Skip to main content

Homilía para la Eucaristía del domingo 21 de marzo de 2021.

DOMINGO QUINTO DE CUARESMA.

Jeremías 31,31-34: Un oráculo del Señor: Dios hará una nueva Alianza con su Pueblo, Alianza que trae el don de la Ley, pero escrita en el interior de la persona, quien sabrá vivir la Voluntad.

Hebreos 5,7-9: Jesús, como verdadero hombre, supo poner su voluntad en sintonía con la Voluntad de Dios; por eso es sacerdote y es el Perfecto por antonomasia.

Juan 12,20-33: Ante la búsqueda de unos griegos el evangelista expone: -que llega la Hora en que Jesús será glorificado; – por eso el grano debe morir; – lo mismo quien pretenda seguirlo.

1.- Ya estamos a una semana de comenzar la Semana Santa. La riqueza de la Palabra invita a una seria reflexión. Hace un par de domingo atrás (en el tercero de cuaresma) la Palabra nos presentaba lo que en verdad el Señor quiere; se nos presentaba el Decálogo como consecuencia de la Alianza de Dios con su Pueblo.

Pero esta Alianza, y su religión, se fue vaciando, quedando reducido a un simple cascarón. (“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”, Isaías 29,13). Por eso llegan días que la religión será personal, interior, sobrenatural. La Ley, es decir, la Voluntad de Dios, será conocida y escrita en el corazón del hombre. Por un Dios que nos ha hablado por medio de su Hijo, de su Iglesia. Porque en verdad Jesús viene a darnos a conocer y enseñar cómo vivir el Reino de Dios.

2.- El Verbo de Dios, al encarnarse en Jesús, enseña con su palabra y ejemplo cómo se debe cumplir la Voluntad de Dios. Porque de eso se trata. El mismo Jesús dijo a sus discípulos: “Mi alimento consiste en hacer la Voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra” (Juan 4,34).

O sea, así como para todo ser humano es vital el comer, para Jesús es vital hacer la Voluntad de Dios. Y la carta a los Hebreos que se ha proclamado dice: “Aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, Él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen”.

De modo, hermanos, que se nos está indicando por dónde va la auténtica religión y en qué consiste la verdadera perfección.

3.- Hay quienes tiene un gran celo por observar las prescripciones religiosas: leyes, ritos, ceremonias y otras expresiones de religiosidad. Pero no le hacen caso a Dios, sólo se buscan a sí mismos. Por ahí no va la perfección, eso no es del agrado del Señor.

Podía decirse que su comida es chatarra: agrada, pero no alimenta. En cambio el alimento sólido, que en verdad alimenta, que a veces no es agradable al gusto, es el que nos enseña Jesús: vivir haciendo la Voluntad de Dios.

Precisamente lo que el Señor critica es esta religión superficial, que no es del corazón.

4.- Por eso Jesús es el único y verdadero sacerdote, porque supo hacer ofrenda de lo más íntimo y valioso que tenía (y tiene todo ser humano), ofrendó al Padre su voluntad. Él vivió toda su vida en sintonía con la Voluntad de su Padre. Por eso Él es el grano de trigo que se ofreció para dar fruto de salvación por muchos.

Por eso, lo que dice a esos griegos que lo buscaban lo dice también a nosotros: “El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”.

Hemos de estar dispuestos a ser granos de trigo con Él. Y la mejor manera es haciendo lo que hizo Él: que mi voluntad y la de Dios se identifiquen. Entonces seremos perfectos, como lo es Jesús.

Al celebrar la Semana Santa tengamos presente lo que nos dice hoy la Palabra. El verdadero sacrificio de Cristo no fue tanto sus tormentos, su cruz, sino lo que Él mismo dijo: “Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la Tuya” (Lucas 22,42). De esta manera Jesús vence la tentación de hacer su propia voluntad. ¡Y NOS SALVO!

Así, pues, celebremos nuestra fe, celebremos la Semana Santa.

Hermano Pastor Salvo Beas.