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Comentario al evangelio de hoy viernes 12 de julio de 2019.

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas.

Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.

El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El compromiso con Jesús es de largo plazo: En tiempos difíciles recibiremos su ayuda. Nuestras convicciones acerca de Él pueden llevarnos a un conflicto, incluso con los más cercanos. Se nos compara con las ovejas, las que encuentran su camino entre los lobos si es que siguen al pastor. Mantenemos nuestra vista en el Señor que nos guía en el camino.

Al permanecer con esta lectura durante la oración, podemos nombrar algunas de las dificultades que experimentamos para ser mejores personas, y conversar con Jesús acerca de ellas. Advertimos cuán gentil, apreciativo y agradecido Él está, porque hacemos nuestro mejor esfuerzo. Podemos contarle cómo nos sentimos frente a su manera de ser; es como si una parte de nosotros va a confiar, pero otra parte se resistirá.

«Uds. recibieron gratis este poder, no cobren tampoco por emplearlo». Este es el llamado del discípulo: reconocer con gratitud todo lo que hemos recibido, de modo que podamos dar gratuitamente. Esto nos purifica del orgullo o de la autocomplacencia, al darnos cuenta de que todos somos recipientes de la misericordia de Dios, y que podemos mirar con respeto y gratitud a todos los que somos enviados/as. Al oír a Jesús dando instrucciones a sus discípulos, pedimos la gracia de permitir que sus palabras nos hagan mejores discípulos/as.

Las palabras de Jesús, como el mismo Jesús, siempre llevan consigo un juicio, tanto para quienes lo acepten como para aquellos que lo rechacen. Oremos por la conversión de quienes están cerrados a las buenas nuevas de Jesús, y por la más profunda conversión de nuestro propio corazón.

«Nuestra pertenencia filial a Dios no es un acto individual sino eclesial: la comunión con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es fuente de una vida nueva junto a tantos otros hermanos y hermanas. Y esta vida divina no es un producto para vender —nosotros no hacemos proselitismo— sino una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar; este es el sentido de la misión. Gratuitamente hemos recibido este don y gratuitamente lo compartimos, sin excluir a nadie. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y a la experiencia de su misericordia, por medio de la Iglesia, sacramento universal de salvación.»
(Mensaje de S.S. Francisco, 10 de junio de 2019).

Fuente : http://es.catholic.net/op/articulos/73069/agradecer-lo-recibido-darlo-gratuitamente.html#modal