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EDD. sábado 12 de diciembre de 2020.

Sábado de la segunda semana de Adviento

Nuestra Señora de Guadalupe Patrona de América

Fiesta 

Color: blanco

El 12 de diciembre de 1531 el indígena Juan Diego se presenta al obispo, Fray Juan de Zumárraga, dejando caer a sus pies frescas rosas de Castilla llevadas en su tilma, en la cual quedó estampada la imagen de la Virgen. Este fue el signo de veracidad, solicitado por el obispo ante el requerimiento de la Virgen de construir un templo en el lugar donde se le había aparecido a Juan Diego, el cerro Tepeyac (México). Pío X la proclamó como “Patrona de toda América Latina” y Juan XXIII “la Madre de las Américas”.

Antífona de entrada             Ap 12, 1 

Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. 

Gloria. 

ORACIÓN COLECTA 

Dios y Padre de misericordia, que has puesto a tu pueblo bajo la especial protección de la santísima Madre de tu Hijo, concede, a cuantos invocan a la Virgen de Guadalupe, procurar con fe diligente el progreso de los pueblos por el camino de la justicia y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Miren, la virgen está embarazada.

Lectura del libro de Isaías   7, 10-14; 8, 10

El Señor habló a Ajaz en estos términos:

“Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas”.

Pero Ajaz respondió:

“No lo pediré ni tentaré al Señor”.

Isaías dijo:

“Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel, que significa Dios está con nosotros”.

SALMO RESPONSORIAL  66, 2-3. 5. 7-8

R/¡Qué todos los pueblos te den gracias, Señor!

El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones.

Que todos los pueblos te den gracias. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. 

La tierra ha dado su fruto: el Señor, nuestro Dios, nos bendice. Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra.EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Lc  1, 46b-47

Aleluya

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”. Aleluya.

EVANGELIO

Feliz de ti por haber creído.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas  1, 39-48

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

María dijo entonces:

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”.

Esta es palabra del Señor.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2020-12-12

REFLEXIÓN :

Es una realidad que todo ser humano busca la felicidad. Pero, si todos queremos ser felices, ¿por qué hay tantos problemas?, ¿por qué existen tantos males como las guerras, las injusticias y los odios? La respuesta es muy sencilla: porque no todos sabemos en qué consiste la felicidad. María nos enseña que la clave de la felicidad está en dos cosas: amar y ser amado.

Estas realidades no van contrapuestas, sino que están tan unidas como nuestra alma a nuestro cuerpo. María nos muestra el por qué. Ella ha experimentado el amor de Dios a tal grado que se ha convertido en el pilar que sostiene su vida. Sabe que pase lo que pase Dios no dejará de amarla. Con su actitud, nos invita a estar conscientes de que todo en nuestra vida es pasajero, excepto el amor de Dios. Podemos perder todo: casa, trabajo, familia… pero nunca perderemos el amor de Dios.

Es precisamente esto lo que lleva a María a la segunda parte de la felicidad: amar. Cuando un cristiano experimenta el amor de Dios, surge en su interior un sincero deseo de corresponder. María lo demuestra cuando, con alegría y sencillez, va en busca de su prima Isabel, para llevarle a Jesús.

Éste es el reto de los cristianos: amar y ser amados. La segunda parte ya la tenemos: Dios nunca dejará de amarnos. ¿Estamos dispuestos a vivir la primera?

La Iglesia en México, en América, en el mundo entero, celebra la Virgen de Guadalupe, y tendrá siempre presente un cerro en el que la Virgen nos alentó con su cariño: «¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?» Son palabras que nos unen directamente al Calvario, cuando Cristo, el crucificado, le dijo a María: «He ahí a tu hijo». Son palabras que nos alivian en las mil aventuras de la vida, en los peligros, en las pruebas, en los fracasos.

Fuente : www.catholic.net