Skip to main content

Homilía para la Eucaristía del domingo 24 de abril de 2022.

Paz y Bien para todos ustedes.

PASCUA II. 

Hechos 5,12-16: Los Apóstoles actúan con el poder de Dios. Cristo resucitado se manifiesta en ellos y en la comunidad de los creyentes, que iba creciendo cada vez más- 

Apocalipsis 1,9-13.17-19: Inicio del Apocalipsis. Cristo se manifiesta resucitado y aparece como rey y sacerdote, en una condición de plenitud. 

Juan 20,19-31: Dos aspectos:  

. El resucitado, que es el mismo que compartió con ellos en su vida mortal, les comunica vida y poder para continuar su obra salvadora. 

. Tomás, que busca en forma errónea a Jesús, no cree en el testimonio de los Apóstoles. 

1.- Cristo Resucitado se manifiesta a través de los signos que realizan los Apóstoles. Y esto provoca el que muchos se adhieran al grupo de los creyentes. Así se va realizando el designio de Dios. Por medio de estos signos prodigiosos se demuestra que el Reinado de Dios ha comenzado con la Resurrección de Jesucristo. Y cuando entra el Reno de Dios en las personas éstas cambian, son creyentes, es decir, personas unidas al Señor y entre sí por la fe. Comienza a haber una comunidad de fe, la que da testimonio de Jesucristo en el mundo de hoy. 

La Iglesia se entiende como una Comunión de personas que han aceptado al resucitado. 

2.- No aceptamos a cualquier Jesús. Porque a veces se corre el riesgo de presentar a Jesús como un personaje extraordinario, pero similar a otros personajes, como Buda o Mahoma. No, eso es un error. La Palabra de Dios en el Apocalipsis nos presenta a Jesús resucitado como revestido de Dios, como Rey y como Sacerdote. En este Jesús cree la comunidad cristiana y es este Jesús el que se hace presente a su Iglesia para comunicarle vida. De hecho, lo primero que les comunica a los Apóstoles es su Espíritu, para que tengan Vida y así puedan continuar con la obra que Él inició. 

La Iglesia, una comunidad cristiana, posee al Espíritu Santo en su seno y con Él continúa haciendo presente a Cristo Resucitado. El Espíritu Santo, que estuvo presente en Jesús durante su ministerio y que Él entregó al expirar en la cruz, es quien ahora da vida y poder a la Iglesia. De este modo la comunidad de los creyentes es portadora de salvación: de la Paz y el Perdón. 

3.- Todo es cuestión de fe, y aquí está el punto. ¿Hay fe?  

Como Tomás, muchos buscan a Jesús, pero de un modo equivocado. Quieren asegurarse por medio de datos científicos, con señales puramente humanas.  Y se equivocan, ya que no se dan cuenta que la Resurrección de Cristo es cuestión de fe. La fe viene del testimonio de los Apóstoles que dice: “Hemos visto al Señor”. Porque la adhesión al Señor resucitado la suscita el testimonio convencido de los discípulos, testimonio que moverá a la fe si brota de la experiencia personal y comunitaria del Señor presente. 

Hoy hay poca fe. Tal vez se deba al débil, o tal vez nulo testimonio de los cristianos. Y he aquí el desafío nuestro: hacer creíble al resucitado. 

4.- ¡Felices los que creen sin haber visto! Esos somos nosotros, que nos hemos reunido para celebrar al Señor. Nosotros creemos que Él está presente, porque donde dos o más se reúnan en su nombre Él está presente. También se podría decir hoy: Felices los que creen a pesar de lo que han visto u oído. Sí, porque su fe está bien arraigada en el Señor resucitado. 

Él está presente y sopla en nosotros y nos comunica el Espíritu Santo. Porque en la Eucaristía invocamos al Espíritu Santo para que convierta el pan y el vino en presencia sacramental de Cristo. Invocamos también al Espíritu Santo para que nosotros, unidos al Señor, proyectemos su presencia en el mundo de hoy. De modo, hermanos, que se cumple entre nosotros lo que dice la Escritura. 

Seamos, pues, testigos del Resucitado para que el mundo descubra y acepte al Señor y con Él tenga vida plena. 

Hermano Pastor Salvo Beas.