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EDD. viernes 22 de enero de 2021

Hoy, viernes, 22 de enero de 2021

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (8,6-13):

HERMANOS:
Ahora a nuestro sumo Sacerdote, Cristo, le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.
Si la primera hubiera sido perfecta, no habría lugar para una segunda.
Pero les reprocha:
«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré
con la casa de Israel y con la casa de Judá
una alianza nueva;
no como la alianza que hice con sus padres,
cuando los tomé de la mano
para sacarlos de Egipto.
Ellos fueron infieles a mi alianza
y yo me desentendí de ellos —oráculo del Señor—.
Así será la alianza que haré con la casa de Israel
después de aquellos días —oráculo del Señor—:
pondré mis leyes en su mente
y las escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo,
el otro a su hermano, diciendo:
“Conoce al Señor”,
porque todos me conocerán,
del menor al mayor,
pues perdonaré sus delitos
y no me acordaré ya de sus pecados».
Al decir alianza “nueva”, declaró antigua la anterior; y lo que envejece y queda anticuado, está para desaparecer.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84,8.10.11-12.13-14

R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran.

V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
La salvación está cerca de los que lo teman
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R/.

V/. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):

EN aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Queridos amigos, paz y bien.

Una nueva Alianza, que no necesita de los cruentos sacrificios de la Antigua, como veremos en las lecturas de mañana. Una Alianza eterna, con Aquel que nos es siempre fiel, aunque nosotros no lo seamos tanto. Un Dios que nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos, y que ha puesto sus normas en nuestros corazones. Va a ser por eso que, cuando algo hacemos mal (o no tan bien como deberíamos), la voz interior que se llama conciencia nos avisa. Como una alarma que se dispara en presencia del enemigo.

Dios nos quiere de su parte, y por eso insiste, a tiempo y a destiempo. Y nos llama, para que estemos con Él. Para que seamos de los suyos. El Evangelio nos presenta la versión de Marcos de la llamada de los Discípulos, en el monte. Después de ascender a la montaña, llama a los que Él quiere. A su alrededor había muchas personas, hemos visto que a veces no podía ni andar, pero Él se fija en algunos. No los más listos, no los más altos, no los más guapos y, desde luego, no los que más sabían de Teología.  Pero sí que, en cada uno de ellos, vio una chispa de lo que ahora llamamos santidad. Los quiso cerca, para irlos moldeando a su imagen y semejanza.

Los llamó para una misión muy concreta: ir a predicar y expulsar demonios. Hablar a todos de que el tiempo se había cumplido, y que era hora de convertirse y creer en el Evangelio, en la Buena Nueva. Eso es predicar, con el ejemplo (que es la mejor manera de predicar) y de viva voz, cuando haya posibilidad. Como Jesús.

Siempre que escuchamos la lista de los elegidos por Cristo, podemos hacer el ejercicio de añadir a dicho elenco nuestro nombre. Sentir su mirada amorosa detenerse sobre mí, levantar los ojos, sentirse cautivado por su sonrisa, y escuchar cómo Él nos llama. Levantarnos, acercarnos a Él, y sentarnos cerca, para verle mejor, para oírle mejor, para amarle mejor.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy