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EDD. martes 04 de agosto de 2020.

Martes de la decimoctava semana del tiempo ordinario
San Juan María Vianney, presbítero
Memoria obligatoria
Color: blanco

Juan-María Vianney, el “Cura de Ars” (1786-1859), es el modelo típico del pastor de almas, dedicado al anuncio de la Palabra de Dios y al ministerio de la reconciliación, a la oración y a la penitencia. El amor, que en ciertos momentos transfiguraba su rostro, tenía su fuente en la Eucaristía, de la cual era, al mismo tiempo, el celebrante ferviente y el adorador fiel.

Antífona de entrada             Cf. Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres y a sanar a los que se arrepienten de corazón.

ORACIÓN COLECTA

Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable al presbítero san Juan María por su entrega pastoral, concédenos, a ejemplo suyo y con su intercesión, que procuremos, con la caridad, llevar hacia Cristo a los hermanos y alcanzar junto con ellos la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Porque tus pecados eran graves, Yo te hice todo esto. Yo cambiaré la suerte de las carpas de Jacob.

Lectura del libro de Jeremías   30, 1-2. 4. 12-15. 18-22

Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: Así habla el Señor, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que Yo te he dirigido.

Estas son las palabras que el Señor dirigió a Israel y a Judá:

¡Tu herida es incurable, irremediable tu llaga! Nadie defiende tu causa, no hay remedio para tu herida, tú ya no tienes cura.

Todos tus amantes te han olvidado, no se interesan por ti. Porque Yo te he golpeado como golpea un enemigo, con un castigo cruel, a causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves.

¿Por qué gritas a causa de tu herida, de tu dolor incurable?

A causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves, Yo te hice todo esto.

Así habla el Señor:

Sí, Yo cambiaré la suerte de las carpas de Jacob y tendré compasión de sus moradas; la ciudad será reconstruida sobre sus escombros y el palacio se levantará en su debido lugar. De allí saldrán cantos de alabanza y risas estridentes.

Los multiplicaré y no disminuirán, los glorificaré y no serán menoscabados. Sus hijos serán como en los tiempos antiguos, su comunidad será estable ante mí y Yo castigaré a todos sus opresores. Su jefe será uno de ellos y de en medio de ellos saldrá su soberano. Yo lo haré acercarse, y él avanzará hacia mí, porque si no, ¿quién se atrevería a avanzar hacia mí? -oráculo del Señor-.

Ustedes serán mi Pueblo y Yo seré su Dios.

SALMO RESPONSORIAL    101, 16-21. 29. 22-23

R/. ¡El Señor aparecerá glorioso en Sión!

Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria.

Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque Él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte.

Los hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante ti, para proclamar en Sión el Nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     Jn 1, 49b

Aleluya.

Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel. Aleluya.

EVANGELIO

Toda planta que no haya plantado mi Padre será arrancada de raíz.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 15, 1-2. 10-14

Unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?” Jesús llamó a la multitud y le dijo: “Escuchen y comprendan.

Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella”.

Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: “¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?”

El les respondió: “Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo”.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2020-08-04

REFLEXIÓN :

