del domingo 21 de enero de 2024.

TERCER DOMINGO ORDINARIO.

Jonás 3,1-5.10: Narración ficticia que muestra cómo Dios con su amor triunfa sobre la malicia humana.

1Corintios 7,29-31: El Apóstol plantea un nuevo horizonte: el futuro del Reino, que relativiza todo. Sólo el Reino de Dios es absoluto.

Marcos 1,14-20: Jesús inicia su ministerio anunciando la llegada del Reino de Dios y la necesidad de convertirse.

1.- Tanto en el texto de Jonás como en el evangelio de Marcos encontramos la misma invitación: a la conversión. Pero, ¿qué es conversión? Literalmente significa “Volverse a Dios”. Es decir,  no seguir dándole la espalda a Dios, sino darle la importancia que Él tiene. Volverse a Dios, también significa desde los pecados, como el hijo Pródigo que volvió a su Padre desde su situación de pecado. La narración de Jonás, aunque ficticia, contiene varias lecciones. Nínive, símbolo de la ciudad pagana perdida, frívola y mundana. Sin embargo ante la predicación de Jonás se convierte, mientras Israel siempre se ha rebelado. El contraste subraya la incredulidad del Pueblo de Dios, que es rebelde y contumaz. También enseña que Dios, con su amor,  triunfa sobre la malicia del hombre. Pero condicionado, eso sí, no a sus cultos y sacrificios, sino a la verdadera conversión del corazón.

2.- En el Evangelio se dice que Jesús también invita a la conversión. Pero hemos de tener en cuenta que la motivación es otra. En Jonás: Nínive será destruida. Lo mismo el Bautista: “Raza de víboras, ´quién les ha enseñado a escapar de la condena que llega?” (Lucas 3,7). En Jesús, en cambio, dice el texto: que “Proclamaba la Buena Noticia de Dios. El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio”. Es decir, la conversión según el texto, es creer = aceptar la Buena Noticia. ¿Cuál? El Reino de Dios. Con Jesús irrumpe algo nuevo y bueno, no un castigo, llega el tiempo de la salvación, lo que exige de nosotros un cambio, un aceptar el Proyecto de Dios.

3.- Esto me hace pensar en lo siguiente. Jesús proclama una Buena Noticia =Evangelio. Pero, ¡cuántas veces en nombre del evangelio se dan malas noticias. Muchos se conforman con ritos, penitencias y sacrificios, pero que son estériles. No olvidemos lo que dice la Palabra: “Misericordia quiero y no sacrificio” (Mateo 9,13).

Por otra parte, mientras los paganos absolutizan todo lo que no es Dios, dándole la espalda a Él, lo mismo sucede hoy con mucha gente: para ellos todo es Dios: la ideología, el dinero, etc. Sin embargo nos dice san Pablo en su carta que todo es pasajero; sólo el Reino es absoluto.

4.- La lección es clara. ¿Somos convertidos? ¿Por qué? ¿Por miedo al infierno, al castigo, a tanto cuento que existe, como en el YouTube, por ejemplo.

La única motivación válida para ser cristiano, convertirse, es y debe ser una motivación positiva: porque la salvación, el Reino está cerca. Entonces sí comprenderemos lo que dice Aparecida sobre la Alegría de ser discípulos y misioneros. “La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo”. (Aparecida 1.2). Se nos invita a vivir la alegría de la fe.

Hoy nos encontramos con el Señor que nos está invitando a seguirle; nos conviene porque nos da una Buena Noticia. Aprovechemos este encuentro, y todos los encuentros que Él nos proporciona. Entonces sí que vale la pena ser cristiano.

Hermano Pastor Salvo Beas.