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Homilía para la Eucaristía del domingo 11 de abril de 2021.

Seamos apóstoles de la divina misericordia.

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. 

Hechos 4,32-35: Sumario sobre la vida de la primitiva comunidad. Se resalta la vivencia de la Comunión fraterna, que es una forma práctica del “dejarlo todo” para seguir al Señor. 

1Juan 5,1-6: se muestra la unidad entre creer y amar: “el que cree…el que ama”; por eso cumple los mandamientos. 

Juan 20, 19-31: Jesús resucitado se manifiesta a sus discípulos, les comunica su Espíritu para que continúen con su obra. Se destaca el valor de la fe. 

1.- Hoy es un domingo muy especial. Y lo es porque estamos celebrando al Señor resucitado. Pero también es especial por ser el Domingo de la Divina Misericordia, lo que tiene mucho que ver con la Pascua, ya que en la Pascua el Señor nos salvó del pecado y de la muerte porque es eterno su amor. He aquí lo esencial: Dios es Amor, un Amor misericordioso. Y esto es lo que Jesús comenzó a proclamar como Buena Noticia, que Dios está aquí, se ha hecho presente no para castigar, sino para salvar: “El Reino de Dios ha llegado”. Dios se acerca en Cristo porque es bueno; Jesús en su discurso siempre habló de la compasión del Dios, especialmente con los más desvalidos y desgraciados de la sociedad. Porque Dios no busca la destrucción de los pecadores, sino se pone en favor de los que sufren y en contra del mal. ¿Cómo? Con la muerte y resurrección de su Hijo. 

Con Jesús comienza algo nuevo en el mundo, algo que ya está iniciado, pero no consumado. Jesús nos trajo el Reino de Dios, que es un reino de misericordia, de amor y de paz. 

2.- La Comunidad de los discípulos debe ser un sacramento, una señal de lo que Jesús trajo. Me llama la atención cómo comienza la primera lectura: “La multitud de los creyentes”, es decir, es una comunidad de fe. Y la Palabra nos dice que el que cree también ama (cfr. Segunda lectura), es decir, hace realidad lo que cree.  

La Comunidad de fe sacramentaliza lo que cree viviendo la Comunión (la Koinonía). La única forma de mostrar el Amor misericordioso de Dios es viviendo el  amor misericordioso hacia los demás. 

La comunidad de los creyentes no puede estar tranquila si en su interior hay pobres, menesterosos, hambrientos, gente menospreciada por cualquier motivo. Por eso la vivencia de la comunión fraterna es esencial, es vital. Más aún, la vivencia del amor misericordioso hacia los demás es el mejor signo de la madurez de una comunidad. Hemos de vivir lo que creemos. Si creemos que en Jesús resucitado se manifestó la misericordia en plenitud, vivámosla. 

3.- Muchos creen en la Divina misericordia. Sin embargo hay cristianos que respiran y tienen sed de castigo para con los malos. ¿Y quién es bueno?, me pregunto yo. 

La comunidad cristiana debe ser una señal clara del Amor de Dios presente en el mundo, pero si no es capaz de vivir en comunión, si no es capaz de realizar misericordia con los que la necesitan, entonces esta iglesia está en crisis, está mal, ya que al no vivir ni mostrar misericordia, no cumple con lo que el Señor resucitado le mandó: “Perdonen los pecados”, ayuden al que lo necesita. 

El mundo es como Tomás: “Ver para creer”.  Y si no cree es porque poco ve y poco escucha. Cuando el mundo ve a los católicos divididos por motivos políticos, porque no saben aceptarse distintos, ideológicos, sociales y raciales, entonces no cree. ¡Desafío grande es este! Tenemos que aprender a vivir en Comunión: unidos en la diversidad. El Papas Francisco nos enseña que debemos ser como un poliedro (un cuerpo, pero con distintas caras). 

4.- Hoy el Señor nos comunica su Espíritu, que es el Amor de Dios que todo lo renueva. Y es con la fuerza de este Espíritu que nosotros podemos ser no sólo una señal, sino también un instrumento de reconciliación para la gente de hoy. 

Hoy vamos a hacer la Comunión: todos distintos comemos de un mismo pan y bebemos de una misma copa, pero somos un solo cuerpo, el de Cristo. 

Aquí expresamos nuestra fe en el Señor Resucitado. El Señor nos dice: “Felices lo que creen sin haber visto”. Y yo agrego: “Felices los que, a pesar de lo que ven, creen”. Celebremos, entonces nuestra Fe en el Señor que nos ha mostrado que su misericordia es eterna. 

Hermano Pastor Salvo Beas.