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Homilía para la Eucaristía del domingo 09 de abril de 2023

DOMINGO DE PASCUA.


Hechos 10, 34.37-43: Discurso en el que Pedro anuncia a un grupo de no judíos la Resurrección de Jesús. Él ahora es el Juez de vivos y muertos y trae el perdón de los pecados.
Colosenses 3,1-4: Pablo dice que el cristiano debe llevar una vida nueva, ya que está unido a cristo resucitado por el bautismo.
Juan 20,1-9: “Vio y creyó”. El rompecabezas del misterio de Cristo se aclara, se resuelve con la pieza clave: la Resurrección. Ahora todo tiene sentido.

1.- Al celebrar este misterio de fe me surgen algunas preguntas. ¿Qué significó la muerte de Jesús para los discípulos. ¿Cómo proclamar la resurrección en un ambiente que está en otra, en un ambiente pagano? Porque proclamar la resurrección a ustedes que son creyentes es menos difícil. Pero proclamar esta verdad de Cristo resucitado a gente pagana, que no está ni ahí con nosotros, ese es el desafío. Los Apóstoles, Pedro, se enfrentaron a este dilema. Tuvieron que predicar a Jesucristo resucitado a no judíos en casa de Cornelio. San Pablo tuvo que ir a Atenas y en el areópago predicó a un grupo de filósofos. Y no le fue muy bien. ¿Y nosotros cómo lo haremos?
Porque el hombre de hoy también tiene que encarar, enfrentarse con una realidad: la muerte. Aunque no la quiera, la disimula, la evade. Y la muerte es un hecho, una realidad. Y busca respuesta en las filosofías y en la religión. El hombre sabe que va a morir. ¿Cómo darle sentido a esta realidad que angustia al hombre? Para nosotros la clave está en nuestra opción de fe en Cristo resucitado.
2.- Sí. Cristo resucitado es quien le da sentido a todo; con Él se entiende el evangelio, se entiende a la Iglesia, se entiende la vida cristiana. Tanto es así que el mismo Apóstol san Pablo dice en 1Corintios 15, 14: “Y si cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes”. Pero aun así cabe hacerse la pregunta: ¿cómo predicar la verdad de Cristo resucitado? Simplemente, así como el movimiento se demuestra andando, la fe en el Resucitado se demuestra viviéndola. Es san Pablo quien nos recuerda que Cristo resucitado es principio de vida nueva. Por eso nos dice: “Ya que ustedes resucitaron con Cristo…”He aquí una verdad que no siempre se toma en serio. El cristiano es una persona resucitada, es decir, es transformado. ¿Dónde? ¿Cuándo? En el bautismo. Porque en el Bautismo fuimos resucitados; por eso se nos pide una vida nueva. Esta vivencia sola bastaría para hacer creíble a Cristo resucitado. Porque todo efecto trae consigo una consecuencia. Así, el efecto del bautismo es que hemos sido resucitados. La consecuencia, vivimos una vida nueva.
Es cierto que mientras estamos en este mundo esta vida nueva está oculta, está en gestación, como el feto en el vientre materno. Lo importante es que nazca, se manifieste. Y, según el decir de san Pablo, cuando se manifieste Cristo entonces nos manifestaremos con Él.
3.- El mundo anhela vida, pero desconoce la vida plena. Quiere gozar de esta vida, pero se le va de las manos. Prefiere cultivar la muerte de diversas formas: guerras, armamentismo, aborto, eutanasia, droga, alcohol y otras formas de muerte. Y a todas estas formas de muerte decimos NO. Porque nosotros creemos en la vida debemos dar respuesta a esta inquietud del hombre. Nuestra respuesta tiene que estar hecha no de palabras, ni de reflexiones filosóficas o teológicas, sino de una conducta y una actuación rectas, nuevas. El mundo espera que nosotros mostremos de hecho que creemos en la vida, pero en la vida plena, la que trae el Resucitado.
4.- Por eso, qué importante es “Ver y Creer”. En sentido bíblico, Ver en Juan significa contemplar a Cristo como el Salvador; es ver la luz del misterio del Dios. Los ciegos, en cambio, no captan al Señor. San Pablo, al encontrarse con Cristo resucitado, primero quedó ciego, pero después Vio, es decir, entendió, comprendió a Cristo y su mensaje.
Usted y yo hemos sido iluminados por la luz de la fe, creemos en el Señor resucitado; por eso lo celebramos.
Hoy hay muchos que creen ver, pero son ciegos. Saben mucho, son grandes pensadores, pero no ven, no comprender. Por eso se declaran “agnósticos”, es decir, aunque no niegan a Dios, declaran que es incognoscible, no lo pueden conocer. En cambio el creyente “ve”, “comprende”. Y lo que ve y comprende lo vive. Creer para San Juan es sinónimo de aceptar. Porque creo en Jesús resucitado lo acepto y hago lo que Él me dice. Eso hace un cristiano.
Hoy celebramos lo esencial de nuestra fe cristiana: a Jesús resucitado. Confesamos de palabra, en la liturgia y en la vida que Dios es un Dios de vida, capaz de dar vida, que ama la vida de todos nosotros. Esto creemos y celebramos. ¡Feliz Pascua!


Hermano Pastor Salvo Beas.