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Homilía para la Eucaristía del domingo 06 de agosto de 2023.

LA TRANSFIGURACION DEL SEÑOR. Ciclo A.


Daniel 7,9-10.13-14: La visión de Daniel. Lo que más sobresale es la visión de un hijo de hombre,
que es la personificación del que trae el Reinado de Dios. Y esto se da en un contexto de
persecución al Pueblo de Dios.
2Pedro 1,16-19: El autor de la carta busca consolidar la fe de la comunidad invocando el hecho e la
Transfiguración del Señor, la que es presentada como obra del Padre.
Mateo 17,1-9: Dios Padre revela a los discípulos quién es Jesús: el Hijo amado, al que hay que
escuchar.


1.- Celebrar este misterio tiene para nosotros un hondo sentido. ¿Quién es Jesús? ¿Qué es Jesús
para mí, para ti? Porque es bueno hacerse siempre esta pregunta. Tanto en tiempos de la carta (a
fines del siglo I) como hoy día la gente busca seguridad en el camino que recorre. ¿A quién oír? ¿A
quién creer? Son muchas las voces que producen inseguridad y confusión, incluso en gente que
labora codo a codo con nosotros.
En versículos anteriores de este capítulo 9 de Lucas surge la pregunta sobre la identidad de Jesús.
¿Qué dice la gente del Hijo del hombre? Y aquí en la Transfiguración recibimos de parte de Dios la
respuesta definitiva: es el Hijo elegido, al que se debe escuchar. Él es la manifestación de la gloria
del Padre. Moisés y Elías anunciaron a Jesús. Ahora se retiran porque ha terminado el tiempo de
los anuncios; queda la voz del Padre que nos muestra a Jesús, a Él debemos escuchar.


2.- ¿Quién es Jesús para nosotros? Porque hoy día existe mucha confusión. Más aún, son muchos
los que no quieren ni oír de Jesús. Más todavía cuando no se ve nada claro. Todo es confusión y
caos. Todavía molesta al Pueblo de Dios los sucesos negativos que acaecieron años atrás. Es difícil
ver a Jesús presente. Es lo que sucedía a los primeros cristianos que en medio de las persecuciones
y tantas dificultades no alcanzaban a ver la presencia del Señor en medio de ellos. A las fábulas
ingeniosas de ciertos herejes que negaban la venida y presencia de Cristo, el autor opone el hecho
histórico de la Transfiguración para apoyar la fe vacilante de los cristianos.
Tanto la Transfiguración como la Resurrección es obra de Dios Padre. Es Él quien muestra y
glorifica a su Hijo amado. Es Él quien afirma la fe vacilante de sus discípulos. Como en el Sinaí Dios
manifestó su gloria a Moisés, así en este monte el Señor muestra su gloria a sus discípulos.


3.- Nos toca vivir inmersos en una sociedad, en un barrio, que se distingue por su inestabilidad e
inseguridad. La gente vive con miedo. Nuestras propias comunidades, frágiles como son, deben
meterse en este ambiente, caminar por nuestras calles y contemplar la realidad. San Juan Pablo II
nos dice: “El episodio de la Transfiguración marca un momento decisivo en el ministerio de Jesús.”
Es un acontecimiento de revelación que consolida la fe en el corazón de los discípulos, les prepara
al drama de la Cruz y anticipa la gloria de la resurrección. Este misterio es vivido continuamente
por la Iglesia, pueblo en camino hacia el encuentro escatológico con su Señor. Como los tres
apóstoles escogidos, la Iglesia contempla el rostro transfigurado de Cristo, para confirmarse en la
fe y no desfallecer ante su rostro desfigurado en la Cruz. En un caso y en otro, ella es la Esposa ante
el Esposo, partícipe de su misterio y envuelta por su luz”.(V.C.15).
Todos lo sabemos; necesitamos “subir al monte”, estar a solas con Él para que nuestro interior sea
transformado. Pero también necesitamos “bajar del monte”, salir a la calle, porque es allí donde el
Padre nos muestra en Jesús su Rostro de amor misericordioso.


4.- Necesitamos “bajar del monte” y meternos en los quehaceres propios de nuestra vocación
cristiana. Debemos meternos en la realidad de nuestro barrio, que no es muy halagüeño porque
ya no es lo de antes.
Hoy estamos en el Tabor de la Eucaristía. Que podamos decir con Pedro: “Maestro, qué bien
estamos aquí”. Y así, con Él y en Él, estaremos unidos al Padre y transfigurados para salir a nuestra
realidad cotidiana. Celebremos, hermanos.


Hermano Pastor Salvo Beas.