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Homilía para la Eucaristía del Domingo 11 de agosto de 2019.

Paz y Bien. Feliz día de la Madre santa Clara.

DOMINGO XIX DEL AÑO.

Sabiduría 18,5-9: Reflexión sobre lo que fue aquella Noche, en la primera Pascua. Fue un tiempo de salvación para unos y de condena para otros. Noche que siempre han de tener presente los israelitas como un Memorial.

Hebreos 11,1-2.8-19: Descripción de la fe: garantía de lo que se espera y certeza de lo que no se ve. Y se propone una serie de ejemplos de fe, entre los que sobresale Abraham, que creyó contra toda evidencia y esperó contra toda esperanza.

Lucas 12,32-48: Somos el pequeño Rebaño que pone su seguridad en el Padre que nos ha elegido. De allí, un estilo de vida en fe: caminar en fe.

1.- Hermanos, hay una película muy hermosa que se proyectó años atrás; se titula “Los coristas”. En ella un coro de niños canta:“Oh noche, ven a darle a la tierra la calma encantada de tu misterio, la sombra que la escolta es tan dulce cantando la esperanza”.En verdad, la noche encierra su misterio; por eso el sabio reflexiona y hace memoria de aquella Noche que nunca se ha de borrar de la mente de un Pueblo creyente, la Noche de la primera Pascua, que fue tiempo de salvación para unos y de condenación para otros.

La noche fue tiempo de salvación porque el Señor pasó para liberar a su Pueblo. Tiempo de salvación porque el Señor pasó de la muerte a la vida. Tiempo que no debe quedar en el pasado, como algo histórico solamente, como algo que sucedió y punto. No, es y debe ser una Memoria, es decir, darle un significado actual a aquello que entonces ocurrió. Por eso el Pueblo creyente hace Memoria de aquella noche santa, de salvación.

2.- Pero sólo desde la fe se puede hacer presente lo que Dios ha realizado en el tiempo. Por eso, nosotros los cristianos en nuestra liturgia no celebramos efemérides, aniversarios, sino Misterios de fe, gestas de salvación que el Señor ha realizado con su Pueblo. Y hacemos presente estos misterios para alimentar nuestra fe en el Señor siempre presente que salva a todos.

Nosotros los cristianos, la Iglesia, somos ese pequeño Rebaño del Señor que camina en fe. Podemos ser insignificantes en número, podemos no hacer noticia positiva. Pero somos el pequeño Rebaño que tiene la certeza de que el Señor cumple. Por eso, lo que dice la carta es válido hoy para nosotros. La fe es la mejor garantía de lo que esperamos, y es también la certeza de lo que no vemos, ni entendemos. Sólo con esta fe podemos vivir en este mundo, atentos, vigilantes, sin quedarnos dormidos.

3.- La noche es tiempo de salvación, sí. Pero también es tiempo de la maldad. De noche es cuando se asalta, se roba, se mata y se cometen muchos males.

La noche cubre actualmente a la Iglesia con el pecado que el mundo no se cansa de enrostrarnos. Es en este tiempo de crisis, de oscuridad, en el que reina el oscurantismo de los medios de comunicación social, que produce tanta confusión, cuando nosotros debemos avivar nuestra fe. El Señor nos lo advierte: “Estén preparados…” pongan su seguridad allí donde no se acerca el ladrón. El mundo busca seguridad en las cámaras de vigilancia, en los guardias y sirenas de alarma. Pero no está vigilante; igual hay robos, asaltos, tráfico de drogas.

Nosotros los cristianos hemos de tener la mejor seguridad: “estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.

4.- Hoy, como creyentes, como pequeño Rebaño del Señor, celebramos, hacemos Memoria del Señor que salva. Hacemos Memoria de Él, que en la Noche de la Pasión, nos ordenó celebrar lo que ahora vamos a realizar: la Cena, el comer su Cuerpo y su Sangre. “Hagan esto en Memoria mía”.

Que esta celebración nos ayude a ser siempre agradecidos, siempre con una fe viva y despierta.

Con Jesús, el Testigo fiel, con todos los mártires y santos, que son los testigos de la fe, queremos hoy alabar al Señor. Y con mucha fe podemos decir con el salmista: “Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo”.

                                         Hermano Pastor Salvo Beas.