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EDD. lunes 30 de noviembre de 2020.

Lunes de la primera semana de Adviento
San Andrés, apóstol
Fiesta
Color: rojo

Andrés, hermano de Pedro y pescador como él en Betsaida, fue el primero de los futuros apóstoles que Jesús encontró a la orilla del Jordán. Es quien llevó a Pedro hacia Jesús. Según la Tradición, habría sido crucificado en Patras, después de haber predicado el Evangelio en Grecia. La Iglesia de Constantinopla lo escogió como patrono y lo nombra como “el primer llamado”.

Antífona de entrada             Cf. Mt 4, 18-19

Jesús, a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Pedro y Andrés, y los llamó: síganme y yo los haré pescadores de hombres.

Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios de gloria y majestad, te rogamos humildemente que el apóstol san Andrés, a quien elegiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia, sea ante ti nuestro perpetuo intercesor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

La fe nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la palabra de Cristo.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 10, 9-18

Hermanos:

Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: “El que cree en Él, no quedará confundido”.

Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que “todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará”.

Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en Él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!”

Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: “Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?” La fe, por lo tanto, nace de la predicación; y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.

Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: “Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo”.

SALMO RESPONSORIAL 18, 2-5

R/. Resuena su eco por la toda la tierra.

El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.

Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Mt 4, 19

Aleluya. “Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres”, dice el Señor.

EVANGELIO

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: “Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres”.

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Palabra del Señor.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2020-11-30

REFLEXIÓN :

* “Caminaba a orillas del mar de Galilea”. Jesús ha salido apenas del desierto, después de cuarenta días de gran soledad y de lucha contra el diablo (cf. Mt 4, 1-11). Él ha salido victorioso; seguro del amor de su Padre y ha venido a Galilea; una tierra lejana y despreciada; una tierra fronteriza y de paganos; solo portando consigo mismo su gran luz y su salvación (cf. Mt 4, 12-16). Y aquí, Él ha iniciado a proclamar  su mensaje de alegría y de liberación: “¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! (cf. Mt 4, 17). No hay más soledad; ni desierto agobiante; no hay ausencia porque el Señor Jesucristo ha descendido sobre nuestra tierra; la Galilea de los gentiles: en efecto, Él está cercano; Él es Dios-con-nosotros. Él no está lejano. No se ha quedado ahí parado y escondido, porque Él mismo “camina”; pasea a orillas del mar; a lo largo de los costados de nuestras vidas pobres y de hecho aún más allá de nuestros horizontes. La Galilea, que significa “anillo”: y cuya interpretación nos dice que Él, Jesús, el Amor, viene a desposarse; a unirse para siempre con Él. Ahora, solo nos resta acogerlo mientras camina sobre la orilla del mar. Aún en la distancia, Él ya nos ve, y esto lo sabemos…

* El verbo “ver”, se repite dos veces, primeramente, al referirse a Andrés y a su hermano, después a Santiago y a Juan; este “ver” porta consigo mismo toda la fuerza y la intensidad de una mirada proveniente del corazón, de lo más íntimo.  Y es en esta manera, como el Señor nos ve: nos lee a profundidad; con una detenida atención amorosa hojea paso a paso las páginas de nuestras vidas; conoce cada cosa de nosotros y todo lo ama.

* No es del nada raro que Mateo utilice muchas veces un vocabulario familiar para narrar este episodio acerca de la vocación y del encuentro con el Señor Jesús. Ya que también, encontramos cuatro veces la palabra “hermano”, y dos veces la palabra “padre”. Somos llevados a casa; a nuestro principio de vida; allá donde de igual forma nos redescubrimos que somos hijos y hermanos. Jesús entra dentro de esta realidad nuestra y lo hace en una manera más humana; más nuestra; más cotidiana; entra en la carne; en el corazón; en toda la vida y viene a rescatarnos para hacernos nacer de nuevo. 

* “Sígueme” y “ven”: son sus palabras sencillas y claras; Él nos pide situarnos en el camino; movernos de la misma forma que Él. ¡Es agradable sentirse despertar por esta voz suya! La cual es más fuerte y alcanzable; más dulce qué la voz de las aguas del mismo mar y del mundo, que a veces tienden a ser ruidosas y confusas. En cambio, cuando Él habla, lo hace al corazón, todo se convierte en una gran paz y todo vuelve a la calma. Y después, nos muestra también la ruta, nos señala el camino por hacer y a seguir y no nos deja perdernos: “Detrás de mí”, dice el Señor. Solo basta recibir la invitación; solo basta en aceptar que sea Él, para qué saber más; solo debemos seguirlo, pues Él nos mostrará el camino. 

* “dejaron las redes y lo siguieron”. Los dos hermanos, los dos primeros llamados, el de Pedro y el de Andrés, llegan a ser para nosotros un ejemplo clarísimo, valiente y convincente al inicio de este camino. Ellos nos enseñan las cosas que hay que hacer, los movimientos y la elección. “Dejar” y “seguir” llegan a ser los verbos claves y las palabras escritas en el corazón. Lo son porque quizás frecuentemente pueda que ocurra el tener que considerar dichas iniciativas en el interior de nuestras vidas; en lo secreto del alma; allí donde solo nosotros podemos ver. Allí en donde solo el Señor es testigo de que incluso para nosotros, se cumplen estas dos maravillosas palabras del Evangelio, que son tan vivas y fuertes, y que te cambian la vida.

* “En seguida”. Por dos ocasiones, Mateo nos hace ver la prontitud de los discípulos en la acogida de la invitación del Señor, que pasa; al igual que en Su mirada y en su voz dirigida hacia ellos. Ellos no ponen obstáculos; no dudan; no tienen miedo; solo se fían ciegamente a Él; respondiendo en seguida y diciendo si, a aquel Amor.

Además, Mateo nos hace recorrer delante a nuestros ojos todos los elementos que vivifican aquella escena a la orilla del mar: como por ejemplo, las redes; la barca; el padre…todo se escurre en el fondo; todo pasa a segundo plano y todo se deja a un lado. Solo permanece el Señor, que va adelante y, detrás de Él, aquellos cuatro hombres nuevos, que llevan nuestro nombre y la historia, que Dios ha escrito para nosotros.  

Fuente : https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-divina-san-andr-s-ap-stol