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Homilía para la Eucaristía del domingo 05 de junio de 2022.

Paz y Bien a ustedes. Que el Espíritu de Dios repose en cada uno de ustedes.

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. 

Hechos 2,1-11: En la fiesta de Pentecostés se cumple lo prometido por Jesús: viene el Espíritu Santo sobre los discípulos. Comienza una nueva etapa: la de la Iglesia. 

1Corintios 12,3-7.12-13: Se muestra cómo el Espíritu Santo gobierna a la Comunidad con los carismas y servicios que Él distribuye para bien de la comunidad. 

Juan 20,19-23: Jesús resucitado, que tiene la plenitud del Espíritu, comunica a los suyos este mismo Espíritu para que continúen con el ministerio salvador de Jesús. 

1.- Dice el Génesis 2,7: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida.  De esta manera el hombre se convirtió en un ser viviente”. El hombre se define así como polvo y soplo de Dios. Y de hecho en el lenguaje bíblico el Espíritu es llamado también el Soplo de Dios, el que da vida.  Ya lo dice el salmo responsorial: “si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.  Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra”. 

El Espíritu Santo es el Soplo de Dios, es quien infunde vida, pero una vida distinta, una vida plena. 

Es en la fiesta de Pentecostés, en la que los judíos celebraban la Alianza de Dios con su Pueblo allá en el Sinaí, cuando se manifiesta el Espíritu Santo a los discípulos, que estaban muertos de miedo. Pero con este Soplo divino tienen una vida plena que los convierte en testigos del Resucitado. De esta manera comienza un tiempo nuevo, en el que el Espíritu de Dios se derrama generosamente a todos. Comienza la Nueva Alianza sellada por el Espíritu Santo, no en tablas de piedra, sino en el corazón de los creyentes. 

2.- Jesús sopla, comunica su Espíritu a los discípulos y los constituye en ministros de la misericordia divina, continuadores de la obra misericordiosa de Cristo. Eso hace el Espíritu Santo; su presencia es garantía de una vida nueva.  Es Él quien con sus carismas enriquece, adorna y anima a la comunidad de los creyentes. Dios, que es Uno, concede la manifestación de sus múltiples dones mediante su Espíritu. Pero todos estos dones que el Señor da son para el bien de la Comunidad, no de la persona y fomentan la unidad de todo el Cuerpo de la Iglesia. El que está consciente de poseer algún don del Espíritu debe ser humilde y agradecido y ponerlo al servicio de los demás, sin vanagloriarse por el don recibido. Si no lo hace sería un ladrón de los dones de Dios. 

3.- Es tan importante el Espíritu Santo que sin Él nada es valedero, ni duradero. Sin el Espíritu Santo Jesús sería sólo un personaje del pasado y nada más. Pero con el Espíritu Santo Jesús está siempre presente y actuante en su Iglesia. Sin el Espíritu Santo la Iglesia misma sería un cuerpo sin vida, tal vez momificado, un simple objeto de museo. Y para muchos eso es la Iglesia. Pero con el Espíritu Santo la Iglesia es el Cuerpo vivo y real de Cristo resucitado.  Sin el Espíritu Santo nuestra oración sería un balbuceo inútil y penoso. Pero con Él es un coloquio amoroso en el que Él mismo nos dice lo que debemos decir a Dios. Y sin el Espíritu Santo nuestra pastoral sería un simple y pobre proselitismo estéril. Pero con su presencia, nuestra pastoral es un testimonio vivo de Cristo hoy. 

4.- Jesús mismo dijo: “El viento sopla donde quiere, oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; lo mismo sucede con quien nace del Espíritu.” (Juan 3,8). Nadie tiene el monopolio del Espíritu Santo; Dios lo concede a quien quiere, incluso a aquellos que no creen en Él. Y así vemos cómo es el Espíritu de Dios el que está actuando hoy en el mundo por medio de gente que no es cristiana.   ¿Acaso no actuó por medio de Mahatma Gandhi? ¿Y no actúa acaso a través de personas, políticos, científicos, gente de toda condición humana para bien de la misma comunidad humana? No me cabe la menor duda que así lo hace el Señor, porque Él a toda ama. 

Estoy seguro que tú tienes más de algún carisma o don del Espíritu. ¿Lo has descubierto? Y si lo has descubierto, ¿lo pones a disposición de los demás? Y tu propia vida de fe nada sería si no estuviera animada por este Divino Espíritu.  Hoy celebramos Eucaristía, la que es posible gracias al Espíritu Santo que viene a transformar estos dones en una ofrenda agradable a los ojos del Padre. 

Salgamos de aquí como los Apóstoles a anunciar con entereza que Cristo vive y quiere salvar a todos. 

Hermano Pastor Salvo Beas.