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Homilía para la Eucaristía del domingo 08 de septiembre de 2019.

Un cordial saludo a todos ustedes. Paz y Bien.

DOMINGO 23 DEL AÑO.

Sabiduría 9,13-19: ¿Puede el hombre conocer la voluntad de Dios? Teóricamente sí, pero las limitaciones y pasiones ofuscan y oscurecen la mente humana. El texto evoca lo precario de la existencia humana. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo y la Sabiduría de Dios (Jesús) podemos conocer lo que Dios y valora.

Filemón 9-10.12-17: El Apóstol plantea algo nuevo: las nuevas relaciones humanas entre amo y esclavo. Si ambos se encontraron con Cristo, ambos adquieren una nueva relación en virtud del Espíritu Santo recibido. Es la revolución del Amor de Dios.

Lucas 14,25-33: Exigencias para ser discípulo; son tres las que dice el texto: a) Amar a Jesús más que a la propia familia. b) Cargar con la cruz para ir en pos de Él. c) Renuncia de todas las posesiones. Todo esto exige discernimiento.

1.- El Apóstol Pablo dice: “¡Qué profunda y llena de riqueza es la Sabiduría y la ciencia de Dios!      ¡Qué insondables son sus caminos!” (Romanos 11,33-34). Cierto, muy cierto.  Frente a la Sabiduría de Dios somos muy limitados. Sólo gracias a la ayuda de su Santo Espíritu podemos penetrar en Dios y saber lo que a Él le agrada. Es cierto que somos capaces de conocer a Dios por medio de la razón, como afirma el Concilio Vaticano I, porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente por medio de sus obras (cfr. Romanos 1,11-20). Sin embargo, le cuesta a nuestra razón oscurecida por nuestras limitaciones conocer lo que Dios quiere. Y de hecho, el racionalismo está enceguecido, no ve, no conoce lo de Dios. Pero con la ayuda de Él, de su Espíritu, sí podemos entender lo que expone Jesús en su evangelio, las categorías y valores del Reino de Dios. Así como el domingo pasado su Palabra nos mostraba cuál debe ser la actitud de un discípulo: la Humildad. Sin su Sabiduría esto no se capta.

2.- Llama la atención la carta a Filemón, escrita e inspirada en la Sabiduría de Dios. Sabemos que la esclavitud era parte del sistema socio-económico de la sociedad grecorromana. Pablo no es Marx; éste proclamaba: “Proletarios del mundo uníos”, para cambiar el sistema. Pablo, en cambio, desde la fe, plantea otra cosa: “Que cada uno permanezca en el estado en que se encontraba cuando Dios lo llamó. ¿Eras esclavo al escuchar el llamado de Dios? No te preocupes…porque el que era esclavo, ahora es un hombre libre en el Señor; de la misma manera, el que era libre cuando el Señor lo llamó, ahora es un esclavo en Cristo”(Romanos 7,20-22). Se entabla una nueva relación gracias al Espíritu Santo que fue comunicado. ¿Utopía? No, si tenemos la Sabiduría de Dios.

Y lo que plantea Jesús en el evangelio va por la misma línea; no se puede  comprender ni aceptar si no se tiene la Sabiduría de Dios. Sus exigencias son radicales y responden a otra mentalidad. El que quiera ser un discípulo necesita hacer un vacío para ser llenado, para ser poseído por Dios. El ser cristiano conlleva una tremenda exigencia, es vivir una nueva existencia, que exige una preparación intensa, un discernimiento permanente, como la de aquellos que van a construir un edificio o entablar una guerra. Ellos se preguntan si con lo que poseo podré tener éxito. El cristiano debe preguntarse: ¿cuánto me falta para no poseer nada, para ser libre y disponible? Ya nos damos cuenta por dónde va lo que el evangelio plantea.

3.- En el mundo, donde se piensa que todo se resuelve con el racionalismo, con la ciencia humana,  se menosprecia a la Sabiduría de Dios. La gente de hoy es como los judíos en Cafarnaún que, después de escuchar a Jesús, decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?” (Juan 6,60). Y por eso, es más fácil y cómodo reducir el mensaje del Señor a una simple religión, en la que quedamos tranquilos cumpliendo ritos y normas. Y Jesús no nos trajo una religión, sino una forma de vida inspirada en los criterios del Reino, los que sólo se captan con la ayuda del Espíritu Santo.

Por eso, dada nuestra fragilidad humana, el Mensaje del Señor ha sido desvirtuado y rechazado. Le hemos echado agua al vino nuevo del Reino.

4.- Hoy queremos reconocer que sólo Dios es Sabio, solo Dios es Santo, solo Dios es Fuerte.

En comunión con Él podemos tener un corazón sabio, para que sepamos calcular nuestros años, nuestros conocimientos, nuestra vida. Para que sepamos verlo todo desde la perspectiva de Dios. Que su Espíritu transforme nuestra mente así como va a transformar este pan y este vino, para que así podamos comprender “¡Qué profunda y llena de riqueza es la Sabiduría y la ciencia de Dios!”

Conectados con el Señor podemos ser proclamadores del Reino de Dios.

   Hermano Pastor Salvo Beas.