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EDD. viernes 15 de octubre de 2021.

Viernes de la vigesimoctava semana del tiempo ordinario
Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Teresa de Ávila (1515-1583), la reformadora del Carmelo, es una contemplativa y una mujer de acción. La contemplativa entregó el secreto de su camino de perfección hacia Dios en libros que han hecho de ella una maestra de vida espiritual. La fundadora recorrió España para fundar monasterios, introduciendo la gran reforma carmelitana con san Juan de la Cruz. El alma de Teresa estaba unificada en su sed de vivir “sola con el Solo”. El Papa Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia en 1970.

Antífona de entrada Sal 41, 2-3 

Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente. 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que por la acción de tu Espíritu elegiste a santa Teresa de Jesús para mostrar a la Iglesia el camino de la perfección, concédenos alimentarnos siempre con su doctrina espiritual y arder en deseos de verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 4, 1-8

Hermanos:

¿Qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne? Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios.  Porque, ¿qué dice la Escritura?: «Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación».

Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe. Pero al que no hace nada, sino que cree en Aquél que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación. Por eso David proclama la felicidad de aquél a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo: Felices aquéllos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos. Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.

SALMO RESPONSORIAL 31, 1-2. 5. 11

R/¡Me alegras con tu salvación, Señor!

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! 

Yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado! 

¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón! EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Sal 32, 22

Aleluya.

Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. Aleluya.

EVANGELIO 

Tienen contados todos sus cabellos.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.

A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquél que, después de matar, tiene el poder de arrojar al infierno. Sí, les repito, teman a ése.

¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros”.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2021-10-15

REFLEXIÓN :

Cuando se nos estropea algo en casa (un electrodoméstico, el coche, la computadora…) nos inquietamos y hacemos todo lo posible para buscar una solución: llamamos al técnico para que lo arregle. Luego pagamos una cantidad de dinero, y listo. O si la reparación es muy cara hacemos planes para comprar uno nuevo.

Sin embargo, todas estas cosas no merecen el cuidado que precisa nuestra vida. Porque si dejamos de funcionar, ¿quien nos arregla? Los médicos pueden lograr curaciones asombrosas, pero ninguno sabe resucitar a un muerto.

Cristo nos advierte que debemos temer al pecado, porque ése sí que nos puede llevar donde no queremos.

Muchos santos contemplaban con frecuencia la realidad de la muerte, y se preguntaban: ¿cómo quisiera vivir yo este día si supiera que es el último día de mi vida?

Mientras vivimos, tenemos esperanzas de salvar nuestra alma. Estamos aún en el tiempo para merecer las gracias que obtuvo para nosotros Jesús, en su Pasión y Resurrección. Por eso, siempre hay una oportunidad para rehacer la vida, para levantarse de la caída, pedir perdón en el sacramento y seguir adelante pensando en el final, en el encuentro definitivo con Dios.

Fuente : https://es.catholic.net/op/articulos/9125/cat/331/nada-hay-oculto-que-no-haya-de-saberse.html