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Homilía para la Eucaristía del domingo 26 de noviembre de 2023.

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY


Ezequiel 34,11-12,15-17: Una fuerte crítica a las autoridades de Israel. Por eso ahora Dios será su dirigente, su Pastor. Se promete un nuevo régimen.
1Corintios 15,20-26,28: Con el tema de la resurrección de Cristo y la de sus discípulos Pablo afirma que todo le será sometido. Entonces se implantará definitivamente el Reinado de Dios.
Mateo 25,31-46: Parábola en la que podemos contemplar a Jesús como el Rey que viene a juzgar y también en qué consiste la realización plena del Reino de Dios.

1.- Cristo es Rey. Dios es Rey. ¿Qué se nos quiere afirmar?
Según Ezequiel, Dios se constituye en la autoridad de su Pueblo en vista del fracaso de la monarquía, que se apacentó a sí misma, es decir, buscó su propio provecho y menospreció al pueblo, llegando incluso al maltrato del pueblo y la dispersión. Ante tanta calamidad se impone un verdadero cambio radical. Y este cambio viene sólo de Dios y su Reinado. Dios será el Pastor-Dirigente-Rey que pacerá a su Pueblo, lo reunirá. Donde reina Dios hay unidad-Paz-Amor.


2.- Es necesario que Cristo reine. Y para eso vino. Jesús, con su muerte y resurrección vino a inaugurar el Reino eterno. La resurrección de Cristo no sólo es la glorificación del Señor, sino también la consumación temporal del Reino de Dios, porque Cristo va a entregar su reino al Padre. En otras palabras, el Reino de Dios, que ya ha comenzado, será total cuando Dios sea todo en todo. Y esta es la meta que se ha de alcanzar. En otras palabras, podríamos decir que el mundo está en un continuo proceso de evolución que culminará en el Cristo pleno, que reina junto al Padre.


3.- El Reino de Dios está iniciado, pero no consumado. Si bien Cristo venció al pecado y a la muerte, todavía hay pecado y hay muerte. Da la impresión que en gran parte del mundo Dios no reina, no es conocido.
En muchas personas y en muchos lugares todavía no es realidad el Reino de Dios. Como en el Israel del tiempo de Ezequiel, también hoy abundan los malos pastores, los malos dirigentes, que lo único que saben es atormentar a sus semejantes. Y donde reina el odio, la violencia, el robo, la corrupción, la inseguridad social y la muerte allí no reina Dios, por muy religioso que sea ese lugar. Porque no se está llevando a cabo el Orden nuevo, ese Orden querido por Dios. Y eso quiere el Señor. «Cada vez que el hombre pretende erigirse en dueño de la historia, usurpando el lugar de Dios que es el Señor de la historia, acaba sembrando las semillas de la muerte»
Los poderes de este mundo siempre han temido al Reino de Cristo, no lo quieren aceptar. Piensan que este Reino les va a hacer la competencia. Y no es así. El Reino de Cristo no es de este mundo, pero tiene sus implicancias en este mundo Por eso los poderosos de este mundo le hacen guerra.


4.- Por eso el evangelio de hoy nos presenta a Jesús como el Rey que viene a ver si se cumplió con el Plan que Él trajo, el Reino. Reino que es de Justicia, Paz, Amor y Santidad.
Cuando una persona es capaz de llevar a cabo esto es bendita de Dios, es un hombre justo.
Sólo los justos pueden ser ciudadanos del Reino. Y ¿quién es justo? El que sabe obedecer a Dios, le hace caso en todo y construye un orden nuevo, el querido por Dios.
Y el que en vedad sabe tomar en serio a sus semejantes, el que en la práctica sabe amar a su hermano es bendito de Dios, es un hombre justo. Más aún, Cristo mismo se identifica con el pobre y el menesteroso. Él lo dice: A MI ME LO HICIERON.
La Eucaristía es el Banquete del Reino, prefigura la Mesa del Reino, en la que todos caben, mesa en la que el primer puesto está reservado a los pequeños, a los pobres, a los menesterosos, a los que supieron servir a otros con amor.
No nos excluyamos, sino salgamos a invitar, que otros también reconozcan que Jesús es el único Señor, a quien se le debe todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.


Hermano Pastor Salvo Beas.