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Carisma Franciscano : Justicia, Paz e Integridad de la Creación.

CARTA A TODOS LOS HERMANOS
QUE EL SEÑOR LES DE LA PAZ.


Nosotros, los 24 animadores de JPIC de las 20 circunscripciones capuchinas de América Latina y el Caribe, al final de estos siete días de encuentro enfocados en
la dimensión de la Justicia, Paz e Integridad de la Creación de nuestro carisma franciscano, sentimos la necesidad de compartir lo que el Espíritu de Dios nos ha inspirado.
Es evidente que estamos en un momento histórico, donde la voz del Espíritu de Dios se hace claramente perceptible en varias direcciones, tales como:
a) El Espíritu está impulsando la humanidad hacia una relación fraterna con nuestra Casa Común, la «hermana y madre tierra», que se encuentra en un estado de
agotamiento creciente de su capacidad de regeneración. Los fenómenos climáticos inusuales que presenciamos actualmente son una prueba innegable de nuestra relación depredadora con el planeta Tierra, que exige una conversión ecológica (Querida
Amazonía).
b) El Espíritu también nos está impulsando hacia el compromiso por «otro mundo posible», que elimine o al menos reduzca la creciente brecha entre ricos y
pobres, que es la causa última de tantas guerras con armas de fuego, como las de Ucrania y Palestina, y también la causa de muchas otras guerras con las armas de la injusticia, que generan sufrimientos insoportables para tantos pueblos como en Haití, Nicaragua y Venezuela. La bandera de la paz fue el objetivo principal del Movimiento
Franciscano en sus orígenes (cf. RnB 14).
c) El Espíritu de Dios también nos está impulsando a convertirnos en una «Iglesia sinodal y en salida». El magisterio de la Iglesia y del Papa Francisco insiste en que tengamos el coraje de trasladarnos a las diversas periferias del mundo (Evangelii
Gaudium). Y, específicamente, que releguemos a un segundo plano la práctica de una pastoral de mantenimiento del status quo, que cada día se muestra menos efectiva, a favor de una nueva forma de ser la «Iglesia pueblo de Dios», cuya atención se dirige
prioritariamente hacia los más necesitados. Debemos ser pastores con olor a oveja, más
que ser expertos en medios digitales.
d) Por último, el Espíritu de Dios, conductor de la historia, nos impulsa a rescatar nuestro carisma de «hermanos menores», reconocidos como tales por los
pobres, a través de nuestra forma de estar presentes junto a ellos, nuestros maestros. Es urgente, por lo tanto, recuperar esa «cercanía» con los leprosos de nuestro tiempo, como Francisco, que vivió su opción total por seguir los pasos de Nuestro Señor Jesucristo, amigo de los marginados (Lc 15,1), y no de la élite religiosa del templo. Por lo tanto, reorganicemos nuestro tiempo y nuestros proyectos para servir a los más vulnerables.
Ojalá, hermanos, HOY no cerremos nuestro corazón (Sl 95,7), sino que escuchemos la voz del Espíritu Santo, nuestro ministro general, la mayor autoridad (cf. 2Cel 193). Sí, que el mismo Espíritu nos dé fuerza y coraje para no resistirlo, ya que Él
hace nuevas todas las cosas.


Fraternalmente, los animadores de JPIC reunidos en Bogotá, del 8 al 15 de octubre de 2023.