Skip to main content

EDD. sábado 15 de julio de 2023.

SÁBADO de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Buenaventura (1218-1274) fue hijo espiritual de san Francisco de Asís. Como ministro general de la Orden de los Menores, trabajó por su organización.

Por la sublimidad de su doctrina teológica –enseñó, en la escuela de san Agustín, el “Itinerario del alma hacia Dios”- y por la intensidad de su vida de fe, mereció ser llamado el “Doctor seráfico”.

Designado Obispo-cardenal de Albano, murió durante el Concilio de Lyon.

SÁBADO de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Buenaventura (1218-1274) fue hijo espiritual de san Francisco de Asís. Como ministro general de la Orden de los Menores, trabajó por su organización.

Por la sublimidad de su doctrina teológica –enseñó, en la escuela de san Agustín, el “Itinerario del alma hacia Dios”- y por la intensidad de su vida de fe, mereció ser llamado el “Doctor seráfico”.

Designado Obispo-cardenal de Albano, murió durante el Concilio de Lyon.

Antífona de entrada Cf. Dan 12, 3

Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, lucirán como las estrellas, por toda la eternidad.  

ORACIÓN COLECTA 

Concédenos, Dios todopoderoso, que al celebrar la conmemoración del obispo san Buenaventura aprovechemos sus admirables enseñanzas e imitemos el ardor de su caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Dios los visitará y los llevará de este país.

Lectura del libro del Génesis     49, 29-32; 50, 15-26a

Jacob dio a sus hijos esta orden: “Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos. Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el hitita, en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar. Allí fueron enterrados Abraham y Sara, su esposa; allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y  allí también sepulté a Lía. Ese campo y la caverna que hay en él fueron comprados a los hititas”.

Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: “¿Y si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?” Por eso le enviaron este mensaje: “Antes de morir, tu padre dejó esta orden: «Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron tanto mal. Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre””.

Al oír estas palabras, José se puso a llorar.

Luego sus hermanos fueron personalmente, se postraron ante él y le dijeron: “Aquí nos tienes: somos tus esclavos”. Pero José les respondió: “No tengan miedo. ¿Acaso yo puedo hacer las veces de Dios? El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme, a fin de cumplir lo que hoy se realiza: salvar la vida a un pueblo numeroso. Por eso, no teman. Yo velaré por ustedes y por las personas que están a su cargo”. Y los reconfortó, hablándoles afectuosamente.

José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y vivió ciento diez años. Así pudo ver a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; y los hijos de Maquir, hijo de Manasés, también nacieron sobre las rodillas de José. Finalmente, José dijo sus hermanos: “Yo estoy a punto de morir, pero Dios los visitara y los llevará de este país a la tierra que prometió con un juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob”. Luego hizo prestar un juramento a los hijos de Israel, diciéndoles: “Cuando Dios los visite, lleven de aquí mis restos”.

José murió a la edad de ciento diez años.

SALMO RESPONSORIAL     104,1-4. 6-7

R/. ¡Busquen al Señor y vivirán!

¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! 

¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro! 

Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. 

EVANGELIO 

No teman a los que matan el cuerpo.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    10, 24-33

Jesús dijo a sus apóstoles:

El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No los teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que Yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquél que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno.

¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. También ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.

Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, Yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquél que reniegue de mí ante los hombres.

Palabra del Señor.

Fuente : https://www.eucaristiadiaria.cl/dia.php

REFLEXIÓN :

El hombre tiende a comparar y oponer los términos y las realidades. Así oponemos el cuerpo al alma. Esto es un error y no coincide con la doctrina de Jesucristo. Ya Él tuvo que luchar contra esta tendencia tan humana: «no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma».

Antes, como ahora, existían personas que se preocupaban mucho de lo material y olvidaban lo espiritual. Y, al revés, personas fervorosas y muy religiosas pero se olvidan que viven en este mundo.

Cristo con su doctrina nos recuerda que el verdadero riesgo y peligro es quien descuida o pierde el cuerpo y el espíritu. En consecuencia, el auténtico reto y meta es cultivar, a la par, ambos elementos: lo material y lo espiritual.

Jesucristo lo expresa perfectamente con su resurrección. Su triunfo no fue nada más espiritual, también su cuerpo resucitó y ahora triunfa glorioso en el cielo. No podría ser de otro modo, cuando por medio del cuerpo su persona divina redimió a la humanidad. Así el verdadero cristiano, sabrá que el don más importante que ha recibido es su alma, y buscará su salvación, pero a la vez cuidará y cultivará su salud, ciencia y descanso para que el cuerpo siempre esté en buenas condicionas para ayudar al espíritu a ser una persona santa.

Fuente :

http://es.catholic.net/op/articulos/48566/no-tengan-miedo.html#:~:text=Del%20santo%20Evangelio%20seg%C3%BAn%20san,%C2%ABNo%20les%20teng%C3%A1is%20miedo.

https://googleads.g.doubleclick.net/pagead/ads?client=ca-pub-7448133621512387&output=html&h=343&slotname=5621173959&adk=1072030784&adf=3913899894&pi=t.ma~as.5621173959&w=412&lmt=1689409949&rafmt=1&armr=1&format=412×343&url=http%3A%2F%2Fes.catholic.net%2Fop%2Farticulos%2F48566%2Fno-tengan-miedo.html&fwr=1&rs=1&rh=250&rw=300&rpe=1&resp_fmts=3&sfro=1&wgl=1&dt=1689409949024&bpp=10&bdt=1080&idt=246&shv=r20230711&mjsv=m202307110102&ptt=9&saldr=aa&abxe=1&prev_fmts=0x0&nras=1&correlator=8065582075078&frm=20&pv=1&ga_vid=1795436514.1607748468&ga_sid=1689409949&ga_hid=1157385049&ga_fc=1&u_tz=-240&u_his=1&u_h=869&u_w=412&u_ah=869&u_aw=412&u_cd=24&u_sd=2.625&adx=0&ady=577&biw=412&bih=724&scr_x=0&scr_y=0&eid=44759842%2C44759876%2C44759927%2C31076011%2C44788442&oid=2&pvsid=4309841549210885&tmod=1579076997&uas=0&nvt=1&fc=1920&brdim=0%2C0%2C0%2C0%2C412%2C0%2C412%2C724%2C412%2C724&vis=1&rsz=%7C%7CeE%7C&abl=CS&pfx=0&fu=128&bc=23&ifi=2&uci=a!2&fsb=1&xpc=8IaqO4Exa6&p=http%3A//es.catholic.net&dtd=268