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Homilía para la Eucaristía del domingo 26 de septiembre de 2021.

Dios bendiga a todos ustedes.

DOMINGO XXVI DEL AÑO. 

Números 11,25-29: Cabe destacar en el texto: – Los Ancianos: representantes del Pueblo; en ellos reposa el Espíritu para servir al Pueblo. – Una faceta del Profeta: mostrar la fuerza de Dios presente. – El Espíritu de Dios no tiene fronteras. 

Santiago 5,1-6: Fuerte invectiva contra los ricos, es decir, los opresores, los ególatras, injustos y corruptos. Abusadores del pueblo. 

Marcos 9,38-43.45.47-48: Se nos muestra, por un lado, la actitud de Jesús frente al que obra bien; por otro, cómo el escándalo debilita la fe del hermano. 

1.- Una vez más parto diciendo que nuestro Dios es un Dios siempre presente. Presente de un modo especial en la Persona de Jesús, el Dios-con-nosotros; presente por medio de su Espíritu que siempre actúa a través de personas concretas. 

Así, en el Antiguo Testamento se hizo presente en los Ancianos del Pueblo, en Moisés, en los Profetas. Dios está presente allí donde hay bondad, amor, reconciliación. Dios siempre está actuando y para ello Él rompe moldes. Porque su Espíritu es generoso, libre de condicionamientos humanos. Actúa más allá de los lugares que nosotros tenemos por “sagrados”, ya que el lugar no es condición para que el Espíritu pueda actuar. “El viento (Espíritu) sopla donde quiere”…(Juan 3,8). 

2.- Y así es siempre. Dios está presente y actuante siempre y en todas partes. No importa si la persona es creyente o no, si es católica o no, si es varón o mujer, nada de esto importa. Donde hay bondad allí está Dios. “El que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él”. (1Juan 4,16). Es cierto que Dios reposa especialmente en las personas que tienen un servicio con el Pueblo de Dios. Pero no sólo en éstos, sino en todo aquel que hace el bien a los demás, aunque esto sea difícil aceptar, como lo fue para los discípulos de Jesús. Como es difícil de aceptar que Jesús nos proponga como modelo a imitar para hacerse prójimo a un samaritano (del que nada bueno se podía esperar).  Por eso, repito, el Señor rompe moldes. 

3.- En Dios no caben los monopolios, ya lo hemos visto recién. Él es generoso con sus dones. Y los dones recibidos no son una exclusividad de la persona favorecida, no; los carismas son para el bien de la comunidad.  Y quien dice carismas dice también todos los bienes. 

 Y por ahí hay que entender la carta de Santiago que hemos escuchado recién. Se lanza en picada contra los ricos. Pero, ojo, así como en el vocabulario bíblico hay varios tipos de pobres, dígase lo mismo de Ricos. Rico es no sólo el adinerado, sino el abusador, el que acapara, acumula, el corrupto, el egoísta y derrochador. Y siempre los ha habido en todas partes, incluso dentro de la religión. Y eso no lo quiere el Señor. En este tipo de gente no reposa el Espíritu del Señor, por muy religiosos que sean. 

En Dios no caben monopolios. Jesús no está de acuerdo con aquellos que monopolizan al Espíritu Santo. Jesús no está de acuerdo con el clericalismo, que monopoliza la administración de la gracia. 

4.- Todo esto debilita la fe del hermano, de la gente sencilla. Por eso Jesús es severo con los que apartan a otros de la fe con sus actuaciones y palabras.  Jesús habla de “cortar”, es decir, hay que cercenar de raíz todo aquello que conduce al pecado, a la maldad. Se deben quitar aquellos proyectos e ideologías y acciones que no van en directo beneficio de la gente. Es preciso discernir bien para no equivocarse. Lo que aquí importa es la realización del Reino de Dios. ¿Dónde? Si queremos que Dios esté presente “en nuestras leyes, en las escuelas y en el hogar”, trabajemos por tener un corazón abierto, una mente amplia para descubrir la presencia del Señor y lo que Él quiere de nosotros. Ser abiertos, porque bien sabemos lo funesto que es el fanatismo sea este religioso o político.  

El Señor presente nos dé su Espíritu para poder actuar con sabiduría. 

Hermano Pastor Salvo Beas.