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Homilía para la Eucaristía del domingo 22 de diciembre de 2019.

Ya se acerca el Día de la salvación. Paz para ustedes y sus hogares.

ADVIENTO IV.-A.

Isaías 7,10-14: El rey Ajaz, bajo una falsa religiosidad oculta una absoluta falta de fe en Dios. La señal que ofrece el profeta es signo de protección divina, señal desconcertante que sólo se comprenderá a la luz del Nuevo Testamento.

Romanos 1,1-7: Saludo inicial de la carta, en el que Pablo presenta su misión evangélica, la cual consiste en presentar a Jesucristo como Hijo de Dios y Mesías en su condición humana, descendiente de David.

Mateo 1,18-24: El texto contempla el nacimiento de Jesús sin concurso de varón, lo que manifiesta la presencia del Señor que salva. Todo es obra del Espíritu Santo.

1.- Poco a poco nos vamos acercando al núcleo del misterio que celebraremos en Navidad. Dios nos ofrece una señal, y no cualquier señal, sino una desconcertante, una que el racionalismo humano no puede ni quiere aceptar. La señal no es otra que DIOS CON NOSOTROS. Frase que encierra un gran misterio. Es Dios mismo quien viene a salvar, por eso  se hace presente entre nosotros: Él será nuestra bendición. Y lo será por una sucesión davídica definitiva, a través de una Doncella, que Mateo traducirá por “Virgen”. El evangelista contempla el nacimiento de Jesús de un modo virginal, concibió antes que vivieran juntos dice el texto. Pero no dice más. Todo es gracia, es obra del Espíritu de Dios, no es obra de la carne. Es que la carne no salva a la carne. La salvación viene de lo alto. Y esto es lo que a la soberbia del hombre cuesta admitir.

2.- “Dios con nosotros”. El Dios de la Biblia no es sólo el Altísimo; es también el muy próximo. Es el Creador presente a su obra, el Salvador presente a su Pueblo. El hombre busca a Dios, pero es Dios quien llega y se hace presente al hombre de una manera inimaginable. Su presencia se hace realidad, una realidad tangible, por eso es una señal, es Jesús, el “Dios-con-nosotros”. Presencia que tiene sus signos. Y el signo más característico de esta presencia es la Paz, que tantas veces aparece prometida en los Profetas.

Esta presencia de Dios es un Don, un regalo que nosotros no merecemos. Pero Dios que es Amor viene a nosotros. Por su venida a la Virgen  el Espíritu Santo realiza el don prometido. Jesús, hijo de David según la carne, es también el Hijo de Dios vivo que, encarnado, viene a hacerse presente en medio de la humanidad.

3.- Me pregunto: ¿podremos celebrar un misterio tan grande? ¿Podremos celebrar a un “Dios con nosotros” cuando se vive de espaldas a Dios?  Porque lo característico de este tiempo es la cultura del “no estoy ni ahí” con Dios, con la religión, con la Iglesia. Incluso se ha demostrado que hay muchos que no están ni ahí con sus semejantes. ¿Cómo puede celebrar la Navidad, al Dios con nosotros, una sociedad que, según el decir de un pensador: “Dios ha muerto, las grandes finalidades se extinguen”?  Es una tragedia el que se diga que Dios ha muerto, pero es peor procurar la muerte de la humanidad. El fracaso de la COP 25 debido a la prepotencia de algunos gobiernos lo está demostrando. Pero, a pesar de esta realidad pesimista y en medio de la misma, la Palabra brilla como una luz: “Miren, la joven dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel = Dios con nosotros.

4.- Este domingo sabe a Navidad, ya que nos introduce en el Misterio del Dios que se quiere hacer presente y sigue estando presente. Porque por su Espíritu está presente entre nosotros en su Palabra, en la eucaristía, en la convivencia fraterna y pacífica. Él siempre está presente.

Deber nuestro es hacerlo presente en nuestro mundo. Hacerlo presente en nuestros ambientes, allí donde hay muchos que no quieren saber de Dios. Presente en nuestra familia. Que nuestros niños aprendan de nosotros a percibir y valorar la presencia del Señor en lo simple, en todos los acontecimientos de la vida. Que por nuestro medio sepan valorar lo simple y profundo del Misterio de la Navidad. Si nosotros no lo hacemos ¿quién lo va a hacer? No lo esperemos de la sociedad, de los medios de comunicación social. Hoy está presente y lo celebramos y le decimos: Ven, Señor Jesús.

         Hermano Pastor Salvo Beas.