Homilía para la Eucaristía de hoy jueves santo.
JUEVES SANTO.
Éxodo 12,1-8.11-14: Prescripciones para celebrar la Pascua hebrea, fiesta de liberación.
1Corintios 11,13-26: Pablo corrige a los cristianos por los abusos cometidos en la “Comida del Señor” y trasmite lo que él recibió, cómo realizar esta “Comida del Señor”.
Juan 13,1-15: Juan al narrar la última comida del Señor nos narra el gesto y un mensaje. El gesto del servicio y el mensaje de la unidad.
1.- ¿Qué estamos celebrando? Muchas cosas se pueden decir de la Eucaristía, pero atengámonos a lo que hemos escuchado en la Palabra de Dios.
El Pueblo de Dios celebra, vuelve a hacer presente la Pascua por medio de la Cena Pascual. Dios sacó, liberó a su Pueblo de la esclavitud y lo hizo un pueblo libre. Por eso los israelitas celebran, recuerdan, representan por medio de la Cena Pascual la Gesta liberadora del Señor. La Cena de Pascua no es más que una figura de la Eucaristía. Pero con Cristo pasa a ser un acontecimiento, ya que Cristo, con su muerte y resurrección, realizó la verdadera Pascua, nos libera de la esclavitud del pecado y de la muerte para darnos nueva vida. Y la comunidad de los discípulos la hace sacramento, ya que con el pan y el vino, se hace presente la obra de Cristo.
2.- Jesús celebró una comida de despedida con los suyos. Tal vez no fue la Cena pascual, no importa, pero lo que esta Última Cena significa es lo que interesa e importa.
Juan, al narrar esta Última Cena, resalta el gesto de Jesús. Él lavó los pies a sus discípulos. Gesto que bien puede tener dos sentidos: un sentido de purificación: “el que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies”. También indica el espíritu de humildad y servicio, actitudes permanentes que ha de tener un discípulo del Señor. El gesto es insólito. En una sociedad donde está tan perfectamente determinado el rol de las personas y los grupos, es impensable que el comensal de una comida festiva, y menos aún el que preside la mesa, se ponga a realizar esta tarea humilde reservada a siervos y esclavos. Según el relato, Jesús deja su puesto y, como un esclavo, comienza a lavar los pies a los discípulos. Difícilmente se puede trazar una imagen más expresiva de lo que ha sido su vida, y de lo que quiere dejar grabado para siempre en sus seguidores. Lo ha repetido muchas veces:
“El que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos” (Marcos 10,43-44. Cf. también Marcos 9,35). Jesús lo expresa ahora plásticamente en esta escena: limpiando los pies a sus discípulos está actuando como siervo y esclavo de todos; dentro de unas horas morirá crucificado, un castigo reservado sobre todo a esclavos.
La mejor Pascua que los cristianos podemos hacer es salir de nosotros mismos y volcarnos en favor del otro, servirlo. Esto es lo que distingue a un verdadero cristiano. Porque si Pascua es el paso de una vida de esclavitud a una de libertad, la mejor liberación es que sepamos salir de nosotros mismos con la ayuda del Señor.
3.- Hoy hay mucha esclavitud en el mundo.
Hay esclavitud porque hay ansias de poder.
Hay esclavitud porque hay ansias de tener.
Hay esclavitud porque hay ansias de buscarse a sí mismo.
Hay mucha esclavitud porque todos luchan por el poder y no por el servir.
Y este deseo anida en cada uno de nosotros. Por eso necesitamos ser liberados por el Señor. Porque una pascua sin Dios es un engaño, es crear nuevas estructuras de dominio y sometimiento. Y es lo que vemos en el mundo de hoy.
4.- Hoy Jesús nos dice: “Les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes”.
Esto hemos escuchado.
Corremos el riesgo de ritualizar lo que hizo Jesús y conformarnos con ello. No, eso no sirve.
Si bien es cierto que la Eucaristía merece toda nuestra atención y respeto; sin embargo de nada nos serviría si nos conformáramos con una linda ceremonia mientras hay tantos a quienes debemos lavar los pies, servir y amar con respeto. Hoy falta una cultura del respeto. Respeto a la vida, a la persona, a todo. Y esto es lo que el Señor quiere que celebremos; ejemplo nos dejó.
Hermanos, sé que lo dicho no agota todo el misterio del Jueves Santo, de la Eucaristía. Por eso, terminada la celebración debemos seguir reflexionando sobre este Misterio tan grande.
Celebremos con fe.
Hermano Pastor Salvo Beas.