Homilía para la Eucaristía del domingo 01 de mayo de 2022.
Paz y Bien.
DOMINGO TERCERO DE PASCUA.
Hechos 5,27-32.40-41: Se nos presenta el conflicto entre el judaísmo (Consejo) y los Apóstoles (La Iglesia). Hay una nueva experiencia: se van contentos, no por haber sido liberados, sino por sufrir como Jesús.
Apocalipsis 5,12-14: Visión del Cordero que simboliza a Cristo resucitado, con máximo poder.
Juan 21,1-19: Jesús se aparece junto al lago. Se norra la vocación y misión de Pedro, que se fundamenta en el amor.
1.- Cristo una vez resucitado ya no muere más. Y sigue presente y vivo en sus discípulos, en los que creen y lo aceptan. Ya sabemos que Jesús fue rechazado no sólo por su pueblo, sino también por los romanos, que detentaban el poder máximo en el mundo. Si Jesús fue rechazado también lo fue su comunidad de discípulos, la Iglesia. Y el primer conflicto que la Iglesia tuvo fue con la comunidad judía. Por eso ésta rechaza y persigue. Los primeros mártires del cristianismo lo fueron de manos del judaísmo: los Apóstoles, Santiago, Esteban. Pero el conflicto no amedrenta a los Apóstoles; al contrario, los llena de gozo, porque corren la suerte de Cristo. Se cumple así la Bienaventuranza que dice: “Felices ustedes cuando los injurien, los persigan y los calumnien de todo por mi causa. Alégrense y estén contentos pues la paga que les espera en el cielo es abundante” (Mateo 5,11).
2.- Por algo a Jesús se le identifica con el cordero. El cordero es una figura bíblica con múltiples simbolismos: es la víctima pascual de liberación, es el León de Judá qe triunfa sobre el mal, que tiene la plenitud del poder. Sólo Jesús posee el poder máximo y a Él se le rinde todo el honor y la gloria. ¿Dónde? En la liturgia celestial. Pero también en la tierra.
Para nosotros los cristianos no hay más que uno solo que tiene la plenitud del poder. Por eso, sólo a Él hay que obedecer, porque Él es el único Absoluto. Para nosotros los cristianos no hay otro absoluto y por Él hemos de estar dispuestos a dar la vida por el Señor.
3.- Fácil decirlo. Pedro, en la cena, le dijo a Jesús: Aunque todos fallen esta noche, yo no fallaré…aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. (Mateo 26,33.35). Y ya sabemos cómo a la primera falló. Es que siempre el poder amedrenta, más todavía cuando se absolutiza. Y un poder absolutizado, sea este civil o religioso, no admite oposición y por eso persigue y condena.
En el mundo siempre ha existido sistemas opresores, de distintos colores. Pero todos son iguales: persiguen y eliminan.
Jesús, los Apóstoles, la Iglesia, siempre se enfrentaron con el sistema del mundo. Es que el cristiano debe ser alérgico a todo absolutismo. Y debe estar dispuesto a correr la suerte de Cristo.
4.- La escena del evangelio es muy sugerente. Sólo el amor capacita para reconocer la presencia del Resucitado. Sólo el discípulo amado tuvo una visión de fe más clara que el resto y por eso reconoce en el de la orilla a Jesús resucitado. ¡Es el Señor!
Sólo donde hay amor hay futuro y existe la cualidad fundamental para el liderazgo cristiano. Un auténtico amor al Señor es el que garantiza la fidelidad al Señor en la prueba.
Hoy nos pregunta a nosotros: ¿Me amas? No sólo esto. Nos pregunta como a Pedro: “¿Me amas más que a estos?” Y yo me pregunto: ¿Quiénes son “estos”? La respuesta la tienes tú. Y es en esta comunión, en el secreto de tu corazón, que tú podrás responder.
Como los Apóstoles salgamos de aquí contentos de haber sido considerados dignos. ¿Dignos de qué? De ser amados y de poder sacar la cara por Él. Celebremos, hermanos.
Hermano Pastor Salvo Beas.