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Homilía para la Eucaristía del domingo 10 de abril de 2022.

Tengan todos una feliz Semana Santa.

DOMINGO DE RAMOS. 

Lucas 19,28-40: Jesús culmina una etapa para iniciar otra.  Llega por fin a Jerusalén para cumplir con la voluntad de su Padre. Pero inicia otra etapa: entra triunfalmente a Jerusalén para consumar su misión como Salvador y Mesías. 

Filipenses 2,6-11: Se proclama el Misterio de Cristo: Encarnado vive sometido a la Voluntad del Padre. Por eso es exaltado: Él es el Señor. 

Lucas 22,66-23,1-49: relato de Lucas de la Pasión. En el relato aparecen dos razones por las que es declarado culpable: las autoridades judías por un delito religioso: ser Hijo de Dios; ante Pilato es declarado culpable por un delito político: proclamarse rey y Mesías. 

1.- Nos disponemos a celebrar un Misterio de fe en esta semana: la Pascua de Cristo, es decir, su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero para celebrar un Misterio de fe primero hay que contemplarlo con ojos de fe, con ojos de creyentes. De lo contrario no tiene sentido el Misterio Pascual que celebramos. Para contemplar el Misterio podemos preguntarnos: ¿por qué sufrió y murió Jesús? La respuesta puede escandalizar a un no creyente. Porque si decimos que sufrió todo esto por cumplir con la Voluntad del Padre, se puede concluir que Dios es un ser absolutamente cruel, sanguinario, que quiere la destrucción de su hijo querido. ¡Y eso no puede ser! Y muchas veces hemos escuchado este argumento. 

Pero si la respuesta es que vino a traer el Proyecto de Dios (el Reinado de Dios) y por ser fiel a esta misión tuvo que sufrir las consecuencias, ¿y cuáles son las consecuencias? El rechazo del mundo, entonces estamos contemplando desde otra perspectiva este misterio. 

Por eso, como dice la carta a los Filipenses, Jesús se hizo obediente con todas sus consecuencias. Y la peor de las consecuencias fue el rechazo permanente del mundo. 

2.- Porque el mundo tiene también su Proyecto, que es totalmente opuesto al Proyecto de Dios, y no tolera que venga otro con un Proyecto diferente. Por eso rechaza, condena y elimina. Y esto le sucedió a Jesús. 

Dios Padre envió a su Hijo al mundo con la misión de implantar su Reinado de Justicia, Paz y Amor. Aceptando este Proyecto de Dios es como Dios entra y salva a la humanidad. Y eso quiere el Señor. 

Por supuesto que lo que Jesús trae y propone no entra en competencia con los poderes de este mundo, no, pero igual afecta a los intereses de este mundo, de ahí el rechazo permanente. 

Hoy, en este Domingo de Ramos, contemplamos como en Sinopsis lo que vamos a celebrar, contemplar, en esta Semana especial. En otras palabras, lo que vamos a hacer presente. 

3.- La Iglesia, el Santo Pueblo de Dios y la humanidad toda está haciendo realidad el Misterio del Reino de Dios. Por eso, consciente o inconscientemente, creyendo o no creyendo, la gente, el pueblo lucha por conseguir un mundo mejor, más de acuerdo con lo que Dios quiere, un mundo donde impere el respeto por la persona, la justicia, la solidaridad, el amor, la Fraternidad y la Paz, elementos todos intrínsecos del Proyecto que Jesús trae. Pero hay otros que no quieren esto y se oponen tenazmente. Por esto calumnian, acosan y persiguen a los cristianos y a todos los que luchan por implantar y defender los valores del Reino de Dios. Y parece mentira que en nombre del Progreso y del Orden se ataca a los que quieren el Orden querido por Dios. 

4.- Cristo sigue presente hoy actualizando, realizando su Pascua, sigue muriendo y resucitando por todos nosotros. Hoy entramos a esta Semana Diferente = Santa. Hoy Jesús dice a todos nosotros:  

“No lloren por Mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos”. El Señor no quiere una piedad sentimental, sensible, sino que objetivamente veamos de qué manera se realiza hoy su Pasión y muerte tanto en oriente como en occidente, en países de distintos regímenes. Porque en todos ellos Cristo sigue siendo crucificado en aquellas personas que creen en el Proyecto de Dios. Por eso con Él muramos, con Él resucitemos y con Él sirvamos a esta sociedad nuestra. 

Hermano Pastor Salvo Beas.