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Homilía para la Eucaristía del domingo 08 de diciembre de 2019.

Ya viene el Sol de Justicia, asoma la Estrella luciente de la mañana.

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN.

Génesis 3,9-12.20: Entra en escena el pecado: querer ser como dioses. También entra en escena Dios que encara al hombre. Podemos destacar del texto: -se esconden porque están desnudos=se dan cuenta que son criaturas; -Reacción ante la culpa=excusarse; -se anuncia el triunfo sobre el mal=un hijo de la mujer aplastará la cabeza, vencerá.

Efesios 1,3-6.11-12: Pablo resume, en un Himno de bendición, la acción salvadora de Dios en seis bendiciones. El texto recoge tres: elegidos para ser santos, destinados a ser hijos por adopción; -constituidos herederos en Cristo. Todo es gracia, todo es obra del Espíritu de Dios, que es sello de garantía de esta nueva condición.

Lucas 1,26-38: Anuncio del nacimiento de Jesús. María es saludada con un nuevo nombre: “Llena de gracia”, es decir, la que ha recibido un gran favor de parte de Dios.

1.- Esta celebración bien la podemos sintetizar con las palabras de san Pablo: “Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo”.  Sí, bien podemos y debemos bendecir a Dios, es decir, reconocer y alabar al Señor por ser Él quien es, el autor de toda maravilla. Sí, como lo confiesa el Apóstol, todos hemos sido favorecidos por Dios, hemos recibido el gran favor de ser elegidos, santificados, para ser hijos y herederos suyos en Jesucristo el Señor. ¿Por qué? Porque Él es Padre, es fuente de todo amor, de toda bondad. Porque cuando todos nosotros yacíamos en las sombras de muerte, “porque estábamos condenados a la ira, igual que los demás” (Efesios 2,3), sin embargo, en su amor misericordioso nos hizo revivir con su Hijo Jesucristo, y todo esto gratuitamente (cfr. Efesios 2,4-6). Todo es Gracias. Muchas veces hablamos de Gracia. Pero, ¿qué es gracia?

2.- Gracia es varias cosas:

– Es benevolencia divina: Dios se inclina benévolamente hacia la criatura: hacia María, hacia todos nosotros.

– Es gratuidad: Dios es gratuito, como gratuito es el sol que a todos nos alumbra. Dios no nos ama porque seamos buenos, sino que somos buenos porque Él gratuitamente nos amó.

– Es belleza-encanto: una persona puede ser agraciada, graciosa. ¡Qué gracia tiene esta persona! María tiene gracia: “Toda hermosa eres, María”.

– Es don-regalo-favor: san Pablo nos dice que hemos sido salvados gratuitamente, porque Dios nos regaló todo lo que somos y tenemos.

– Es tener agradecimiento: consecuencia de todo lo anterior. El que ha sido agraciado reconoce-agradece el don recibido. El hombre agraciado se hace gracia para los otros, ya que “el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (Gaudium et Spes 24c).

3.- Si todo lo que llevamos dicho es cierto, es una realidad, de igual manera lo es lo que nos presenta el Génesis. Por ser humanos somos pecadores. “Errar es propio del ser humano”. Es que todos hemos sufrido la mordedura, todos hemos experimentado la tentación en nuestro interior. Esa tentación de creernos dioses. Por eso atropellamos: al hermano, a la creación, a nosotros mismos….a Dios. Por eso, como lo recordaba, estábamos condenados a la ira. Y no es que Dios nos quiera condenar (ya hemos visto lo que Él hace con nosotros), sino sufrimos las consecuencias de estos atropellos. Y no hace falta ejemplificar ya que lo hemos estado viviendo hace rato en Chile y en el mundo. Los atropellos generan todo tipo de abuso. Y todo esto lo detesta Dios, que quiere nuestro bien.

4.- Hoy Dios viene a nuestro encuentro, nos busca, nos llama: “¿Dónde estás?” Nos busca porque nos ama, porque nos quiere, ya que somos sus criaturas.

Bendigamos al Señor, porque nos colma de bendiciones. Así  como colmó de gracia a María, al punto que le cambió el nombre, vio en Ella a una nueva criatura, la llamó diciendo: “Alégrate, Llena de gracia”, del mismo modo en su Hijo ve a cada uno de nosotros y nos llama con un nuevo nombre: “Hijo mío eres tú”. Por eso debemos bendecir a Dios siempre.

María, la Llena de gracia, es la estrella de la mañana que anuncia la llegada, el nacimiento del “Sol de justicia que viene de lo alto”. Por eso, con el ángel, con Dios mismo, le decimos: “Alégrate, Llena de gracia, el Señor está contigo”. Y yo, ministro de ustedes, con gozo les saludo y les digo: “El Señor está con ustedes”.    

Hermano Pastor Salvo Beas.