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Homilía para la Eucaristía del domingo 20 de marzo de 2022.

Paz y Bien a todos.

TERCER DOMINGO DE CUARESMA. 

Éxodo 3,1-8.10.13-15: En el texto podemos ver tres temas: -La Teofanía o manifestación de Dios, que produce un encuentro entre Dios y Moisés. – La decisión divina de liberar al pueblo. – La revelación del Nombre divino. 

1Corintios 10,1-6.10-12: Pablo aplica el acontecimiento del Éxodo a la experiencia cristiana para que permanezcamos en la fidelidad. 

Lucas 13,1-9: Ante la creencia de que el pecado trae consigo el castigo, Jesús toma una postura más universalista: todos somos pecadores y necesitamos convertirnos y aprovechar el tiempo presente. 

1.- En el texto del Éxodo Dios se da a conocer, manifiesta quién es Él. El texto dice: “Yo soy el que soy”. Pero no es la manifestación de un ser frío, abstracto, sino que da a conocer su identidad; hace referencia a la obra y acción de Dios. En concreto, Dios se revela como un ser que se hace presente para salvar.  De modo que así como el árbol se conoce por sus frutos, igualmente por sus obras salvíficas se conoce a Dios. Y lo que mejor describe la identidad de Dios siempre presente es el salmo 102, que es el salmo responsorial (le aconsejo leerlo y meditarlo). Entonces, el Nombre de Dios, su identidad, no termina nunca de revelarse, pues está siempre dándose a conocer en su obra de amor que culmina en Jesús = “Yahveh salva”. Y Dios comienza su obra de salvación con Moisés en favor de su Pueblo. La presencia del Señor a lo largo del Éxodo planifica a su pueblo, ya que se da a conocer como un Dios bondadoso y compasivo, lento a la ira, rico en piedad y siempre fiel. 

2.- La historia de Israel es Historia de Salvación. El Señor estuvo siempre presente en su historia y le acompañó en el desierto. Así se manifestó cercano, guía y Libertador, proveedor de tierra. Todo en favor de su Pueblo. Pero éste no supo responder. Como nos lo advierte san Pablo, “muy pocos fueron agradables a Dios”. 

La Historia de salvación no es un simple mirar para atrás. Aquí se aplica el dicho: “Quien desconoce la historia corre el riesgo de repetir los mismos errores”. ¿Qué errores? “Dejarse llevar por los malos deseos y se rebelaron contra Dios”. 

No basta con fiarse de la condición de Pueblo de Dios. Como no basta con estar bautizado o tener todos los sacramentos (como suele decirse). No basta con el título, se requiere una vida coherente a la identidad, a lo que se dice ser. Sin esto, nuestra vida sería una mentira. 

3.- Hoy día hay muchos que más que personas de fe parecen personas que viven del miedo, llenos de inseguridades. La Fe garantiza seguridad; lo contrario es la superstición. Más que creyentes en el Dios presente en sus vidas, muchos son crédulos, que se aferran a cualquier creencia para sentirse seguros…. Y no lo logran. Son como los del evangelio, que lo sucedido fue para ellos un castigo de Dios. Para esta gente el binomio era: pecado –desgracia. Y así, hoy encontramos gente que utiliza los sacramentos como un seguro contra el mal: bautizar al bebé para que no lo ojeen, acercarme a Dios para así conseguir trabajo o me vaya bien. 

El binomio de Jesús, en cambio, es otro: pecado-gracia. 

4.- Jesús que es la presencia salvadora de Dios entre los hombres, nos enseña que el dolor, la enfermedad, los males que nos aquejan no son un castigo por los pecados, sino una advertencia. Si permanecemos en el mal camino, en el mal obrar sufriremos las consecuencias. 

Lo que vivimos en la sociedad actual no es más que consecuencia de un estilo de vida malo.  Porque, “quien siembra vientos cosecha tempestades”. O también, como dice el Eclesiastés: “El que cava una fosa cae en ella” (Ecltés.10,8). 

La pandemia, la guerra, las situaciones de pobreza y tantos males como aquejan a la humanidad, no son más que consecuencia de un desorden que se debe mejorar. 

Jesús es realista, nos inculca la necesidad de la conversión, de volvernos a Dios, andar por los caminos del Señor. Si no cambiamos, si no queremos a Dios en nuestra sociedad…no nos quejemos después. 

Pero Dios es misericordioso, da tiempo y auxilio para que demos frutos. El Cuidador de la viña, Jesús, es quien cuida, cultiva, abona y alimenta. ¿Permaneceremos inertes y estériles? Ahora es el tiempo de volvernos a Dios. 

Hermano Pastor Salvo Beas.