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EDD. jueves 16 de noviembre de 2023.

Hoy, jueves, 16 de noviembre de 2023

Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (7,22–8,1):

La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos. La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118

R/.
 Tu palabra, Señor, es eterna

Tu Palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo. R/.

Tu fidelidad de generación en generación,
igual que fundaste la tierra y permanece. R/.

Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R/.

La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R/.

Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,20-25):

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Queridos hermanos:

Estas especulaciones sobre la fecha de la parusía y los cataclismos cósmicos finales, motivos típicos del género llamado apocalíptico, siguen haciendo las delicias de la espiritualidad de algunos grupos cristianos más bien marginales, nada expertos en las formas literarias bíblicas ni en la hermenéutica de textos antiguos. Un sano deseo de “fidelidad” a la Palabra de Dios, acogida con respeto y evitando la injerencia en ella del pobre saber humano, puede llevar a callejones sin salida. Algunas sectas que en otra época daban cronologías sobre el final (año 1914, año 1960…) se van volviendo más cautas.

En realidad el proceso se dio ya dentro del Nuevo Testamento. La primera generación cristiana estaba convencida de la pronta vuelta de Jesús, que pondría fin al mundo presente. Pero después de la guerra judía contra Roma, en torno al año 70, en vista de que con la destrucción del templo y de la ciudad misma de Jerusalén no había llegado el final esperado, todo el patrimonio de pensamiento cristiano, incluidas ciertas frases de Jesús, tuvo que ser reinterpretado; finalmente, sin negar la temporalidad del cosmos y de la historia humana, se renunció a todo saber cronológico. El escrito pseudónimo conocido como segunda carta de Pedro, probablemente el más reciente del NT, afirma con modestia que “para Dios un día es como mil años y mis años como un día” (2Pe 3,8).

El tercer evangelista quiso ofrecer, actualizados, dichos difíciles de Jesús, y él mismo lo tuvo difícil. Escribe tardíamente, quizá hacia el año 90, cuando ya no se cuenta con una parusía cercana ni se piensa, como algunos contemporáneos de Jesús, que el reino de Dios (o “días del Hijo del Hombre”) consistirá en eliminar el poder político romano.

Para este evangelista, y para nosotros, lo importante es saber que el Reino de Dios transforma el interior de la persona (“acontece[rá] dentro de vosotros”), aunque no se reduce a mero intimismo, sino que se irradia en novedad de vida. Y también desea que el creyente viva una auténtica contemporaneidad con Jesús (“ver los días del Hijo del Hombre”), estando atento en cada momento a su palabra, su presencia, su llamada. Esto lo subraya conservando el “dicho de majestad” de Jesús: la generación contemporánea del Mesías tuvo un privilegio irrepetible, que quizá no supo apreciar y… la ocasión ya no volvió; que el creyente no viva ahora en el despiste, que abra los ojos cada día al paso de Jesús.

A pesar de su reflexión y aplicación pastoral tardía, el evangelista no olvida el carácter futuro de la consumación del Reino (“venga tu Reino”: Lc 11,2), ni tampoco su categoría de plenitud y gloria deslumbradora; pero advierte al creyente que a ellas solo se llega como llegó Jesús: pasando por la humillación, el menosprecio, la entrega de la vida.  

Vuestro hermano

Severiano Blanco cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy