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EDD. martes 22 de agosto de 2023.

Hoy, martes, 22 de agosto de 2023

Primera lectura

Lectura del libro de los Jueces (6,11-24a):

En aquellos días, el ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá, propiedad de Joás de Abiezer, mientras su hijo Gedeón estaba trillando a látigo en el lagar, para esconderse de los madianitas.
El ángel del Señor se le apareció y le dijo: «El Señor está contigo, valiente.»
Gedeón respondió: «Perdón, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto? ¿Dónde han quedado aquellos prodigios que nos contaban nuestros padres: «De Egipto nos sacó el Señor.» La verdad es que ahora el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado a los madianitas.»
El Señor se volvió a él y le dijo: «Vete, y con tus propias fuerzas salva a Israel de los madianitas. Yo te envío.»
Gedeón replicó: «Perdón, ¿cómo puedo yo librar a Israel? Precisamente mi familia es la menor de Manasés, y yo soy el más pequeño en la casa de mi padre.»
El Señor contestó: «Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.»
Gedeón insistió: «Si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú quien habla conmigo. No te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda y te la presente.»

El Señor dijo: «Aquí me quedaré hasta que vuelvas.» Gedeón marchó a preparar un cabrito y unos panes ázimos con media fanega de harina; colocó luego la carne en la cesta y echó el caldo en el puchero; se lo llevó al Señor y se lo ofreció bajo la encina.
El ángel del Señor le dijo: «Coge la carne y los panes ázimos, colócalos sobre esta roca y derrama el caldo.» Así lo hizo.
Entonces el ángel del Señor alargó la punta del cayado que llevaba, tocó la carne y los panes, y se levantó de la roca una llamarada que los consumió. Y el ángel del Señor desapareció.
Cuando Gedeón vio que se trataba del ángel del Señor, exclamó: «¡Ay, Dios mío, que he visto al ángel del Señor cara a cara!»
Pero el Señor le dijo: «¡Paz, no temas, no morirás!»
Entonces Gedeón levantó allí un altar al Señor y le puso el nombre de «Señor de la Paz.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84,9.11-12.13-14

R/.
 El Señor anuncia la paz a su pueblo

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.» R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. <R/.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,23-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Fernando Torres, cmf

Martes. 22/08/2023. 20ª Semana TO.

Santa María Virgen, Reina

En este reino sin reyes ni duques ni condes ni jerarquías que es el Reino de Dios (un solo padre y todos como hermanos en torno a la mesa), suena un poco extraño la celebración de una fiesta donde se declara a María como reina. La fiesta queda un poco fuera de lugar en el mundo actual donde las monarquías son más bien la excepción y lo más común es que las naciones hayan adoptado la forma de la república para gobernarse. Y eso sin entrar en la realidad de que en prácticamente todas las monarquías, los reyes y reinas son tales pero no gobiernan. Su papel es meramente simbólico de la unidad del estado. El gobierno está en manos de los representantes del pueblo. Son monarquías parlamentarias.

Digo todo esto porque la declaración de María como reina resulta un poco bastante anacrónica y no terminamos de entender siquiera bien su significado, lo que se quiere decir con este título. Además, el título le sienta mal a la humilde doncella de Nazaret que se mueve por las páginas del Evangelio sin hacer ruido, sin figurar, sin falsas pretensiones.

El relato de la anunciación que nos trae el texto evangélico de hoy ya nos habla de la sencillez y humildad que caracterizó a María. En realidad, todo lo que tiene que ver con Jesús se mueve en esa línea de humildad, pequeñez y sencillez. Está claro que el Reino de Dios no es de este mundo y esta frase, que a la que se pueden dar muchas interpretaciones, significa también que el Reino no se manifiesta en grandeza ni poder, ni en cortes ni títulos nobiliarios. El Reino es diferente. El Reino es para los pobres, los humildes y sencillos. Y ahí sí que podemos poner a María como la primera discípula. Pero decir que es la primera no es porque haya segundos y terceros y cuartos. Es la primera entre los hermanos y hermanas. Porque en el Reino todos estamos al mismo nivel.

Ser la madre de Jesús no le hizo a María darse aires ni importancia. Acompañó a Jesús en sus andanzas por Galilea. Estuvo con él en los momentos difíciles, al pie de la cruz. Y, después de su muerte, acompañó a los discípulos en la oración. Como una más. Ciertamente no es una reina como las de este mundo. Quizá ni siquiera haya que darle títulos, que posiblemente ella nunca deseó. Basta con recordar a María, la madre de Jesús. Y saber que está con nosotros, a nuestro lado. Como está cualquier madre.

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy