Skip to main content

EDD. miércoles 24 de junio de 2020.

Hoy, miércoles, 24 de junio de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (49,1-6):

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 138,1-3.13-14.15

R/.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R/.

No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,22-26):

En aquellos días, dijo Pablo: «Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: “Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.” Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.” Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación.»

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.
La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

La presencia de Juan Bautista en el santoral católico es del todo peculiar. Junto con Jesús y María, es el único del que celebramos la fiesta de su nacimiento, y pocos más pueden «presumir» de tener varias fiestas a su nombre (Pedro y Pablo). Dice Jesús: «Entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan el Bautista». Para añadir a continuación que el más pequeño de sus discípulos es mayor que él. O sea: que el Bautista es el profeta más relevante de la historia de la salvación… pero tú y yo -pequeños discípulos de Jesús- estamos por encima de él.

     Esta fiesta nos tiene que hacer mirar… hacia nosotros mismos. Porque el día de nuestro Bautismo fuimos consagrados como sacerdotes, reyes y «profetas». Es decir: que hemos sido consagrados al servicio de  Dios como portavoces de Jesús (eso es un profeta), como anunciadores y testigos del Reino, como denunciadores de la injusticia, la corrupción, como defensores de los más pobres. 

Nos fijamos en las lecturas escogidas para esta fiesta:

          § Siguiendo a Isaías, en la primera lectura, creo que hay que resaltar el gozo de autoproclamarse profeta a los cuatro vientos: Escuchadme, islas… pueblos lejanos… luz de las naciones… «tanto me honró el Señor, él es mi fuerza». No debemos ocultar ni arrinconar nuestra condición de profetas. Hemos sido elegidos, llamados por Dios, «él pronunció mi nombre» desde las entrañas maternas. Quiere decirse que no estamos aquí por casualidad, que hay Alguien que nos ha dado la existencia para que le sirvamos: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso», aunque no se indica aquí ningún motivo para este orgullo. Incluso podemos deducir que el «elegido» ha andado distraído, ocupado en otros asuntos, antes de descubrir su verdadera tarea o misión: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». 

     Ésta es la experiencia de muchos bautizados, que andamos cansándonos «en viento y en nada», gastando tontamente nuestras fuerzas… hasta el día en que descubrimos que el Señor ha intentado conducirnos, descubrirnos que él es nuestra fuerza, que nos honraba al querer contar con nosotros.

¿Para qué? Para hacernos «luz de las naciones». Es parecido a lo que Jesús anunció a sus discípulos: «Vosotros sois luz del mundo». Atentos a la expresión: «te hago». No dice «tienes que ser», no dice «esfuérzate en». Sino «te hago». Por ser llamado, consagrado, bautizado, elegido, hecho discípulo, el Señor nos convierte en «luz», hace de nosotros una luz para las gentes. Y hoy las gentes necesitan tanta luz, que seamos luz en medio de tanta confusión, de tanto bulo, de tanta agresividad, de tanta desgracia…

      § En cuanto al Evangelio, hay que destacar la «ruptura» que tiene lugar en el nacimiento, circuncisión e imposición del nombre al hijo de Zacarías e Isabel. Según la tradición judía, el hijo único (más aún si era de la casta sacerdotal) debía seguir y mantener la tradición del padre, cogerle el relevo.

El hecho de que el nombre del niño no coincida con el de su padre ni con el de ningún pariente (de la casta sacerdotal) quiere decir que va a seguir otros caminos («¿qué va a ser de este niño?»). El precursor del Mesías se aleja del templo donde ejercía su padre, de la estructura social judía, para convertirse en un «alternativo». Es lógico si es el precursor del Mesías, porque también Jesús se apartará del nacionalismo, de la estructura social de castas, se alejará del templo y del culto tradicional… para iniciar nuevos caminos.

    Juan optó por retirarse al desierto, apartarse de todo aquello que encerraba a Dios en esquemas fijos, en tradiciones, y legalismos,  etc… y poner otros acentos. El Bautista reclamará justicia y honradez; el Bautista denunciará la inmoralidad de los gobernantes; el Bautista llamará a un «cambio de vida», se dedicará a preparar caminos, despertar deseos, suscitar actitudes nuevas,  y a abrirse al mensaje de salvación del que viene detrás de él. Así que se convirtió en un personaje incómodo, como es incómodo cualquier portavoz de Dios (=profeta), y cualquiera que cuestiona las tradiciones y el sistema, o promueve cambios de fondo.

    Probablemente hoy tenga poco sentido marcharse al desierto y vestirse de maneras raras. Aunque el Papa no deja de insistirnos en que acudamos a las periferias existenciales, a los desiertos donde sobreviven tantas personas. Lo que sí sería significativo es tomar distancia crítica de muchas estructuras sociales y políticas, de no pocos «personajes» públicos cuyo estilo y opciones de vida están muy lejos del Evangelio, de tantas costumbres y tradiciones que hoy ya no valen… ponernos a discernir y practicar un estilo de vida alternativo, que en verdad sea «luz de las naciones». 

    La pandemia que estamos pasando ha dejado en evidencia muchas fragilidades: personales, sociales, políticas, económicas, y eclesiales. Muchos están reflexionando sobre los cambios necesarios en todos estos ámbitos. Me permito recomendar la reflexión del Papa, que puedes descargar aquí gratuitamente, en diversos idiomas: https://www.vaticannews.va/it/lev.html

   Jesús ya nos ofreció su estilo de vida alternativo y luminoso, él mismo fue «luz del mundo».  Pero tenemos que actualizarlo para nuestro mundo de hoy: Acoger y escuchar a los enfermos, a los mayores que están solos, a los emigrantes y refugiados, a los «descartados» del sistema, y prestar más atención a la justicia, a la paz, a la ecología, la solidaridad, la naturaleza… ser mucho más disponibles y serviciales, huir de la tentaciones de pactar con aquellos que buscan el beneficio para unos pocos, o para sí mismos, o para los de siempre. 

     En resumen: que las naciones, al mirar a los bautizados, pudieran comprobar que vamos «creciendo y nuestro carácter se afianza, porque la mano del Señor está con nosotros». Pidamos a Juan Bautista, que no nos falten profetas hoy, que nos recuerden lo esencial del Evangelio, y nos haga capaces de escucharlos y tenerlos debidamente en cuenta. Aunque a menudo nos descoloquen.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy