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Homilía para la Eucaristía del domingo 05 de noviembre de 2023.

DOMINGO XXXI DEL AÑO.
Malaquías 1,14-2,2-8.10: Dios, el gran Rey, rechaza el culto contaminado y porque se ha invalidado la Alianza.
1Tesalonicenses 2,5.7-9.13: Pablo está dispuesto no sólo a dar el evangelio, sino también su propia vida por la comunidad. Es una entrega total.
Mateo 23,1-12: Invectiva contra los sostenedores del sistema religioso. Es una advertencia para los discípulos de todos los tiempos.

1.- Según el texto de Malaquías Dios es “un gran Rey”, título tomado de los reyes asirios; con este título se quiere indicar que el Señor es lo máximo, el único absoluto, que merece todo el respeto de parte del hombre. Bíblicamente hablando se diría “Temor de Dios”. No se trata de tenerle miedo, sino respeto. El texto reprocha a los sacerdotes su falta de respeto al Señor, pues han presentado un culto contaminado mezclado con el pagano. Los que debían guiar al Pueblo de Dios por el camino de la santidad han contaminado la doctrina haciendo de la Alianza algo inválido. Por eso el Señor los critica y condena. Hay un desvío tal que todo el sistema religioso aparece contaminado, abominable. Podría decirse que los sostenedores del sistema religioso se beneficiaron de la religión.
2.- Pablo, en cambio, aparece como un modelo. Él es capaz no sólo de dar en evangelio, sino también de darse a sí mismo por entero por la comunidad. Lo único que le interesa al Apóstol es el crecimiento de la comunidad cristiana. Fue condescendiente con la comunidad, rasgo propio de todo dirigente cristiano, es decir, sabe ponerse a la altura de los fieles más débiles, tanto que llega a decir: “Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes”. (1Corintios 9,22). Esa es la verdadera actitud de un apóstol, de un dirigente cristiano.
3.- Dentro de las muchas cosas que el Pueblo de Dios ha podido decir en este tiempo de Sínodo es que ha criticado duramente el clericalismo imperante en la Iglesia. Es decir, esa postura que tienen algunos de adueñarse de la religión; peligro que asecha no sólo a los pastores de la Iglesia, sino también a cualquier cristiano. Es uno de los peores males que azota a la Iglesia, junto con los abusos que se han cometido; abusos no sólo en lo sexual, sino también de poder, de manipular la conciencia del hermano. ¡Cuidado! No sólo nosotros los curas, también los laicos. No sólo en la Iglesia, sino también en lo civil, cuando los partidos, los políticos se benefician del pueblo y abusan del mismo. El clericalismo es un fenómeno transversal.
4.- Una vez más tenemos la voz del Maestro que no sólo critica, sino también advierte. Aquí encontramos una doctrina diferente. ¿Cuál? Jesús condena la arbitrariedad de algunas imposiciones legales, la vanidad y ostentación en la religión, el legalismo y la incoherencia de vida religiosa, el conformarse con un cumplimiento solamente externo. Y la religión es cuestión del corazón; no se debe caer en el legalismo y en conformarnos con ritos externos, carentes de todo sentido.
Y lo más fundamental de todo, Jesús borra toda diferenciación entre sus discípulos. Porque en la comunidad de los creyentes ninguno es maestro, sino todos discípulos; ninguno es padre, sino todos hijos y hermanos; ninguno es jefe, sino todos somos servidores. Esto quiere Jesús de todos nosotros, esto quiere también el Papa Francisco para la Iglesia de este siglo. Parece utópico, pero con la ayuda de Dios se puede.. Y esto desea también todo el Santo Pueblo de Dios y bien lo ha expresado en el Sínodo.
Y esto sí que le da sentido pleno a la Eucaristía, que es expresión de la Comunión de todos los cristianos en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Trabajemos para que esto sea una realidad entre nosotros.
Hermano Pastor Salvo Beas.