Skip to main content

Homilía para la Eucaristía del domingo 17 de mayo de 2020.

DOMINGO VI DE PASCUA.

Hechos 8,5-8.14-17: Dos partes. En la primera, la persecución desatada en Jerusalén provoca la evangelización de los samaritanos, que eran mal vistos por los judíos. En la segunda, los Apóstoles van a Samaria para hacerlos partícipes del Espíritu Santo.

1Pedro 3,15-18: El cristiano debe dar testimonio en el mundo incluso en la persecución, glorificando a Cristo en el corazón.

Juan 14,15-21: Primer anuncio de la venida del Paráclito. Así Cristo sigue presente en medio de sus discípulos.

1.- El evangelio de hoy suena a despedida. Ya vimos que el tema central del capítulo 14 es qué sucederá con los discípulos cuando Él no esté.

 Hoy vemos que la primitiva comunidad cristiana experimentó la persecución,  la dificultad. Esto provocó en algunos angustia, miedo; optaron por huir. Pero esta huída no fue estéril ya que siguieron predicando a Cristo, incluso comenzaron a romper fronteras. Se evangeliza a los samaritanos, considerados unos herejes dignos de ser menospreciados por los judíos. Y precisamente a ellos se les comunica, se los hace partícipes del mejor de los dones: el Espíritu Santo. De modo que el evangelio comienza a extenderse con la fuerza del Espíritu Santo. Y los samaritanos, como los otros creyentes, fueron llenos del Espíritu Santo.

2.- Los cristianos, estemos donde estemos, hemos de saber dar testimonio de Cristo.

Me llama la atención lo que dice la carta de Pedro: “Glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor”. Otros traducen: “Den culto a Cristo como Señor”. El primer testimonio de un cristiano es hacer de su vida un culto, es decir, por su conducta el creyente hace que Jesucristo sea reconocido como Dios y Señor. Es la mejor manera de dar razón de nuestra esperanza. Hoy día, inmersos como estamos en una sociedad pagana y hostil, no bastan los argumentos filosóficos y teológicos para defender la fe; es necesario llevar una vida coherente con la fe que profesamos.

Otra cosa que me llama la atención de la carta es lo que dice: “Háganlo con suavidad y respeto y con tranquilidad de conciencia”. O sea, sin fanatismos, sin “guerras santas”. No; sino con la vida, que debe ser un culto al Señor en el interior de nuestro ser. Para eso también nosotros hemos recibido al Espíritu Santo.

3.- Vivimos tiempos difíciles, de pandemia. Muchos tienen miedo, angustia, inseguridad. Vivimos, querámoslo o no, tiempo de cuarentena, de confinamiento. Y esta hace producir muchas consecuencias.

Como cristianos, como Iglesia, hemos de saber vivir la fe en este contexto diferente. No encerrarnos solamente, sino ser creativos, por ejemplo,  a la hora de celebrar nuestra fe. Tal vez esto nos exija buscar formas y expresiones nuevas de vivir y celebrar nuestra fe, redescubrir la riqueza de una Iglesia doméstica. No estamos solos!  Jesús nos dice hoy: “No los dejaré huérfanos”.

4.- Sí. El Señor promete hoy “otro Paráclito”. ¿Cómo? ¿Cuántos Paráclitos hay? Paráclito significa principalmente “asistente”, “acompañante”, “Asesor”, “Defensor”. Algunos traducen también por Consolador, peo esto no es muy seguro.  Pues bien, Cristo es nuestro primer Paráclito. Pero al marcharse promete “otro Paráclito”, otro asistente, otro asesor. Si Cristo es nuestro Abogado – Defensor ante el Padre (cfr. 1Juan 2,1), el Defensor en este mundo es el Espíritu Santo que se nos promete.  De modo que aunque nos sintamos atacados, hostigados, acusados y acosados, no temamos. Con la ayuda de tal Defensor podemos hacer de nuestra vida un culto al Señor, glorificar al Señor en nuestros corazones.  Con tal Asesor bien podremos dar razón de nuestra esperanza.

El Señor permanece con nosotros. La Cuarentena te impedirá participar en la Eucaristía, unirte al Señor en la santa Comunión. Que esto te sirva para acrecentar más tu apetito de tener al Señor.

Seamos creativos, no estamos solos, Él nos asesora y nos acompaña. ¡Qué bien podemos hacer de nuestro hogar, aunque sea con algunos, una Iglesia Doméstica, que celebra a Jesús como a su Señor! Y tener presente a tantos amigos y conocidos que en este momento están con el Virus.

  Hermano Pastor Salvo Beas.