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Homilía para la eucaristía del domingo 26 de enero de 2020.

Paz y Bien a todos. Y feliz encuentro de los hermanos en Boroa. 

DOMINGO III DEL AÑO.

Isaías 8,23-9,3: Gozoso anuncio de la salvación mesiánica que comienza en Galilea de los gentiles, región semipagana, sumida en la oscuridad. Ellos serán los primeros en ser iluminados. Fruto de todo esto: liberación-paz.

1Corintios 1,10-14.16-17: Ante una comunidad dividida Pablo insiste que lo único que une a una comunidad de fe es Cristo, al que Pablo proclama con toda fuerza.

Mateo 4,12-23: Primeras actividades de Jesús en Galilea, para dar cumplimiento al anuncio de Isaías. Dos aspectos: Jesús proclama la Buena Noticia del Reino de Dios y llama a los primeros discípulos.

1.- Lo primero que llama la atención es el tono alegre del mensaje. Se anuncia la luz, la liberación, la salvación precisamente a aquellos que carecen de la luz, de la libertad y sufren la esclavitud en distintas manifestaciones. Y en el mismo sentido, no sólo Mateo, sino todo el Nuevo Testamento es un mensaje esperanzador, ya que se habla de la Buena Noticia del Reino, es decir, Evangelio.

Así vemos cómo Pablo se siente portador, proclamador de la Buena Noticia del Reino. Y el evangelio nos presenta hoy a Jesús como un proclamador de la Buena Noticia del Reino. Noticia que no queda sólo en el mensaje; Jesús anuncia y realiza salvación “sanando todas las enfermedades y dolencias de la gente”.

La misión de Jesucristo es Proclamar – Realizar la salvación, es decir, evangelizar. Y no será otra la misión de Pablo y los discípulos.

2.- Por eso el Señor llama a su seguimiento, para que sus discípulos contribuyan en esta labor de ser portadores de una Buena Notica. Muchas veces en los evangelios se muestra al Señor enviando a sus discípulos a proclamar el mensaje del Reino.

Pero, hermanos, hemos de comprender lo que es el Reino de Dios. El Reino es un estilo de vida, un tiempo de paz, de reconciliación, armonía. Reino que no está ligado a un territorio o a una cultura determinada; es, insisto, un estilo de vida. San Pablo dice: “El Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida, sino de justicia, de paz y gozo en el Espíritu Santo. El que sirve a Cristo de esta manera es agradable a Dios y goza de la aprobación de los hombres. Busquemos, por lo tanto, lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14,17-19).

3.- Desgraciadamente existen en el mundo señales que indican que el Reino de Dios está ausente en muchos sectores y ambientes de la sociedad. Dios no reina en esos ambientes  porque no se le hace caso, hay divisiones, rencillas internas. Es lo que sucedía a la Comunidad de Corinto. Y es lo que sucede también en muchas comunidades cristianas, dividida en bandos rivales. Sucede también en las familias rotas, quebradas por los celos, la  desconfianza, el machismo y feminismo. El Reino de Dios está ausente en el mundo de la política. La inmadurez de nuestra sociedad ha llegado a tal grado que hoy ser rival es sinónimo de enemigo. Disentir suena a llevar la contra. Todo esto y mucho más es señal de ausencia del reinado de Dios. Por eso, lo que vivía la región de Galilea, vida en tinieblas, es signo de No-Reino de Dios.

4.- Pero allá va el Señor portando una  Buena Noticia. Lo mismo quiere de sus discípulos. El Señor nos quiere Pescadores de hombres, es decir, que sepamos sacar del mar de la ignorancia, del mar de la división, del odio, de la oscuridad a los hombres, pero no con amenazas, sino con Buenas Noticias. Hace falta pescadores. Todo discípulo de Cristo, por ser tal, es enviado a pescar. Pescar sí, pero no en la orilla, no pescadores de playa, sino de aguas profundas. Esta es nuestra tarea, mía y suya. Debemos ser portadores de un mensaje, de una Buena Noticia. Necesitamos una Iglesia portadora de un mensaje de liberación y reconciliación.

“El Señor es mi Luz y salvación”.  Con Él podemos cumplir con este tremendo desafío de ser los implantadores del Reino de Dios en nuestros ambientes.

                            Hermano Pastor Salvo Beas.