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Homilía para la Eucaristía del domingo 29 de octubre de 2023.

DOMINGO XXX DEL AÑO.

Éxodo 22,20-26: Prescripciones de carácter humanitarias parra con el pobre. Todas tienen un fundamento teológico y son parte de la Alianza.

1Tesalonicenses 1,5-10: Pablo felicita a la comunidad por haber aceptado la Palabra y haberla puesto por obra.

Mateo 22,34-40: Jesús presenta la clave de toda la Escritura: el Amor. Se nos da la estructura de la Alianza, que es el Amor a Dios y al prójimo.

1.- Hermanos, la Palabra de Dios es siempre actual, hoy con mayor razón lo es, dado que apunta a la realidad que estamos viviendo.

Ya el A.T. prescribe cuál debe ser la conducta del que ha hecho  Alianza con el Señor: vivir de verdad el amor al prójimo, especialmente con el pobre. Y el Éxodo señala quiénes son los pobres: el forastero residente (digamos el emigrante), la viuda y el huérfano (que han quedado sin quién les proteja con la muerte del esposo y padre), el indigente que debe empeñar sus cosas para cubrir sus necesidades básicas (los que están en situación de calle). Y el fundamento para esta prescripción es Dios mismo, que es misericordioso; Él liberó a su Pueblo, es misericordioso con todos y quiere el bien de todos. La única limitación, propia del A.T., es que restringe a “un miembro de mi Pueblo”, lo que excluye al no israelita.

2.- La razón de ser de toda estas prescripciones es la Alianza. El israelita es un hombre de la Alianza, por eso debe vivir de una forma diferente al resto de los pueblos que le rodean. La Alianza se vive, se practica de una sola manera: amando a Dios y al prójimo.

El cristiano demuestra su fe, que es un convertido, cuando vive de acuerdo a la Palabra de Dios que ha recibido y aceptado. Y es esto lo que el Apóstol alaba de los tesalonicenses: su coherencia entre fe y vida, que viene a ser un testimonio misionero, ya que ha servido para una proclamación más rápida y eficaz de la Palabra de Dios.

3.- En esta semana que recién pasó el Mercurio, hablando del nuevo Arzobispo de Santiago, dijo que la Iglesia de Santiago (y tal vez la chilena) es una Iglesia alicaída, es decir, con poca vida…no creíble. Y da sus razones, el poco dinamismo en proclamar la Palabra y el poco compromiso real con el mundo de la pobreza y el dolor. Puede que tenga  la razón, aun cuando se dijo otrora que “el Mercurio miente”. Lo único que hace creíble el evangelio es la vivencia de la caridad hasta las últimas consecuencias.

En el mundo, la sociedad, existen los pobres, porque “a los pobres los tienen siempre con ustedes”.

El Señor nos da la oportunidad para predicar el Evangelio con la acción.

4.- Una vez más la respuesta de Jesús es clara y supera toda casuística. El Señor cita el Deuteronomio  6,5 y el Levítico 19,18. Y equipara  el Amor a Dios y el amor al prójimo. Ambos son el resumen de toda la Ley y los Profetas (del Antiguo Testamento). Esto constituye la estructura íntima de la Alianza y de la moral. Y a veces hay daños estructurales en nuestra vida de fe. Ya sea porque nos conformamos con un amor a Dios espiritualista, piadoso, pero olvidando al prójimo, ya sea porque decimos amar al prójimo, pero dándole la espalda a Dios. Y quien le da la espalda a Dios termina atropellando al hombre. ¿Hará  falta demostrarlo?

Hoy, reunidos en asamblea somos sometidos a un serio control de calidad. Y por medio de san Juan nos dice: “El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve? Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ama a Dios debe amar también a su hermano”. (1Juan 4,20-21).

Al enviarnos a nuestro mundo, a nuestro ambiente, el Señor nos dice lo mismo que le dijera al letrado: «Ve, y procede tú de la misma manera» (Lucas 10,37).

Respondamos confesando nuestra fe.

Hermano Pastor Salvo Beas.