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Homilía para la Eucaristía del domingo 15 de diciembre de 2023.

identidad es ser Familia de Dios, consagrados a Jesucristo y llamados a ser santos. Esa es la vocación de los cristianos de Corinto. Afirmación inaudita para aquella comunidad que vive su fe en uno de los ambientes más corruptos de la sociedad griega. Y en esta atrevida afirmación encontramos su misión: ser luz en esos ambientes contaminados de tanta maldad. Por eso, el Apóstol les dice: “Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo”. Una vez más encontramos la trilogía: vocación, capacitación, misión. En todo cristiano se debe dar esta trilogía. 

3.- Los cristianos estamos insertos en el mundo, formamos parte del mundo, aunque no somos del mundo, ya que fuimos santificados por el Señor. 

Si los destinatarios de la carta vivían en un ambiente corrupto, el ambiente de hoy no es mejor. Aun cuando tenemos adelantos científicos, inteligencia artificial, tenemos más “civilización”, sin embargo, cada vez se torna el ambiente más difícil para nosotros los santos, los que también hemos sido capacitados por el Señor con la Fuerza del Espíritu. Hoy y nunca ha sido fácil ser cristiano. Todo lo que nos rodea es diferente. Frente a esta realidad necesitamos ser iluminados y actualizados por el Espíritu Santo. No temamos ser modernos, temamos más bien ser contaminados por el ambiente. Por eso, vacúnese. ¿Con qué? Con el Espíritu de Dios, capacítese para dar razón de nuestra fe y esperanza. (cfr. 1Pedro 3,15). 

4.- Apliquemos lo dicho. Todos somos llamados y enviados. Todos hemos sido capacitados por el Señor para ser sus testigos. Es un imperativo el ser misioneros. Enseña el Papa Francisco: “El deseo de salir y llegar a los demás a los que hay que anunciar el Evangelio puede borrarse. Y destacó que a veces parece eclipsarse. Pero cuando la vida cristiana pierde de vista el horizonte del anuncio, enferma: se encierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia. Sin celo apostólico, la fe se marchita. La misión, en cambio, es el oxígeno de la vida cristiana: la vigoriza y la purifica”.  

Si hay católicos lánguidos, comunidades estáticas, es porque han eclipsado este deber misionero que el Señor nos ha dado. 

Hoy nos capacita el Señor y nos envía. Cuando te sientas desganado mira al Cordero de Dios, que es capaz de quitar el pecado, lo que nos aparta de la vida de Dios. Aceptemos el llamado y el envío; no temamos, mira que Él está junto a nosotros. 

Hermano Pastor Salvo Beas.