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Homilia para la Eucaristía del domingo 14 de enero de 2024.

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

1Samuel 3,2-20.19: La vocación de Samuel, que tiene una misión muy importante en el Pueblo de Dios. Samuel obedece a Dios.

1Corintios 6,13-15.17-20: La carta toca un tema actual: la libertad sexual; de ahí la conducta sexual del cristiano.

Juan 1,35-42: Los primeros discípulos: Jesús los admite en su espacio y los transforma en discípulos.

1.- Si nos preguntamos ¿quién es Dios? podemos encontrar varias respuestas. Al escuchar la Palabra de Dios podemos decir: Dios es el que siempre llama. Llamó a la existencia a todo lo que existe. Llama siempre a una persona para una misión determinada

En la primera lectura aparece Dios llamando al joven Samuel. Samuel es figura clave en la Historia de Salvación, ya que él fue sacerdote, profeta y juez. Es clave porque fue el protagonista de un cambio de época en Israel. El pueblo que era de costumbre tribal pasó a tener un rey. A eso lo llama Dios y él obedece. Pero cabe destacar el rol del sacerdote Elí, quien puso al inexperto joven en presencia del Señor. Porque dice el texto que “Samuel no conocía al Señor”, es decir, no tenía experiencia de Dios; por eso no distingue la voz del que lo llama.

Toda vocación requiere discernimiento, de alguien que ayude a distinguir y aclarar el llamado.

2.- Todos tenemos una vocación fundamental. Dios nos ha llamado a su seguimiento, a ser sus discípulos. Dios nos llamó por medio de nuestros padres, de otro discípulo. Pero Dios no tiene normas fijas, pues puede llamar de improviso, como aconteció con San Pablo, o de forma oculta y misteriosa, en la que poco a poco la persona descubre el llamado fundamental: el llamado a la fe. Somos creyentes porque fuimos llamados al seguimiento del Señor. Y la vida cristiana es una vida de Discipulado (de seguimiento). Pero hablar de una vida de discipulado es hablar de las exigencias éticas que Jesús propone, es decir, una forma de vida nueva, que nace de una visión nueva de todo: de Dios, del mundo y del hombre. Y aquí cabe lo que dice san Pablo en su carta sobre la conducta sexual de un discípulo, una conducta diferente a la del pagano. Nosotros tenemos una antropología diferente. Para nosotros el ser humano no está dividido en cuerpo y alma, ya que esto lleva a un falso espiritualismo, que menosprecia el cuerpo y la sexualidad. Hablando en sentido cristiano, la persona humana no “tiene cuerpo”, sino “es cuerpo”, y somos templos del Espíritu Santo, Dios habita e nosotros.

3.- Pocos entienden todo esto.  Como pocos tienen conciencia de ser  llamados por Dios. Tal vez el problema es que nadie le ayudó a darse cuenta de esta realidad. Están como “Samuel, que no conocía al Señor”. Y falta la persona que ayude a otro a conocer al Señor. Y esa persona es: el sacerdote, el padre, la madre, el catequista, siempre y cuando sean personas de Dios. Por eso hoy día impera un neo paganismo, que genera una concepción errada del hombre, del sexo. De ahí todas las desviaciones.

4.- El Bautista da a conocer a Cristo a sus seguidores, los que se quedaron con Jesús. Andrés se encontró con su  hermano  Simón y le presentó a Jesús. Igualmente la vocación cristiana se realiza a través de otro, no siempre por generación espontánea.

En el texto Jesús hace una pregunta clave a los que iban en pos de Él: “¿Qué quieren?” ¿Qué buscan? Pregunta que también hace en el Huerto de los olivos a sus perseguidores (cfr. Juan 1 8,4), pregunta que hará también a la Magdalena: “¿Qué buscas?” (Juan 20,15). También la hace hoy a cada uno de nosotros: ¿A quién buscas? Se la hace a toda la gente que busca a Dios, lo trascendente y no lo encuentra. ¿Por qué no lo encuentra? Tal vez falta quien oriente, quien dé a conocer al Señor.

Hoy debemos tomar conciencia de nuestro llamado que Dios nos hace y nos sigue haciendo. Como Samuel digamos: “Habla, Señor, porque tu servidor escucha”. Y con el salmista digamos: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu Voluntad”.  No basta con escuchar, hay que obedecer.

Hermano Pastor Salvo Beas.