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EDD. martes 02 de noviembre de 2021.

Martes de la trigesimoprimera semana del tiempo ordinario
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Color: morado

La oración por los muertos pertenece a la más antigua tradición cristiana. Es natural, pues, que el día siguiente a la fiesta de los que han entrado en la intimidad de Dios, nuestra solicitud vaya hacia nuestros hermanos que han muerto en la esperanza de la resurrección que abarca también a “todos aquellos cuya fe sólo conoce el Señor”.

Antífona de entrada Cf. 1Tes 4, 14; 1Cor 15, 22 

Así como Jesús murió y resucitó, de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Y así como todos mueren en Adán, todos revivirán en Cristo. 

ORACIÓN COLECTA 

Dios nuestro, escucha con bondad nuestros ruegos, para que, al crecer nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

La muerte ha sido vencida

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 51-57

Hermanos: 

Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.

En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá- los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.

Lo que es corruptible debe revertirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.

Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: “La muerte ha sido vencida.

¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón? Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la Ley.

¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!

SALMO RESPONSORIAL 129, 1-8

R/.  ¡Desde lo más profundo te invoco, Señor!

Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿Quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.

Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 11, 25a. 26

Aleluya

“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

Yo soy la resurrección y la vida.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 17-27

Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.

Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”.

Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”.

Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.

Jesús le dijo:

“Yo soy la Resurrección y la Vida.

El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Ella le respondió: “Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2021-11-02

REFLEXIÓN :

Los versículos 17 al 27 del capítulo 11 de San Juan se “mueven” en un entorno mucho más significativo que el relato de la muerte de Lázaro. Desde el principio de este capítulo se señalan “cosas” tan importantes como esto: Jesús va a Betania, cerca de Jerusalén. Y Jesús VA A LA MUERTE… Sabe que, después de lo que pensaba hacer: RESUCITAR A LÁZARO, las autoridades decretarían su muerte.

Pero el amor puede más que el dolor y la muerte. Él prefiere su muerte a la de Lázaro. Tomás (versículo 16), impactado por la postura de Jesús, dice: “ vamos también nosotros a morir con él.

Jesús con este séptimo milagro proclama su Resurrección y la de todos: “Yo soy la Resurrección y la Vida; quien crea en Mí, vivirá”…

Este relato es la cumbre de la obra de Jesús: LA RESURRECCIÓN. Toda la doctrina evangélica: HECHOS Y DICHOS DE JESÚS sólo tienen este fin: LA RESURRECCIÓN.

Por consiguiente, la actitud del cristiano ante la muerte no puede ser de miedo, desencanto, desesperanza. ¿para qué ha venido Jesús, ha vivido y muerto, sino para darnos la VIDA ETERNA? Recordemos constantemente aquello de “Ni ojo vió, ni oído oyó lo que Dios tiene reservado a aquellos que le aman”.

Pero hay que creer y creerlo. Recordad lo que le dijo Jesús a Marta: “¿Crees esto? Yo soy la resurrección y la vida”. Esta es la cuestión indeclinable: CREER, CREER, CREER en ÉL.

Toda nuestra vida: el ser y el hacer no deben tener otro objetivo, ni otro sentido. Toda nuestra religiosidad, actos piadosos, nuestro trabajo, nuestro proyectos, etc. deben ser entendidos y vividos desde este prisma.

Cierto es que Jesús lloró ante la tumba de Lázaro, y decían los que le rodeaban: “Mirad cómo le amaba”. El sintió, como nosotros, la separación temporal de su amigo; pero no se queda ahí: TRANSCIENDE. Así también nosotros: tenemos un corazón de carne, con sentimientos, cariño, amor; pero eso no debe eclipsar el fin GOZOSO Y PLENO DEL HOMBRE: la FELICIDAD ETERNA: LA POSESIÓN DE DIOS PARA SIEMPRE, LA COMPAÑÍA SIN TÉRMINO DE NUESTROS SERES QUERIDOS.

Fuente : http://es.catholic.net/op/articulos/22512/homila-para-la-celebracin-de-las-exequias-xi-jn-11-17-27.html