Skip to main content

Homilia para la Eucaristía del domingo 31 de diciembre de 2023.

LA SAGRADA FAMILIA.

Génesis 15,1-6: 17,5; 1,1-3: El texto muestra cómo la paternidad viene de Dios, es un don de Dios. Es Él quien da la fecundidad y la vida, porque es fiel en su Alianza.

Hebreos 11,8.11-12.17-19:  La carta propone modelos de fe: todos creyeron en Dios dador de la vida

Lucas 2,22-40: Vemos a Jesús presente en el Templo, entra a purificar. Los padres cumplen con la Ley, pero, sobre todo, Jesús viene como Luz de los pueblos.

1.- Celebrar la Navidad es contemplar al Señor que viene, que entra. ¿A dónde entra? A la humanidad, por eso la sume; entra a un Pueblo y sus tradiciones, por eso las cumple; pero sobre todo entra a la realidad más importante de la humanidad: la Familia, que es el nido o incubadora donde se desarrolla integralmente la persona.

Ya en el Génesis aparece la paternidad como un don de Dios. Ya que, según san Pablo: “Del Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra” (Efesios 3,15). Él es la Fuente de la vida. Y si Él es el Padre, como nos lo da a conocer Jesús, nosotros somos hijos. Hablar de Padre es hablar también de hijo y viceversa. Y porque la paternidad en un don hay que saberlo vivir y apreciar. No se debe ver como un mero fenómeno biológico. Dígase lo mismo de la maternidad; también es un don de Dios al que hay que saber valorar y cuidar.

2.- Desde la perspectiva de la fe la Familia es vista como: una comunidad de amor y vida, un lugar de comunión y cenáculo de oración,  escuela del evangelio e Iglesia doméstica.

Si para toda la humanidad la familia es un elemento clave que debe ser respetado y cuidado, con mayor razón para los cristianos. Con la vivencia del amor familiar cristiano se hace un real y valioso aporte a la comunidad humana. No se trata de imponer nuestro esquema o modelo de familia, ya que existen muchos modelos en la sociedad actual.  Pero sea el modelo que sea, todos deben estar impregnados de valores como el Amor, la fidelidad y el respeto.

3.- Bien sabemos que una sociedad se fundamenta en la estabilidad familiar. Si una persona crece en un ambiente familiar inestable, donde no se respeta ningún valor, ésta será una persona con muchos vacíos, lo que le costará muy caro en el futuro.

Es triste ver el espectáculo que se da hoy día respecto a los hijos: “los tuyos, los míos y los nuestros”. ¿Qué calidad de personas surgirán de este almácigo de la vida?

Si la sociedad se fundamenta en la familia, el Estado tiene el deber de velar por la familia, debe crear buenos planes que redunden en el bienestar de la familia tanto en la salud, la educación, lo laboral, como también en la vivencia de valores fundamentales como la vida y la libertad.

4.- “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Dice el evangelio de hoy que “llegado el día fijado para la purificación” Jesús entra. Sí, entra al Templo para purificarlo, entra a la humanidad para purificarla, entra a la familia. En una palabra, el Señor entra a purificarlo todo, a sanearlo todo, porque todo está contaminado de pecado, de maldad.

Dejemos que el Señor entre en nuestra realidad humana y la sanee y la ilumine.  Porque necesitamos familias sanas, necesitamos almácigos que brinden un buen clima humano en el que se desarrollen las personas, los futuros cristianos.

Somos la familia de Dios. Es nuestro Padre el que nos convoca en torno a la mesa de su Hijo. Al participar de esta mesa santa participamos y hacemos comunión con la mejor de las Familias: la Comunidad Divina de Amor. Jesús nos hace partícipes de esta Familia Divina con su Encarnación y en esta Santa Comunión. Celebremos, hermanos.  Y que a todos les conceda un feliz año 2024.

Hermano ¨Pastor Salvo Beas.