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EDD. viernes 03 de mayo de 2019.

Viernes de la segunda semana de Pascua
La Exaltación de la Santa Cruz
Fiesta 
Color: rojo

El año 335, en tiempos de Constantino, se dedicó solemnemente una basílica sobre el sepulcro de Jesús en Jerusalén y se celebró también el hallazgo de la verdadera cruz de Cristo.

La Cruz de Cristo es el trofeo de su victoria pascual sobre la muerte. El Hijo del hombre levantado en alto es exaltado. El crucificado por su obediencia hasta la muerte es glorificado. Así, Él, desde la Cruz gloriosa es el Árbol de la Vida que otorga los frutos del Espíritu.

Antífona de entrada             Cf. Gál 6, 14

Debemos gloriamos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección; por El hemos sido salvados y redimidos.

Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que has querido que tu Hijo unigénito sufriera el tormento de la cruz para salvar al género humano, concédenos que, después de haber conocido este misterio en la tierra, podamos alcanzar en el cielo el premio de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Cuando alguien era mordido, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.

Lectura del libro de los Números   21, 4b-9

En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!

Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.

El pueblo acudió a Moisés y le dijo: Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes.

Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano.

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.

SALMO RESPONSORIAL  77, 1-2. 34-38

R/No olviden las proezas del Señor.

Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado.

Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a Él ansiosamente: recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador.

Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con Él y no eran fieles a su alianza.

El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor.

SEGUNDA LECTURA

Se anonadó a sí mismo. Por eso, Dios lo exaltó.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos   2, 6-11

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.

Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: Jesucristo es el Señor.E

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Aleluya.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.

EVANGELIO

Es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 13-17

Jesús dijo:

Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

Fuente :
http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2019-05-03

REFLEXIÓN :

El texto que hoy la liturgia nos propone está sacado de la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. No nos tiene que sorprender el que el pasaje elegido para esta celebración forme parte del cuarto evangelio, porque es justamente este evangelio el que presenta el misterio de la cruz del Señor, como exaltación. Y esto está claro desde el comienzo del evangelio: “Así como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre” (Jn 3,14; Dn 7,13). Juan nos explica el misterio del Verbo Encarnado en el movimiento paradójico del descenso-ascenso (Jn 1,14.18; 3,13). Y es éste el misterio que ofrece la clave de lectura para comprender el despliegue de la identidad y de la misión de Jesucristo passus et gloriosus, y podemos decir con razón que esto no vale solamente para el texto de Juan. La carta a los Efesios, por ejemplo, se sirve de este mismo movimiento paradójico para explicar el misterio de Cristo: “Subió. ¿Qué quiere decir, sino que había bajado con los muertos al mundo inferior?” (Ef 4,9).

Jesús es el Hijo de Dios que al hacerse Hijo del hombre (Jn 3,13) nos hace conocer los misterios de Dios (Jn 1,18). Esto el solamente puede hacerlo, ya que el sólo ha visto al Padre (Jn 6,46). Podemos decir que el misterio del Verbo que baja del cielo responde al anhelo de los profetas: ¿quién subirá al cielo para revelarnos este misterio? (cfr. Dt 30,12; Prov 30,4). El cuarto evangelio está lleno de referencias al misterio de aquel que “ha bajado del cielo” (1 Cor 15,47). He aquí algunas citas: Jn 6,33.38.51.62; 8,42; 16,28-30; 17,5.

La exaltación de Jesús está justamente en este bajar hasta nosotros, hasta la muerte, y a la muerte de cruz, desde la cual él será levantado como la serpiente en el desierto y “todo el que la mire … no morirá” (Núm 21,7-9; Zc 12,10). Este mirar a Cristo ensalzado, Juan lo recordará en la escena de la muerte de Jesús: “Mirarán a aquel que traspasaron” (Jn 19,37). En el contexto del cuarto evangelio, el dirigir la mirada quiere significar, “conocer”, “comprender”, “ver”.

A menudo en el evangelio de Juan, Jesús se refiere al hecho de ser levantado: “Cuando hayan levantado en alto el Hijo del hombre, entonces conocerán que yo soy” (Jn 8,28); “‘cuando yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí’. Jesús daba a entender así de qué muerte iba a morir” (Jn 12,32-33). También en los sinópticos Jesús anuncia a sus discípulos el misterio de su condena a muerte y muerte de cruz (véase Mt 20,17-19; Mc 10,32-34; Lc 18,31-33). En efecto, Cristo tenía que “sufrir todo esto y entrar en la gloria” (Lc 24,26).

Este misterio revela el gran amor que Dios nos tiene. Es el hijo que nos es dado, “para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”, este hijo a quien nosotros hemos rechazado y crucificado. Pero justamente en este rechazo de nuestra parte, Dios nos ha manifestado su fidelidad y su amor que no se detiene ante la dureza de nuestro corazón. El actúa la salvación, a pesar de nuestro rechazo y desprecio (cfr. Hechos 4,27-28), permaneciendo siempre firme en realizar su plan de misericordia: “Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por él”.

Fuente :
https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-divina-exaltaci-n-santa-cruz