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EDD. lunes 02 de noviembre de 2020

Lunes de la trigesimoprimera semana del tiempo ordinario
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Solemnidad
Color: morado

La oración por los muertos pertenece a la más antigua tradición cristiana. Es natural, pues, que el día siguiente a la fiesta de los que han entrado en la intimidad de Dios, nuestra solicitud vaya hacia nuestros hermanos que han muerto en la esperanza de la resurrección que abarca también a “todos aquellos cuya fe sólo conoce el Señor”.

Antífona de entrada Cf. 1Tes 4, 14; 1Cor 15, 22

Así como Jesús murió y resucitó, de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Y así como todos mueren en Adán, todos revivirán en Cristo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, escucha con bondad nuestros ruegos, para que, al crecer nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

La muerte ha sido vencida

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 51-57

Hermanos:

Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.

En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá- los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.

Lo que es corruptible debe revertirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.

Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: “La muerte ha sido vencida.

¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón? Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la Ley.

¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!

SALMO RESPONSORIAL 129, 1-8

R/.  ¡Desde lo más profundo te invoco, Señor!

Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿Quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.

Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 11, 25a. 26

Aleluya.

“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

Yo soy la resurrección y la vida.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 17-27

Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.

Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”.

Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”.

Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.

Jesús le dijo:

“Yo soy la Resurrección y la Vida.

El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Ella le respondió: “Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.

Palabra del Señor.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2020-11-02

REFLEXIÓN :

El significado de la resurrección de Lázaro:

En Betania: Todo sucede en Betania, un pueblecito a los pies del Monte de los Olivos, vecino a Jerusalén. En esta narración, la familia de Lázaro, en donde a Jesús le gustaba hospedarse, es el espejo de la comunidad del Discípulo Amado del final del primer siglo. Espejo también de nuestras comunidades. Betania quiere decir «Casa de los Pobres». Marta quiere decir «Señora» (Coordinadora): una mujer coordinaba la comunidad. Lázaro significa «Dios ayuda»: la comunidad pobre que todo lo esperaba de Dios. María significa «amada de Yahvé» imagen de la comunidad. La narración de la resurrección de Lázaro quiere comunicarte esta certeza: Jesús lleva la vida a la comunidad de los pobres; Él es la fuente de la vida para los que creen en Él.

* Entre la vida y la muerte: Lázaro ha muerto. Muchos judíos están en casa de Marta y María para consolarlas por la pérdida del hermano. Los representantes de la Antigua Alianza no traen la vida nueva. Apenas consuelan. ¡Jesús es el que traerá la nueva vida! En el evangelio de Juan, los judíos son también los adversarios que quieren matar a Jesús (Jn 10,31). Así que, por una parte, la amenaza de muerte contra Jesús. De la otra, ¡Jesús que llega para vencer la muerte! En este contexto de vida y muerte es como se realiza el séptimo signo de la resurrección de Lázaro, la victoria sobre la muerte.

Dos modos de creer en la resurrección: El punto central es el confrontamiento entre el antiguo modo de creer en la resurrección que sólo tiene lugar al final de los tiempos y la nueva traída por Jesús, que, desde ahora, vence a la muerte. Marta, los fariseos y la mayoría del pueblo creían ya en la Resurrección (Act 23,6-10; Mc 12,18). Creían, pero no la revelaban, porque era fe en una resurrección que sucedería sólo al final de los tiempos y no en la resurrección presente de la historia, que es ahora. Aquella no renovaba la vida. Faltaba hacer un salto. La vida nueva de la resurrección aparecerá con Jesús.

* La profesión de fe en Jesús es profesión de fe en la vida: Jesús reta a Marta para que haga este salto. No basta creer en la resurrección que tendrá lugar al final de los tiempos, sino que se debe creer que la Resurrección está ya presente hoy en la persona de Jesús y en los que creen en Él. Sobre éstos la muerte no tiene ningún poder, porque Jesús es la «resurrección y la vida». Por tanto, Marta, aunque sin ver el signo concreto de la resurrección de Lázaro, confiesa su fe: «Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que debe venir al mundo».

Humano, muy humano, igual a nosotros en todo: Después de la profesión de fe, Marta va a llamar a María su hermana. María va al encuentro de Jesús, que se haya en el mismo lugar donde Marta lo ha encontrado. Ella repite la misma frase de Marta: «Señor, si hubieses estado aquí, no hubiera muerto mi hermano» (Jn 11,21). María llora, todos lloran. Jesús se conmueve. Cuando los pobres lloran, Jesús se emociona y llora. Ante el llanto de Jesús, los otros concluyen: «¡Ved cómo lo amaba!» Esta es la característica de las comunidades del Discípulo Amado: el amor mutuo entre Jesús y los miembros de la comunidad. Algunos todavía no creen y dudan: «¿No pudo éste, que ha abierto los ojos del ciego, hacer que no muriese?» (Jn 11,33.35.38). Así es cómo Juan acentúa la humanidad de Jesús contra aquéllos que, al final del primer siglo, espiritualizaban la fe y negaban la humanidad de Jesús.

A nosotros nos toca quitar la piedra para que Dios nos devuelva la vida: Jesús ordena quitar la piedra. Marta reacciona: «Señor, ya hiede…pues lleva cuatro días». Una vez más Jesús la desafía, llamándola de nuevo a la fe en la resurrección, que es ahora, como un signo de la gloria de Dios: «¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?» Quitaron la piedra. Ante el sepulcro abierto y ante la incredulidad de las personas, Jesús se dirige al Padre. En su plegaria, ante todo, da las gracias al Padre: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas». El Padre de Jesús es el mismo Dios que siempre escucha el grito del pobre (Ex 2,24; 3,7). Jesús conoce al Padre y confía en él. Pero ahora le pide un signo a causa de la muchedumbre que lo rodea, a fin de que pueda creer que Él, Jesús, es el enviado del Padre. Después grita en alta voz: «¡Lázaro, sal fuera!» Lázaro salió fuera. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, de la fe sobre la incredulidad. Un agricultor del interior del Brasil hizo el siguiente comentario: «¡A nosotros toca remover la piedra! Y así Dios resucita la comunidad. ¡Hay gente que no quiere remover la piedra, y por esto en su comunidad no hay vida!»

Fuente : https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-divina-5-domingo-cuaresma