Homilía para la Eucaristía del domingo 08 de octubre de 2023.
DOMINGO XXVII DEL AÑO.
Isaías 5,1-7: Canto popular que describe la relación de Dios con su Pueblo y de lo que espera Dios: buenos frutos.
Filipenses 4,6-9: Pablo da una serie de recomendaciones. Resalta el que los cristianos asimilen todo lo bueno que hay en la vida, porque en todo se refleja la bondad de Dios.
Mateo 21,33-46: Parábola de los viñadores malvados. Dios quita la Viña y la da a otros, los paganos.
1.- “Mi amigo tenía una viña”. ¿Quién es ese amigo? Dios, que se formó un Pueblo, es decir, cultivó la viña: bien plantada, asoleada y bien regada. Le dedicó tiempo para que diera buenos frutos. Frutos de justicia y equidad. Pero sucedió lo contrario, dio frutos amargos, que para nada sirven. Ya se sabe que en este cántico la viña es el Pueblo de Dios, que no supo vivir la fidelidad que requería la Alianza. Al contrario, hicieron lo que quisieron, le dieron la espalda al Señor, no le hicieron caso.
El profeta expresa este hermoso cántico en medio de la fiesta de la vendimia. Y es ahí donde echa en cara a su Pueblo la incomprensión y frialdad de ellos para con Dios. El Dios amor está decepcionado de su Pueblo. Se han desligado de Dios para cometer toda clase de atropellos.
2.- Una buena cepa asimila todos los nutrientes de la tierra y así da buenos frutos. El cristiano, que es parte de esta viña, debe también asimilar nutrientes para poder dar frutos. Y para que esto sea así debe permanecer muy unido a Cristo, la Vid verdadera. El Padre poda para que dé más frutos. Así lo leemos en Juan 15,1-2.
Pero hay más. La viña está plantada en este mundo, en este suelo. Y también de él debe el cristiano sacar los nutrientes. Lo dice el Apóstol: Todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos”.
El discípulo debe dar frutos para el mundo de hoy. Por eso el Señor plantó su viña en este mundo. Debemos conocer y amar nuestra realidad para que nuestra vivencia de la fe sea madura
3.- Existen cristianos, comunidades, que no producen buenos frutos, sino agraces. ¿Por qué? Porque están mal nutridos. Por una parte se desvinculan de Cristo y su mensaje. Pero también se desvinculan de la realidad. No existe un real compromiso ni con Dios ni con el mundo. ¿Cómo vamos a salvar al mundo si vivimos condenándolo? A la luz de lo que dice Isaías, somos una viña silvestre, que no se deja cultivar por el Dueño de la viña. No se está cumpliendo con lo que pide el Señor: ser luz y sal de este mundo. Se rechaza al Heredero, se prefieren doctrinas extrañas, acomodaticias a los caprichos de la gente mundana.
4.- Pero en el evangelio Jesús nos plantea una parábola con otro enfoque distinto. Porque la Viña no es ahora el Pueblo de Dios, sino el Reino de Dios. Nosotros hemos sido enviados a trabajar a su Viña. No importa a qué hora, lo que interesa es que trabajemos por el Reino, darlo a conocer, extenderlo. Y si el Reino de Dios no es aceptado, no es conocido, es porque nosotros no hemos sabido darlo a conocer. Y el mundo necesita la medicina del Reino de Dios para que pueda sanar. Y el Sínodo que se está celebrando pretende precisamente esto, que el Reino de Dios penetre en la realidad de este mundo moderno tan descreído.
Cuando un grupo cristiano no responde a lo que Dios quiere, el Señor quita al grupo lo que tiene: sus carismas, su misión. ¿Acaso no sucede esto con la Iglesia, con las comunidades religiosas, las pastorales?
Al escuchar su Palabra y entramos en comunión con Él estamos en condiciones de dar buenos frutos. Y así muchos podrán venir a trabajar en la Viña, sin rechazar al heredero.
Es el Señor quien nos invita a su Viña. Aceptemos y trabajemos.
Hno. Pastor Salvo Beas.