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Homilía para la Eucaristía del domingo 16 de abril de 2023.

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DOMINGO DE “QUASI MODO”.

Hechos 2,42-47: El texto nos presenta algunos rasgos característico de la comunidad primitiva: la escucha de  las enseñanzas de los Apóstoles, la oración permanente, la Fracción del pan y la comunidad de bienes. Están íntimamente unidos porque comparten la misma fe.

1Pedro 1,3-9: Dios misericordioso nos hizo renacer a una vida nueva por medio del bautismo, lo que es motivo de alegría. La fe es presentada como un medio de salvación.

Juan 2,19-31: El Resucitado se manifiesta a sus discípulos. El mismo que murió (les muestra sus llagas) ahora se manifiesta glorioso y puede dar su Espíritu para una misión: la comunidad tendrá la misión de hacer efectivo el perdón y la nueva vida.

1.- Celebrar el Misterio de Cristo resucitado es celebrar el triunfo sobre la muerte y sobre el pecado. La resurrección de Cristo es la manifestación del poder que Dios tiene para destruir y reconstruir. Y de esto tenemos fe.

Pero esto no queda en una simple teoría, sino en una verdad que se hace vida. Y la vivencia de los primeros cristianos es una prueba tangible de esto, ya que son capaces de hacer realidad la vida nueva traída por Cristo. Una vida que se alimenta no ya de doctrinas mundanas, sino de la enseñanza de los Apóstoles, fieles trasmisores de lo que Cristo enseñó. Los cristianos fueron capaces de vivir algo nuevo porque alimentaron sus vidas de la oración constante y de la Fracción del pan, expresión máxima de la vivencia de la Comunión que ellos tenían, y esto no lo entienden los que proponen un sistema de vida en el que todo es de todos.

Algunos se preguntarán: ¿y es real todo esto que dice el texto? Pienso que sí, aunque no se puede descartar que el relato intenta mostrar el “Deber-ser” de los creyentes en el  Resucitado. Y este estilo de vida, propio de una comunidad de resucitados, se volverá a revivir en cada momento de la historia de las distintas reformas que ha habido en la Iglesia. Ahí están los Movimientos y distintas formas de vida religiosa que desean e intentan realizar este ideal de vida en Comunión de fe y de bienes y de vida.

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DOMINGO DE “QUASI MODO”.

Hechos 2,42-47: El texto nos presenta algunos rasgos característico de la comunidad primitiva: la escucha de  las enseñanzas de los Apóstoles, la oración permanente, la Fracción del pan y la comunidad de bienes. Están íntimamente unidos porque comparten la misma fe.

1Pedro 1,3-9: Dios misericordioso nos hizo renacer a una vida nueva por medio del bautismo, lo que es motivo de alegría. La fe es presentada como un medio de salvación.

Juan 2,19-31: El Resucitado se manifiesta a sus discípulos. El mismo que murió (les muestra sus llagas) ahora se manifiesta glorioso y puede dar su Espíritu para una misión: la comunidad tendrá la misión de hacer efectivo el perdón y la nueva vida.

1.- Celebrar el Misterio de Cristo resucitado es celebrar el triunfo sobre la muerte y sobre el pecado. La resurrección de Cristo es la manifestación del poder que Dios tiene para destruir y reconstruir. Y de esto tenemos fe.

Pero esto no queda en una simple teoría, sino en una verdad que se hace vida. Y la vivencia de los primeros cristianos es una prueba tangible de esto, ya que son capaces de hacer realidad la vida nueva traída por Cristo. Una vida que se alimenta no ya de doctrinas mundanas, sino de la enseñanza de los Apóstoles, fieles trasmisores de lo que Cristo enseñó. Los cristianos fueron capaces de vivir algo nuevo porque alimentaron sus vidas de la oración constante y de la Fracción del pan, expresión máxima de la vivencia de la Comunión que ellos tenían, y esto no lo entienden los que proponen un sistema de vida en el que todo es de todos.

Algunos se preguntarán: ¿y es real todo esto que dice el texto? Pienso que sí, aunque no se puede descartar que el relato intenta mostrar el “Deber-ser” de los creyentes en el  Resucitado. Y este estilo de vida, propio de una comunidad de resucitados, se volverá a revivir en cada momento de la historia de las distintas reformas que ha habido en la Iglesia. Ahí están los Movimientos y distintas formas de vida religiosa que desean e intentan realizar este ideal de vida en Comunión de fe y de bienes y de vida.

2.- La resurrección es una realidad plena en Cristo; en nosotros, en cambio, es una realidad en gestación. Dios nos ha regalado la vida nueva porque su misericordia es eterna. Y nos ha hecho  resucitar a esta vida nueva en el bautismo “a una esperanza viva, a una herencia incorruptible…que nos tiene reservada en el cielo”, nos dice la carta de hoy. Y todo esto gracias a la fe que tenemos en Dios. Bien sabemos que fe es sinónimo de firmeza, seguridad que nosotros tenemos en el único que salva. Y todo esto, vuelvo a repetir, por la infinita misericordia que Dios ha tenido con nosotros.  Esta seguridad nos debe hacer superar los miedos que nos acosan.

3.- Nosotros decimos creer en la resurrección de Jesús, pero esta creencia no llega a ser fe, sino se queda en una simple creencia, así como otros creen en la reencarnación u otras teorías. Por eso, aunque decimos creer en el Resucitado, esto no se encarna en nuestra vida. Por eso hay muchas divisiones, ya sean doctrinales o de vida. Impera más bien el egoísmo, cada uno vive y se acomoda en su metro cuadrado. Y esto sucede en todas las iglesias que se dicen cristianas. No se traduce a  la vida la fe que decimos tener. Por eso el mundo nos está gritando: ¡DEMUÉSTRENNOS CON SUS VIDAS QUE ES VERDAD QUE JESÚS ESTÁ VIVO ENTRE USTEDES!

Cierto que somos limitados, pero no nos debemos desalentar.

4.- Hoy Jesús está en medio. No lo vemos, pero creemos en Él. Hoy a nosotros nos dice: “La Paz esté con ustedes”. Es a nosotros a quienes alienta y sopla su Espíritu para darnos vida, porque sin el Espíritu Santo no hay vida ni perdón. A nosotros nos regala su Espíritu para que contagiemos al mundo de esta vida diferente que Él trajo al mundo. Y Jesús nos envía a que fomentemos un nuevo estilo de vida, la del Reino.

Pedro nos dice: “Ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en Él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y llenos de gloria, seguros de alcanzar el término de esta fe, que es la salvación”. Por eso también el Señor nos dice: “¡Felices los que creen sin haber visto!” Sí, tenemos esta fe, a pesar de lo que hemos visto y vivido. Tenemos fe en la infinita misericordia de Dios, capaz de transformar nuestras vidas como lo hizo con Jesús, ¡Bendito por siempre!  

Hno. Pastor Salvo Beas.