• El Evangelio de hoy nos narra la discusión de Jesús con los fariseos sobre lo que es puro e impuro. El testo habla de las costumbres religiosas de aquel tiempo, habla de los fariseos que enseñaban estas costumbres a la gente, y habla de las instrucciones de Jesús respeto de esas costumbres, muchas de las cuales ya habían perdido su sentido. Aquí en el capítulo 15, Jesús ayuda a la gente y a los discípulos a entender mejor este asunto tan importante de la pureza y de las leyes de la pureza.
• Mateo 15,1-2: Los fariseos critican el comportamiento de los discípulos de Jesús. Algunos fariseos y diversos doctores de la ley, venidos de Jerusalén, se acercan a Jesús y preguntan: «¿Por que tus discípulos transgreden la tradición de los antepasados? ¡Pues, no se lavan las manos a la hora de comer!» Ellos fingen estar interesados en conocer el porqué del comportamiento de los discípulos. En realidad, critican a Jesús por permitir que los discípulos transgredan las normas de la pureza. Aquí hay tres puntos que merecen ser señalados: (a) Los escribas son de Jerusalén, de la capital. Vienen a observar los pasos de Jesús. (b) ¡Los discípulos no se lavan las manos para comer! La convivencia con Jesús les da coraje para transgredir normas que la tradición imponía a la gente, pero que no tienen sentido para la vida. (c) La costumbre de lavarse las manos, que hasta hoy, continúa siendo una importante norma de higiene, había asumido para ellos un significado religioso que servía para controlar y discriminar a las personas.
• La Tradición de los Antiguos (versículos 3 a 9 de este capítulo 15 de Mateo). “La Tradición de los Antiguos” transmitía las normas que debían de ser observadas por la gente para conseguir la pureza exigida por la ley. La observancia de la pureza era un asunto muy serio. Una persona impura no podía recibir la bendición prometida por Dios a Abrahán. Las normas de la ley de pureza enseñaban cómo recuperar la pureza para poder comparecer de nuevo ante Dios y sentirse bien en presencia de él. No se podía comparecer ante Dios de cualquier manera. Pues Dios es Santo y la Ley decía: “¡Sed santos, porque yo soy santo!” (Lv 19,2). Las normas de pureza eran, en realidad, una prisión, un cautiverio (Cf Mt 23,4). Para los pobres, era prácticamente imposible observarlas: tocar a un leproso, comer con un publicano, comer sin lavarse las manos, y tantas otras actividades, etc. Todo esto volvía a la persona impura y cualquier contacto con una persona contaminaba a los otros. Por esto, la gente vivía con miedo, siempre amenazado por las muchas cosas impuras que amenazaban su vida. Se veía obligado a vivir desconfiado de todo y de todos. Insistiendo en las normas de pureza, los fariseos llegaban a vaciar de contenido los mandamientos de la ley de Dios. Jesús cita un ejemplo concreto. Ellos decían: la persona que consagrara al Templo sus bienes, no podía usar de ellos para ayudar a los padres necesitados. Así, en nombre de la tradición, vaciaban de contenido el cuarto mandamiento que manda amar el padre y la madre (Mt 15,3-6). Tales personas parecían muy observantes, pero era sólo hacia fuera. Por dentro, el corazón quedaba lejos de Dios! Jesús decía, citando a Isaías: Este pueblo me honra sólo con los labios, pero su corazón está lejos de mí (Mt 15,7-9). El pueblo, en su sabiduría, no concordaba con todo lo que se enseñaba, y esperaba que el mesías viniese a indicar otro camino para alcanzar la pureza. En Jesús se realiza esta esperanza. Por la palabra él purifica a los leprosos (Mc 1,40-44), expulsa a los espíritus impuros (Mc 1,26.39; 3,15.22 etc), y vence la muerte que era la fuente de toda la impureza. Gracias al toque de Jesús, la mujer excluida como impura queda curada (Mc 5,25-34). Sin miedo a la contaminación, Jesús come con las personas consideradas impuras (Mc 2,15-17).
• Mateo 15,10-11: Jesús abre un nuevo camino para que la gente se acerque a Dios. El dice a la multitud: «Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.” Jesús invierte las cosas: lo impuro no viene de fuera hacia dentro, como enseñaban los doctores de la ley, sino de dentro hacia fuera. De este modo, nadie más precisa preguntarse si ésta o aquella comida o bebida es pura o impura. Jesús coloca lo que es puro o impuro a otro nivel, en el nivel del comportamiento ético. El abre un nuevo camino para llegar hasta Dios y realizar así el deseo más profundo de la gente: estar en paz con Dios. Ahora, de repente, ¡todo muda! A través de la fe en Jesús, era posible conseguir la pureza y sentirse bien ante Dios sin que fuera necesario observar todas aquellas normas de la “Tradición de los Antiguos”. ¡Fue una liberación! La Buena Nueva anunciada por Jesús sacó al pueblo de la defensiva, del miedo y le devolvió la voluntad de vivir, la alegría de ser hijo e hija de Dios.
• Mateo 15,12-14: Jesús reafirma lo que dijo antes. Los discípulos comunicaron a Jesús que las palabras de él producían escándalo entre los fariseos, pues decían exactamente lo contrario de aquello que los fariseos enseñaban a la gente. Pues, si la gente se tomara en serio la nueva enseñanza de Jesús, toda la tradición de los antiguos tendría que ser abolida y los fariseos y los doctores perderían su liderazgo y su fuente de renta. La respuesta de Jesús es clara y no deja lugar a duda: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. Dejadlos: son ciegos y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.” Jesús no disminuye el impacto de sus palabras y reafirma lo que había dicho antes.

Fuente : https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-divina-mateo-151-210-14