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Homilía para la Eucaristía del domingo de Resurrección. 04 de abril de 2021.

A todos deseo una feliz santa Pascua de resurrección. Un abrazo fraterno.

DOMINGO DE PASCUA. 

Hechos 10,34.37-43: Anuncio gozoso de Pedro a un grupo de paganos: la resurrección de Jesús explica e ilumina todo el misterio de Cristo, su vida y actividad. Y de esto son testigos los Apóstoles. 

1Corintios 5,6-8: Pablo exhorta a la comunidad a eliminar la levadura, es decir, a quitar de en medio toda intención y conducta de pecado, ya que con Cristo somos panes sin levadura. 

Juan 20, 1-9: Pedro y Juan creen y comprenden. Porque creen en el Resucitado todo lo comprenden. 

1.- Estamos celebrando el Misterio central de nuestra fe, el  Misterio de la Pascua: Jesucristo muerto y resucitado. Es el grito de los Apóstoles, es el grito de todos los cristianos. ¡Él ha resucitado! Misterio clave, ya que por él comprendemos todo. Y cuando digo todo me refiero, en primer lugar, al Misterio de Jesús. Porque sin la resurrección no entenderíamos ni su nacimiento casi anónimo, ni su bautismo, ni su ministerio en Galilea y en toda Judea. Sin la clave de la resurrección la cruz es una necedad, una estupidez, un sin sentido que justificaría la filosofía del absurdo. Ya lo dice san Pablo: “Si Cristo no ha resucitado, es inútil (vana) la fe de ustedes” (1Cor. 15,17). Porque Cristo resucitó Él sigue presente entre nosotros. 

2.- Pero no sólo esto. Porque Cristo resucitó comprendemos mejor la realidad de nuestra vida de creyentes.  Porque tenemos fe en Él también nosotros hemos resucitado con Cristo. No releguemos la resurrección para otro momento, para el fin del mundo. No. Porque lo hemos aceptado en nuestra vida, hemos resucitado con Él.  

San Pablo utiliza la imagen de los panes sin levadura para indicar cómo debe ser nuestra vida. Así como los israelitas por Pascua comen pan sin levadura, también nosotros hemos de ser “ácimos”, es decir, sin levadura, sin malicia, ya que creemos y tenemos a Cristo resucitado, ya que Él nos ha regalado una nueva vida. Por eso, hermanos, la moral del cristiano no es una moral “para”, sino “porque”. No es para ganarnos la vida eterna, sino porque hemos recibido una vida nueva, la de Cristo. Porque con Cristo hemos resucitado debemos vivir como resucitados. 

3.- Porque Cristo resucitó podemos comprender el misterio de nuestra realidad. Ya llevamos un año de pandemia, con sus restricciones, encierros y muertes.  Por eso hay rebeldías,  protestas y fiestas clandestinas.  Es que han sido muy largas las cuarentenas. Esto me recuerda una especial Cuarentena, la que vivió María y los Apóstoles aquel sábado santo. La soledad, la angustia, el encierro y el miedo. ¿Qué va a suceder? Pero no perdieron la esperanza. Porque Cristo resucitado reafirma nuestra esperanza. A propósito, les comparto algo de lo que nuestro Hermano Ministro General nos dice con motivo de la Pascua: “Vivimos en una situación original. No estábamos acostumbrados. Una situación que requiere muchos cambios, muchos aplazamientos de nuestros compromisos, y nos compromete a buscar soluciones distintas a las que estábamos acostumbrados en el pasado. 

¿Podemos vivir bien esta situación también? Creo que sí, puedes vivirlo muy bien. El Papa nos invita continuamente a la esperanza, que no debe perderse nunca…Porque la esperanza no está puesta en nuestras actividades ni en cómo funciona el mundo. La esperanza está en su lugar, ¡la esperanza es segura! – en cómo nuestro Señor Jesucristo intervino en nuestra humanidad y nos abrió perspectivas de vida.” (Carta saludo de Pascua del Ministro General de los capuchinos). 

4.- Pascua. ¡Cristo vive! Sí, vive y está presente. Que las situaciones imperantes no eclipsen nuestra Fe y nuestra Esperanza. Porque tenemos Fe somos personas de Esperanza. Sabemos que Jesucristo la muerte ha vencido.  Nada nos puede hacer tambalear: ni el virus, ni las crisis de la Iglesia, ni la falta de vocaciones, ni los males que afligen a la humanidad. Porque creemos en Él, que es el vencedor del pecado y de la muerte. Por eso celebramos la Pascua, no sólo hoy día, sino cada domingo, en cada Eucaristía. Y celebramos la Pascua, la suya y la nuestra. 

Presencial o no, celebremos, hermanos. A todos deseo de corazón una Feliz y santa Pascua. 

Hermano Pastor Salvo Beas.