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Homilía para la Eucaristía del domingo 27 de junio de 2021.

Un cordial saludo de Paz y Bien a todos ustedes.

DOMINGO TRECE DEL AÑO. 

Sabiduría 1,13-15; 2,23-24: Visión optimista de la Sabiduría sobre la creación; Dios no es autor de la muerte, ni del sufrimiento. Otra es la causa de la existencia del mal en el mundo. 

2Corintios 8,7.9.13-15: Pablo hace un llamado a la solidaridad para ir en ayuda de los pobres que hay en la comunidad de Jerusalén. Pone como ejemplo a Jesucristo que en su generosidad siendo rico=Dios, se hizo pobre por nosotros, se anonadó. 

Marcos 5,21-43: Dos milagros que demuestran la presencia del Reino de Dios en Cristo. Dos milagros estrechamente unidos; en ambos las favorecidas son mujeres. Lo único que Jesús exige es fe. 

1.- Jesús es la presencia real y tangible de Dios en medio nuestro, de ese Dios que ama la vida y quiere nuestro bien. Por eso, como ya lo sabemos, el Reino de Dios que Jesús trae es un Reino de vida. Y esto que tantas veces proclamó el Señor hoy lo corrobora con estos dos milagros. Yo diría, son dos en uno, ya que ambas señales tienen algunos aspectos en común: primero, son dos mujeres, una tenía doce años de edad, edad núbil, de casamiento; la otra llevaba doce años sufriendo. Doce son las tribus de Israel. En segundo lugar, en ambas mujeres la vida se les extingue, van a  morir. Ambas mujeres son una imagen de Israel, o también la de todo aquel que no está ni ahí con Jesús. Se les va extinguiendo la vida poco a poco. 

2.- Pero en ambas se produce salvación, ya que en ambas entra en juego la fe. Los milagros suponen la fe en Jesús, tanto que a veces se atribuye a la fe la acción salvadora. Sin fe el milagro no va. Pero la fe no es algo mágico, no; la fe debe centrarse en el poder salvador de Jesucristo, en su Persona. La fe es una disposición de confianza total en Jesús, disposición capaz de engendrar audacia, como en aquella mujer enferma que es capaz de acercarse a Jesús, aun cuando legalmente no podía hacerlo. O como la de ese jefe de la sinagoga que, a pesar de la mala noticia que le dieron, le creyó a Jesús cuando le dijo: “Basta que creas”

Antes, el domingo pasado, en la escena del temporal, Jesús reprochó la poca fe de los discípulos. Hoy alaba la fe de esa mujer y la de Jairo. 

3.- En Lucas 18,8 Jesús pregunta a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? Y ese es el problema del mundo, de la sociedad. Como las dos mujeres, están perdiendo la vida, perdiendo vitalidad. Al Israel de aquel entonces y a la Iglesia se les está yendo la vitalidad, porque sus instituciones son inertes, son más formalismo que fondo. Y eso no quiere el Señor. Como dice el profeta: “Me abandonaron a Mí, la fuente de agua viva, para cavarse cisternas agrietadas, que no retienen el agua” (Jeremías 2,13). “Dios no ha hecho la muerte ni se complace en la perdición de los vivientes”.  Entonces, ¿por qué hay tanto dolor y muerte en el mundo?  “Porque me abandonaron a Mí, la fuente de agua viva”, nos responde el Señor. 

Si Israel, si la gente toda tocara el manto del Señor, lo aceptara a Él, o se dejara tomar de la mano, como la hija de Jairo, se levantaría gracias a la vida que Jesús le está ofreciendo. 

4.- Así como hay señales de muerte en el mundo, también las hay de vida. En muchos lugares han surgido agrupaciones que realizan gestos solidarios en favor de los más desposeídos. Aun sin ser creyentes, muchos de ellos, hacen lo de Cristo: se despojan de algo para favorecer a otros. Eso es vida, eso es Reino de Dios. 

El Señor espera de nosotros que tengamos fe. A cada uno de nosotros hoy nos está diciendo: “No temas, basta que creas”. “Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de Fe” (Hebreos 10,22), mediante esa fe que nos vincula en comunión personal con Él. 

A usted se lo digo, que tal vez tiene un tremendo problema, a usted que se le enfermó un ser querido, acérquese a Él. Hoy podrá decir con el salmista: “YO TE GLORIFICO, SEÑOR, PORQUE TÚ ME LIBRASTE”. 

Hermano Pastor Salvo Beas.