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Homilía para la Eucaristía del domingo 13 de agosto de 2023.

¿Dónde se hace presente? En la suave brisa, en la quietud de la noche. Dios siempre se nos hace presente, sobre todo en momentos de paz, de quietud, cuando se le escucha. En verdad, Dios está siempre presente, pero no como lo imagina el pueblo, que está en tinieblas.

2.- De hecho el pueblo que está en tinieblas ve una gran luz. Lo mismo la barca de los discípulos está en tinieblas, envuelta en la tormenta. Pero al amanecer, cuando empieza a clarear, el Señor, que es luz,  se hace presente e infunde la calma que los discípulos necesitan.

Llama la atención la figura de Pedro, que es también figura de la Iglesia. Se entusiasma con Cristo, pero flaquea. Hay que advertir que Pedro no teme porque se hunde, sino que se hunde porque teme. Como dice el salmo 68,2: “Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello”. ¡Cuántas veces cada uno de nosotros lanza este mismo grito! Por eso el Señor dice a Pedro: “Hombre de poca fe”. Si hubiese tenido fe no hubiera temido, porque se sentiría seguro, con una seguridad que da la fe.

3.- Hoy día hay mucha gente que vive con miedo, con muchas inseguridades. Por eso la gente siempre busca seguridades. Unos la buscan en el dinero; se sienten seguros porque tienen un buen respaldo económico. Otros lo buscan en la salud, o en alianzas con gente de poder. Pero cuando se desata la tormenta en sus vidas se desatan las ataduras que le brindan seguridad, entonces surge el pavor, el miedo; entonces se acuerdan de un Dios fantasma. Y están equivocados. Solamente la presencia real de Cristo en la vida de cada uno es la que infundirá esa paz y seguridad que tanto se busca.

Bien lo dice el salmo 19,8: “Unos confían en sus carros, otros en su caballería; nosotros invocamos el nombre del Señor, Dios nuestro”. Ya lo die el himno religioso: “Aunque el sol no brille más yo igual confío en el Señor, que no fallará”.

4.- Hoy la Palabra de Dios nos está enseñando a hacer una experiencia total de Jesús, rompiendo viejos prejuicios y viejas seguridades.

Debemos saber poner toda nuestra seguridad en el Señor. Aun cuando el Señor se hace el ausente siempre va a estar presente.

Este texto del evangelio ilustra el caminar de la vida cristiana en medio de las dificultades y tribulaciones y, por otra parte, nos muestra la presencia permanente del Señor resucitado en medio nuestro.

Cuando nos sintamos débiles es cuchemos al Señor que nos dice: “Soy Yo, no teman”. Como dice otro himno religioso: “Si las aguas de la vida te pretenden ahogar, toma la mano de Dios y ve”.

Hermano Pastor Salvo Beas.