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Homilía para la Eucaristía del domingo 25 de octubre de 2020.

Un gran abrazo a todo. Y no deje de ir a sufragar.

DOMINGO XXX DEL AÑO. 

Éxodo 22,20-26: Después de la entrega de los diez Mandamientos viene el “Código de la Alianza” con prescripciones de carácter social, en defensa del pobre, es decir, del forastero, de la viuda y del huérfano, del empobrecido que tiene que pedir prestado. Y todo tiene una fundamentación teológica.

1Tesalonicensas 1,5-10: Pablo da gracias porque Dios ha elegido a la comunidad de Tesalónica para progresar en el seguimiento de Cristo con una fe que se expresa en obras.

Mateo 22,34-40: Frente a tantos mandamientos como había en el judaísmo (613) se le pregunta a Jesús sobre el principal de ellos. La respuesta es clara: amar a Dios por encima de todo. Y Jesús equipara el amor debido al prójimo con el amor a Dios.

1.-Lo escuchado en el evangelio es muy conocido. Lo importante es vivirlo. Creo que lo que enseña Jesús apunta a dos planos, el personal y el comunitario. Porque lo que se espera de una persona es que sea madura. Y lo que se espera de una comunidad es que llegue a ser madura.

Una persona es madura cuando es capaz de amar a Dios y al prójimo; cuando es capaz de salir de sí misma para relacionarse con el otro y así establecer un nosotros. Del mismo modo, un cristiano será maduro, pleno, cuando es capaz de crear puentes, crear fraternidad. El que se encapsula en sí mismo es inmaduro. No basta con amar a Dios; un cristiano puede ser muy religioso-piadoso, pero si no se abre al hermano es inmaduro. Porque “el que ama a Dios, debe amar también a su hermano” (1Juan 4,21). Y se espera de todos nosotros es que seamos cristianos maduros.

Amar a Dios por encima de todo. Nosotros los cristianos ya sabemos lo que esto significa. Pero en un contexto no cristiano significa tener siempre presente a Aquel de quien proviene todo. Porque ya sea la política, la ciencia o la economía que no tiene en cuenta a Dios, carece de sustento, de base firme en su legislación y, por ende, en su ética. Y este Amor a Dios se traduce en un amor al prójimo.

2.- Dígase lo mismo de una comunidad, sea esta una comunidad de fe o cualquier otro tipo de comunidad.

 La santa Biblia es expresión de lo que la humanidad sueña: el respeto irrestricto a todo ser humano, sea este un migrante, una viuda, un huérfano, un empobrecido que necesita un préstamo. Y la razón de fondo, porque Dios quiere y ama y desea que amemos al prójimo. Estos preceptos humanitarios tienen también una razón empática: no olvidar lo que ustedes fueron antes: extranjeros, necesitados, pobres.

 Podría decirse que todo país, toda nación es un país, nación de migrantes; en todas partes ha habido catástrofes: inundaciones, terremotos, mega incendios; en todas partes ha habido conflictos bélicos, etc. Por eso, no te olvides lo que ustedes fueron o sufrieron. A todos debe doler el sufrimiento de los demás, ya que todos somos familia, todos hermanos. Tutti fratelli. 

3.- No estamos exentos de males, de problemas. Problemas que están demostrando la inmadurez que existe en nuestro entorno. Los hay de toda índole. Ahora se añade a esto los ataques desenmascarados  a nuestra fe cristiana.

Cuando el hombre se endiosa y niega o desconoce a Dios, algo propio de esta época, ligerito termina pisoteando la dignidad humana. Y esto se manifiesta en todas partes.

Nos duele la quema de templos. Pero que también nos duelan los femicidios, que nos duelan los atropellos a la dignidad de la persona. Que nos duela tanta falta de respeto a todos.  Por eso, qué importante es cumplir con la sociedad. No les digo cómo votar, respeto su conciencia. Pero, sea la opción que sea, no perdamos de vista lo importante que es para nosotros este mandato del Señor:

 el Amor, vale decir, el Respeto a Dios, y también el amor, es decir, el respeto a la persona humana y a toda la naturaleza. Sin esto, cualquier ley que se apruebe es intrínsecamente mala.

4.- Son tiempos difíciles. ¿Qué hacer? ¿Dónde apoyarse? Busque algo seguro. Busquen la Roca Salvadora. Bien podemos decir en esta Eucaristía: ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! Sí, porque Él es cortés con todos, a todos ama y a todos respeta y eso quiere de nosotros.

Hoy hacemos comunión con Dios, pero también con el prójimo, con  nuestro pequeño o gran mundo, con los que luchan por un mundo mejor. Para que en verdad seamos gratos a Dios, porque Él nos ve como sus hijos y quiere que nos miremos como hermanos. Nos quiere personas maduras, nos quiere como sociedad madura.

Hermano Pastor Salvo Beas.