Skip to main content

EDD. jueves 29 de abril de 2021.

Jueves de la cuarta semana de Pascua

Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia

Memoria obligatoria

Color: blanco

Nació en Siena el año 1347. Como miembro laical de la Tercera Orden dominicana, supo conjugar su intensa vida contemplativa con su incesante actividad al servicio de la Iglesia. Movida por su gran amor a Dios y al prójimo, promovió la paz y la concordia entre las ciudades e intervino en forma decisiva en el retorno del Papa a Roma, sometido en Aviñón a las presiones del rey de Francia. Con sabiduría cristiana, expresada en sus escritos, suscitó un movimiento de renovación y reforma en la Iglesia de su tiempo. Murió en Roma el 29 de junio de 1380 y el Papa Pablo VI la proclamó Doctora de la Iglesia en 1970.

ANTÍFONA DE ENTRADA 1Ped 2, 9

Ustedes son un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz.

Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios nuestro, que otorgaste a santa Catalina de Siena un amor intenso para contemplar la pasión de tu Hijo y para servir a la Iglesia, concédenos, por su intercesión, que tu pueblo, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

De la descendencia de David, Dios hizo surgir un Salvador, que es Jesús.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles  13, 13-25

Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan Marcos se separó y volvió a Jerusalén, pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia.

El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: “Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar”.

Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: “Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios. El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí y los cuidó durante cuarenta años en el desierto. Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras, al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.

Pero ellos pidieron un rey y Dios le dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años. Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad”.

De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan Bautista había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. Y al final de su carrera, Juan decía: «Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene Aquél a quien yo no soy digno de desatar las sandalias””.

SALMO RESPONSORIAL   88, 2-3. 21-22. 25. 27

R/¡Cantaré eternamente tu amor, Señor!

Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque Tú has dicho: “Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo”.

“Encontré a David, mi servidor, y lo ungí con el óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga poderoso”.

Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán, su poder crecerá a causa de mi Nombre: Él me dirá: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora”.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO    Cf. Apoc 1, 5ab

Aleluya.

Jesucristo, eres el Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos; nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados, por medio de tu sangre. Aleluya.

EVANGELIO

El que reciba al que Yo envíe me recibe a mí.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    13, 16-20

Antes de la fiesta de Pascua, Jesús lavó los pies a sus discípulos, y les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; Yo conozco a los que he elegido.  Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: «El que comparte mi pan se volvió contra mí».

Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

Les aseguro que el que reciba al que Yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2021-04-29

REFLEXIÓN :

Hay una íntima comunidad de amor entre el Padre y el Hijo, al igual que lo debe haber entre el Hijo y a quien Él envía. El amor y la misma Misión nos hacen misteriosamente uno, porque así lo ha dispuesto Dios. No se trata entonces de declaraciones verbales, ni de poesía, ni de pensamientos o intenciones. La unión es más profunda que eso y determina comunidad en la acción, esto quiere decir que todos siendo parte de la misma obra somos iguales.

Así lo ha dispuesto el Señor. La mejor forma de agradecer y bendecir es acoger la Palabra de Dios y hacer lo que nos manda. Es una promesa y al mismo tiempo un misterio tan grande el que nos revela el Señor, que bien vale la pena detenernos en Él para tratar de interiorizarlo y hacerlo nuestro. Seremos dichosos si cumplimos. ¿Qué es lo que tenemos que cumplir? La Voluntad de Dios, es decir, aquello que se nos ha encomendado.

¿Qué nos une con Jesús? Que Él como nosotros, hemos sido enviados. Él fue enviado por el Padre y nosotros por Cristo. El envío es con un mismo propósito. Hay un propósito común en el envío que hace Dios Padre a Jesucristo, y en el que Jesucristo nos hace a nosotros. Ambos hemos sido enviados. Siendo Jesucristo Hijo de Dios y fiel hasta el extremo, nos transmite el envío del Padre tal como lo recibió y nos manda hacer lo mismo. Jesucristo nos ha traído una Buena Nueva; nosotros –como enviado de Cristo-, tenemos que hacer exactamente lo mismo.

En verdad, en verdad les digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos serán si lo cumplen.

Todos tenemos, entonces, el mismo propósito: hacer la Voluntad del Padre. Al hacerla, al cumplirla, entramos en una Comunidad que supera cualquier unión mundana, porque nos hace iguales con Jesucristo y con el Padre, al compartir un mismo propósito, que no es otra cosa que un mismo amor. Estamos frente al misterio de la Comunión: común unión. Nos hacemos uno con Dios al cumplir Su Voluntad, del mismo modo que Jesucristo es uno con el Padre al cumplir su Voluntad.

Seremos dichosos si cumplimos la Voluntad de Dios. Y esta, tal como nos lo revela Jesucristo es: Salvarnos. Jesucristo nos enseña el Camino de la Salvación, que no es otro que el Amor. Es decir, que debemos amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos para salvarnos. Hacerlo nos lleva a la Vida Eterna. Cumplir la Misión que Jesucristo nos ha encomendado, que no es otra que la que el mismo Padre le ha encomendado a Jesús, nos hará dichosos, porque nos salvaremos y alcanzaremos la Vida Eterna.

Gracias Padre Santo por ayudarnos a comprender que no hay nada mejor para nosotros que cumplir con Tu Voluntad y por enviarnos a Jesucristo para traernos la Buena Nueva del amor, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, Amén.

En verdad, en verdad les digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos serán si lo cumplen.

Fuente :

Juan 13,16-20 – dichosos serán si lo cumplen